—Preciosa —dijo al salir del baño, pues la niña la abrazó—.¿Por qué tanto miedo? Acá no te sucederá nada.
—Es que papá me acompañaba y cuando despedté ya no estaba.
—Ya, no pasa nada —la levantó entre sus brazos—. Mamá ya está aquí contigo, pero debe vestirse, así es que —la dejó sobre la cama—te quedarás aquí mientras escojo mi ropa, ¿sí?
—Clado, mamá.
Mariana entró al closet, el cual era un cuarto de dos por dos y escogió un vestido azul, junto a unos zapatos del mismo color que tenían brillantes y un pequeño tacón. Luego eligió un collar y unos pendientes. Dejó todas las cosas sobre un mueble para colocárselos más tarde, pues ahora debía bañar a Giane. En su lugar se vistió con un buzo azul marino y salió del cuarto.
—Giane —llamó a la pequeña—,es hora de tu baño.
—¿Baño? —exclamó asustada—,¿pod qué?
—Porque esta tarde visitaremos a tu amiga Camila.
—¿En sedio? —se paró sobre la cama.
—Sí, pero para eso debes estar limpia y bien presentada.
—¡Entonces lo vale! —comenzó a saltar sobre el colchón.
—Ven, debemos ir por un poco de tu jabón preferido.
—¿Ya no queda?
—No, ¿me acompañas?
—Claro, mami.
Luis escuchó que cerraban la puerta de entrada al cuarto. Ese era el momento ideal para darse una ducha y vestirse. Lo mejor de todo era que tendría el televisor para él solo. Por lo que se dio una ducha rápida, al salir del baño prendió el televisor y mientras tiraba toda su ropa sobre la cama veía otro partido de fútbol. Al cabo de media hora, recién comenzaba a escoger qué ponerse, pues era el momento del entretiempo del partido.
—¡Luis! —Mariana fue la primera en entrar y le tapó los ojos a su hija con una mano—. ¡Tapa tus vergüenzas!
—Lo siento —se cubrió con una toalla—,es que como no estaban yo...
—Vamos, Giane. —La levantó entre sus brazos—.¡Vístete de una vez!
—Sí, sí...
—Ya veo por qué no te has vestido.
—¿Cuando esté lista, yo vede tele?
—Sí, nena.
Entraron al baño y al cabo de cinco minutos salieron de allí. Giane estaba totalmente vestida al igual que Luis.
—Iré por unos chocolates, ¿quieres algo?
—No, gracias.
Dijo sin perder el contacto visual con el televisor.
—¿Giane, vamos?
—No, mami... quiero quedadme con papá.
—Bueno, tesoro. —Le sonrió abriendo la puerta principal—.Ya vuelvo, Luis.
—Mm... ¡ey, qué haces!, ¡nooo!
Giane acaba de cambiarle el canal.
—Es mi tudno.
—¡Ah, no, señorita! —Le quitó el control remoto y volvió a su programa deportivo—.Mamá no está, así es que ahora estoy a cargo.
—Edes un pesado.
—Mamá no te pone límites, pero yo sí.
—Te acusaré con Doxana.
—Solo porque no te doy en el gusto.
—No, no seda pod eso.
—¿Entonces por qué me acusara la princesita mimada?
—Podque estabas en el baño con mamá y me dejadon sola en la pieza. Yo ecuchaba todos los gitos que...
—¿Gritos? —soltó—. No gritamos.
—¡Entonces sí estaban juntos bañándose!
—No, ¿de qué estás hablando?
—De que cuando despeté estaba sola y ustedes estaban encedados en el baño.
—Eso nunca pasó, no inventes cosas.
—Me pasas el control o Doxana se entedada de eso y muucho más.
—No serías capaz.
—Puébame.
—¡Eres realmente perversa!
Giane intentó quitarle el control, pero él lo evitó.
—¿Me lo dadas?
—No, no te lo daré porque ya es hora de que empieces a respetarme.
La niña cruzó sus brazos molesta.
