Capítulo 5

A penas le abrieron la reja metálica de la casa de Camila, Gianella salió al encuentro de su mamá, abrazándola.

—Mamá, pedoname po favod. —Sollozaba la niña—.No debí mentite, lo siento.

—¿De qué hablas, cariño?

—Papá nunca me ha pegado, yo te mentí, a todos les mentí... lo siento mamá.

—Gracias por cuidarla. —Luis le agradeció a Juan.

—No te preocupes, necesitabas ayuda y somos los únicos que conoces por aquí.

—Nos alegra mucho de que estés bien, Mariana. —Expresó María—.Luis estaba tan preocupado anoche, pero lo importante es que estás de vuelta.

—Una vez más, gracias.

—Si  gustan pueden dejarla otra noche más acá, ya que con Cami son muy amigas y pueden pasar jugando toda la noche.

—Miren, les tengo una propuesta —habló Juan—:como no pudimos realizar nuestra reunión ayer podemos hacerla hoy, ¿qué les parece?

—Extrañamos compartir con ustedes, pues, desde que Juan fue transferido por su trabajo hasta aquí, solo los podemos ver cuando vienen de vacaciones.

Luis y Mariana intercambiaron una mirada que contenía la pregunta «¿qué hacemos?»

—Compartamos esta noche, ¿sí?

María se veía bastante entusiasmada.

—Para que se sientan más a gusto pueden dejar a Gianella con nosotros mientras ustedes se van a

preparar...

—Debo arreglarla...

—Marianita, yo me encargo. —Se ofreció María—.De ese modo, deberán solo preocuparse de ustedes.

—Está bien, me parece una buena idea —aceptó, Luis.

—Perfecto, entonces. —Sonrió encantada, María.

Luis le  apretó una Mano a Mariana, momentos antes de que ella lo mirara con cara de «qué haces». Eso la

tranquilizó un poco, pero aún esperaba una respuesta.

Después de despedirse de ellos y verlos entrar a la casa, Mariana dirigió su atención en Luis esperando la respuesta que necesitaba.

—Creo que esta es otra oportunidad que no debemos desperdiciar, ¿me entiendes?

—Pero Luis, yo apenas los conozco... sabes que no me gusta que personas…

—María es mi prima, confío plenamente en ella. —Le pasó un brazo por sobre los hombros—. Tú solo relájate —le besó en la cabeza—,pasaremos un día solos y a la noche una velada en familia, pero más relajada.

—Pero Giane...

—Relájate, estará bien.

—Yo pensé que volveríamos hoy a Santiago.

—Ese era el plan, pero ya ves... —levantó sus hombros—  nos salió una invitación muy tentadora.

—A pesar de lo que Giane hizo pienso que eso no cambia el hecho de que debemos seguir preocupándonos de ella como los padres que somos.

—Amor —le tomó de una mano, obligándola a caminar más rápido—, prometo que pasaremos un buen día juntos.

—Ya pasamos una mañana inolvidable. —Susurró ella—.Me hiciste recordar cuando nos iniciamos en la vida sexual.

—Digamos que esa no fue mi intención —aseguró—,solo descargué toda la pasión que tenía acumulada.

—¡Y que pasión!

A Luis se le dibujó una amplia sonrisa de satisfacción.

—Fue una descarga profunda.

El joven no pudo evitar pegar una carcajada, mientras lo hacía, volteaba en su dirección.

—¡Que comentario más cochinon! —Le dio un fugaz beso—.Pero me gusta que te pongas así.

—¿Te parece si vamos por otra «descarga» de pasión al hotel? —La chica le pasó sus brazos, rodeándole la cabeza.

—No estaría mal.

—No estaría nada mal. —Lo besó sin prisa—.¿Qué dices?

—Tenía planeada otra cosa, pero creo que igualmente debemos aparecernos por allá, así es que aprovechando podemos descargar más pasión.

De camino al hotel pasaron por la feria artesanal, allí Luis le compró unas cuantas artesanías, sin que ella lo

notara, y un par de helados.

Entraron abrazados al edificio, y decidieron subir por las escaleras.

—Te amo, preciosa —expresódespués de darle un fogoso beso.

—Espera —reía por lo bajo, mientras las manos de Luis se tornaban cada vez más entrometidas—, puede subir

alguien...

—No lo creo. —Le aseguró, mientras sus manos deambulaban por la espalda de su chica—.No te parece un lugar incitante, es decir, el peligro que representa.... el hecho de que nos descubran es incitante, ¿no crees?

—Claro que lo es —sonrió, obligándolo a sentarse en un escalón—,no me hables de las cosas incitantes porque te aseguro que  eso me enciende.

—Entonces te lo repito, aquí nos pueden descubrir... además, puede haber cámaras de seguridad.

—Pues démosles un poco de calor a los encargados de seguridad.

Mariana se sentó sobre las piernas del chico besándolo, mientras él deslizaba una mano por la cintura y la otra

ascendía hasta uno de sus senos, comenzando en él un masaje circular. De pronto Luis se paró, levantándola consigo hasta que consiguió apegar su espalda en la pared, dejándole sus piernas varios centímetros por sobre el suelo. El joven, sin detener el beso, intentó desabotonarse su pantalón, pero antes de conseguirlo escucharon pasos que se acercaban.

Eso los sobresaltó, haciendo que los ojos de ambos se abrieran al máximo.

—Nos descubrieron. —Rio Mariana, deslizándose hasta que sus pies quedaron sobre los escalones—.Vamos.

Le tomó una mano, y comenzaron a subir de a dos peldaños. Durante su rápido ascenso, Luis no desperdiciaba la

oportunidad de propinarle nalgadas y agarrones a su esposa, pues siempre se mantuvo tras ella.

Al abrir la puerta de su departamento, el chico volteó a su acompañante reclamándole un beso apasionado, el cual los llevó derecho a un fuerte choque contra la pared opuesta. En ese trayecto él cerró la puerta, empujándola con un pie.

Luis le sacó su polera, dejándola en ropa interior y procediendo a sumergirse en el calor, suavidad y dulce sabor de

su piel, al recorrerla con su lengua, seguido de pequeños besos.

—Espera, espera... —Lo detuvo cuando intentaba quitarse el pantalón—.Siempre quise intentarlo en la bañera.

—¿Qué te parece intentarlo en el mar?

Ella sonrió.

—Ya que estamos aquí podríamos intentar llevar a cabo mi idea, ¿no?

—Bueno, está bien —aceptó.

—¿Adónde vas?

—A preparar el baño.

—Pensaba hacerlo yo.

—Podemos hacerlo juntos.

Entraron al baño besándose, luego de separarse, cosa que les resultó difícil, Luis abrió la llave del agua caliente y cuando esta alcanzó la temperatura apropiada colocó el tapón sobre la coladera. Mariana, por su parte, vertió el jabón en el agua, comenzando a mover el líquido para formar espuma.

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