Capítulo 3

-¡Mamá, ya llegué!- grité al entrar a la casa.

El día se sintió más largo de lo normal. No me había sentido así desde que empecé la universidad. A pesar de haber pasado el día con Tessa, aún me sentía sin energías. Espero que unas horas de siesta sirvan de algo.

-Hola, amigo- saludé a Dexter, mi perro, quien me recibió primero meneando su cola. Dexter es el perro de la familia, quien, de hecho, ya está algo viejo ahora.

-¿Eres tú, Elian?- preguntó mamá desde la cocina.

Dejé mi abrigo en el perchero al lado de la puerta y, antes de responder, mamá apareció en la sala con su delantal floreado y su cabello rizado atado en una cola alta. Mamá tenía a penas unas arrugas en su rostro, pero su apariencia nunca cambiaba.

-¿Cómo te fue hoy?- dijo con una sonrisa en sus labios.

-Me fue bien, pero estoy algo cansado. Voy a descansar un poco en mi habitación- rasqué mi cuello y tomé mi mochila, a punto de dirigirme a las escaleras.

-Claro, hijo- mamá accedió y yo le agradecí. Me dirigí hacia las escaleras, pero antes de subir, la voz de mamá me detuvo en el primer escalón. -¡Ah! Casi lo olvido- dijo, acercándose a mí. -Llegó un paquete para ti hace unas horas, lo dejé en tu habitación. El repartidor dijo que era urgente que lo tuvieras y me pidió que te lo dijera apenas llegaras.

Fruncí el ceño y la miré inclinando mi cabeza a un costado. En primera; eso sonaba muy extraño, y en segunda; ¿de qué paquete estará hablando?

-¿En serio? No recuerdo haber pedido nada estos días- respondí ingenuo. Las únicas veces que hacía pedidos a domicilio eran solamente para comprar cómics o figuras de colección específicas.

-Eso dijo el repartidor. Parecía nuevo y se veía muy joven. Seguramente es su primera entrega- dijo mamá buscando una explicación a tal incógnita.

-Bien. Gracias por avisarme, mamá- le sonreí y luego subí las escaleras. Mientras subía los escalones, comencé a imaginar qué podría ser lo que sea que esté dentro de ese paquete y quién podría habérmelo enviado. Tal vez incluso podría ser una broma de alguien o una equivocación de la empresa de repartos.

Yo que sé. Había muchas posibilidades.

Entré en mi habitación y dejé mi mochila en la silla de mi escritorio. Cerré la puerta para poder dormir unas horas y cuando me di la vuelta vi el misterioso paquete sobre mi cama. Era una caja más o menos mediana, pero se veía un poco rara. No se veía maltratada ni tenía una presentación elegante, solo tenía un hilo dorado atado en un nudo delicado e impecable en el medio de la caja.

Fruncí el ceño y me acerqué a mi cama para mirar la caja mejor y más de cerca. La tomé en mis manos y la revisé lentamente, cuidadoso de lo que sea que pudiera pasar. No tenía ninguna etiqueta que me diera información de la empresa de envíos o de la persona que me lo había enviado. Solamente tenía mi nombre, el cual parecía escrito con tinta dorada.

La caligrafía de las letras era de otro nivel, muy elegante y misteriosa a la vez. El paquete no se veía tan raro, pero aun así, su procedencia era dudosa, por lo que no me permití bajar la guardia en ningún momento.

Sin darle más vueltas, desaté el hilo dorado y abrí la caja lentamente. Al abrirla, lo primero que vi fue una nota escrita en un papel que parecía estar quemado y el relleno de adentro era de pétalos de flores secas y cenizas. El aroma era extraño, pero, a decir verdad, no me desagradaba en absoluto. Tomé la nota y, antes de leerla, vi que en el fondo había una rosa bastante peculiar.

Me sorprendí al verla y dejé la nota a un lado para agarrar la rosa con mi otra mano. El tallo no tenía espinas y, tanto este como sus hojas tenía un color negro que hacía resaltar el rojo de sus pétalos, el cual era muy brillante e intenso. Parecía tener algunos cristales también, haciendo que los pétalos brillaran aún más con la luz. Sin duda, no era una rosa común y su aroma era dulce y fuerte, como el perfume de una frágil mujer.

Recuerdo que me quedé viendo esa rosa por varios minutos para luego leer la nota escrita con tinta dorada en aquel extraño papel que decía:

..."Mi zorro dorado. Espera un poco más. Pronto te veré otra vez."...

Luego de eso, mi vista se nubló y mi cabeza comenzó a doler con intensidad. Sentí que mi cuerpo se tambaleaba y perdía fuerza hasta que caí encima de mi cama. Me desmayé sin alguna lógica explicación y al abrir mis ojos, otra vez estaba en aquel sueño. Pero, esta vez el hombre no estaba ahí, sino más bien un chico que parecía tener la misma edad que yo.

-Viene por mí, ¿verdad?- dijo con algo de emoción en su voz. -Si lo ves, dile que lo estoy esperando. Por favor...- al decir aquello una sonrisa se dibujó en sus labios, demostrando una profunda tristeza y añoranza, como extrañando a ese alguien a quien estaba esperando.

El chico tenía cabello castaño y ondulado y sus ojos eran del mismo color que los míos. Llevaba puesta una vestimenta blanca y, a su alrededor, unas luces doradas lo acompañaban. En ese instante, recordé al niño que soñé en la noche anterior y me di cuenta de que ese niño y este chico eran la misma persona.

No recuerdo mucho después de eso, pero sí recuerdo el rostro entristecido de aquel chico de ojos dorados y su voz que transmitía un profundo y amargo dolor. Este chico parecía extrañar a alguien. De hecho, me sentí identificado con ese sentimiento.

La persona que él estaba esperando, era alguien a quien amaba. Pero, ¿tendrá algo que ver con ese hombre que aparece en mis sueños también?

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Mariela Canales

Mariela Canales

intrigante /Casual//Casual//Casual/

2024-05-19

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