—¡No! —la reprendió—,nada de pucheros, lloriqueos o llantos.
—Ya veremos quién gana —expresó, saltando de la cama al piso.
—¿Adónde vas?
—No te impodta.
—Ven acá ahora.
—No —negó, saliendo del cuarto y corriendo por el pasillo que daba al comedor.
—Ven —la retuvo de un brazo, interceptándola frente a la puerta principal—,hazme caso.
Se abrió la puerta dejando ver a Mariana con una bolsa de compras entre sus manos. En ese instante Gianella comenzó a llorar.
—¡Qué le estás haciendo!
—¿Yo?, ¡nada!
—Papá se enojó conmigo y me pegó —murmuró entre sollozos.
—¿Qué? ¡Eso no es cierto!
—Luis, ¿qué dijimos respecto al tema? —Levantó a su hija, con el fin de consolarla—.Sin importar lo que haya hecho no debes pegarle. Esa no es manera de reprenderla.
—¡NO LE PEGUÉ!
—Me pegó podque le cambié el canal, yo solo quedia ved monitos —gimoteó.
—¡Luis!
—Ella me faltó al respeto y salió del cuarto sin mi autorización...
—¿Por eso le pegaste?
—¡Que no le pegué!
—Me pegó —repitió la niña llorando.
—¡No, no le pegué! —se defendió—.¡Está mintiendo!
—Luis eres un adulto y debes comportarte como tal.
—Sabes —guardó su billetera y las llaves del auto en un bolsillo de su pantalón—,mejor me voy.
—Pero Luis hoy iremos a...
—Giane está castigada por mentir. —Tomó el pomo de la puerta—.Por lo que se cancela la visita, personalmente iré a...
—Luis, espera....
—Mariana, me importa un soberano pepino que no me creas, pero soy su padre y debo castigarla.
—Ya la golpeaste, eso debería ser suficiente.
—No lo hice.
—Ella...
—Ella es una niña mimada por ti y sus abuelas que debe aprender a no mentir y a respetar a sus mayores.
En especial a mí y espero que algún día te des cuenta de lo manipuladora que es.
—¡Luis! —alzó la voz molesta, pero él ya había cerrado la puerta.
—Tu padre se llevó las llaves del auto —le informó a su hija, cuando bajaban en el ascensor—,pero eso no nos impedirá llegar a casa de Cami.
—Gacias mamá.
—Tu papá es muy injusto, además, no debió pegarte.
Salieron del hotel, pero al doblar la esquina se encontraron con Luis.
—¿Adónde van?
—¿Me das las llaves del auto?
—Depende de a dónde te dirijas.
—Eso no te importa.
—Estás muy arreglada como para ir a comprar.
—Idemos a casa de Cami —habló Giane con tono burlón.
—No, tú no irás.
—Ella irá.
—¿Pasarás, una vez más, sobre mi autoridad?
—Giane es tu hija, no deberías tratarla así.
—No discutiré más contigo. —Tomó a la niña entre sus brazos—.Tú puedes ir a donde se te plazca, pero ella se queda conmigo hoy.
—No.
Luis le dio un leve empujón y le entregó las llaves del auto.
—Ve a donde quieras para que medites un poco. Cuando estés calmada regresa.
—No la dejaré contigo...
—Mariana, te aseguro que no le pegué y es por ese motivo que está castigada, ella no debe seguir mintiendo y tú debes confiar más en mí. —Le dio la espalda, pero volvió su cuerpo para seguir hablándole—. Estoy harto de que pases sobre mis decisiones, yo también tengo parte en su crianza, por lo que ya no dejaré que tú o mi madre me pasen a llevar.
—¡No te comportes conmigo como lo hiciste con tu madre cuando te metiste con Stela! —le gritó.
Él no se molestó en voltear y entró al hotel.
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Comments
Nikia
va muy buena la historia y me gustan muchos los niños pero también me molestan los niños mimamos, berrinchudos y malcriados y más los padres ciegos q no se dan cuenta es increíble una niña más inteligente q la madre
2023-01-27
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