3. La celebración de Christopher

Miré la hora en el reloj una vez más, eran las cinco y cuarto de la tarde y la celebración comenzaría a las cinco y media, íbamos algo tarde, llegaríamos tarde porque nuestro hogar quedaba a unos casi treinta minutos de la casa de mis padres -ahí será la celebración-, unas de más razones por más cuáles Ellie y yo escogimos esta casa fue por la distancia de nuestras familias, aunque él de la idea fui yo.

Ellie sale del vestidor con su vestido puesto color rosa pastel y unos zapatos con tacones bajos. Se cepilla el pelo y luego tomo una pinza de perlas y me pidió que se la pusiera en el pelo, su peinado quedó con dos mechones de pelo amarrados en el centro. Ellie me dio las gracias y vi como camina hasta el tocador moviendo su cabello que le llegaba hasta la cintura. Comenzó a maquillarse en el espejo y durante eso, se dio cuenta de que yo la estaba mirando mucho.

-¿Quieres decirme algo, cariño?

-No, solamente que te ves hermosa con ese vestido, es primera vez que te lo veo puesto.

Ella soltó una risa jovial.

-Es prestado, ¿adivina quien lo hizo?

-¿Quién?

-¡Sandy!

-Vaya, Sandy y tú parecen ser muy buenas amigas, no llevan ni un mes en conocerse.

-Ella es increíble, algún día te la presentaré. -Dijo mientras se echaba el rímel en las pestaña, luego se retocó el rubor y por último, se echó un brillo labial.

-Ya estoy lista. Cariño, déjame ayudarte con esa corbata.

Mi novia comenzó a mover la corbata y yo gruñí al recordar que ellos pidieron ir vestido elegante.

-No entiendo porque tenemos que ir vestidos así, es solo una celebración.

-No es cualquier celebración, mi amor. Además, sabes como son tus padres y seguramente no habrá solamente familia ahí reunida, irán sus amigos, su novia, tus tíos..., sonríe, amor mío. -Me dejó un beso la punta de la nariz y salió de la habitación dejándome embriagado por su aroma a galletas.

Suspiré y me puse el saco, me peiné de lado y bajé a la primera planta, la encimera de la cocina estaba repleta de galletas de chocolates y jengibre, todas horneadas por Ellie especialmente para mis padres y Christopher.

-Ellos no se merecen comer tus galletas, cielo, mejor vamos a quedarnoslas y nos más comemos entre los dos.

-Es que siento que seria de muy mala educación si vamos con las manos vacías.

Rodé los ojos mientras negaba. Salí de la cocina y busqué nuestros celulares, mi billetera y su cartera de color rosa y luego las coloqué en el recibidor al igual que nuestros abrigos.

Miré por la ventana de la sala, todo nuestro vecindario estaba lleno y repleto de nieve por todas partes, por suerte, ayer vino una escaladora que se llevó toda la nieve de la vía para que los demás coches pudieran pasar con facilidad.

-Mañana haremos un muñeco de nieve. -Habló Ellie a mi lado, ni siquiera me había dado cuenta de su presencia.

-Sí, mañana hacemos un hermoso y grande muñeco de nieve.

Ayudé a Ellie guardar las galletas y luego salimos de casa. Yo estaba conduciendo mientras que mi novia iba sentada en el copiloto con las dos bandeja de galletas encima de sus piernas. Encendimos la música y Ellie iba tarareando una canción mientra miraba por la ventana.

-Cariño, tenemos que comprar un árbol de Navidad para decorar nuestro hogar.

-Ciertamente, no tenemos uno de verdad.

-Sí, solamente tenemos uno muy pequeño colocado encima en la mesa de la sala, ¡necesitamos un árbol decente! -Exclamó y yo me reí.

Me estacioné al frente de la casa de mis padres, habían otros autos, autos lujosos de últimos modelos , me di cuenta de que nuestro auto era el único básico. Se trataban de los amigos de Christopher, los cuales, con casi todos no me llevaban muy bien porque la mayoría venían de familia muy prestigiosas y ellos al conocerme y saber de mí, t obviamente también de Ellie, nos miraban mal y daban dos pasos atrás dejándonos bien en claro que no quieren nada con nosotros.

Esta noche no sería la excepción, ¡y vaya que no lo fue!, porque cuando entramos, solamente entró a recibirnos mi hermano.

-¡Llegó el duende y la bellota!

La bellota era Ellie.

-Sabía que vendrías y no me equivoqué. -Sonrió.

-Solamente vine porque Ellie me convenció.

Christopher miró a Ellie y luego a las dos bandejas en sus manos.

-Supongo que eso es para mí.

Ellie asintió energéticamente y le tendió las bandejas a Christopher que las tomó y les olió la tapa.

-Ya siento el olor a gloria. -Dijo y desapareció hasta el piso de arriba, seguramente, para zamparse esas galletas él solo a escondidas.

Me di cuenta de que desde la sala nos miraban dos pares de ojos fríos, mis padres están sentados en la mesa uno al lado de otro con su vista fijo en nosotros, Ellie tomó mi mano y caminamos hacia ellos y en cada paso que avanzaba, sentía que me estaba metiendo a la boca del lobo.

-Hola, suegra y suegro, ¿cómo están? -Saludó Ellie con un sonrisa amable.

Pero mis padres no le respondieron, al contrario, me estaban viendo a mí esperando una palabra, o mejor dicho, una explicación del por qué yo estaba aquí.

-Recibí la llamada de Chris.

-Ya veo. -Mi madre asintió.

-A mí si me alegra que vinieras. -Dijo mi padre irónico.

Yo sabía por qué lo decía, lo decía porque después aprovecharía de mi presencia para hacerme trizas delante de todos los amigos y familia. Me solté del agarre de Ellie y fui a saludar a mi abuela que presenció la escena desde su silla de ruedas, sentada junto al lado del árbol de Navidad.

-Hola, abuela. -Me agaché y la abracé, ella me besó las y me cogió por las mejillas.

-Hace mucho que ya no vienes por aquí, se te está extrañando mucho, hijito.

-Tú conoces las razones, abuela, además, he estado trabajando muy duro, con decirte que ya terminé de pagar la compra del edificio.

Recordaba la alegre sonrisa de abuela, lo feliz que se puso, su mirada pasó a Ellie.

-Pero que hermosa está tu muñeca, Ale, parece una bailarina.

Ellie sonríe tímida.

-Espero que me invites a unas de tus obras, con lo mucho que me encanta el arte, quedaré fascinada con tu obra de Navidad.

-Por supuesto que está invitada, en menos de una semana ya es la obra.

...♡♡♡...

Christopher bajó rato después cuando mi padre decidió que ya era hora de hacer el brindis y dar su gran y honorable discurso para su hijo favorito.

-No me alcanzan las palabras para explicar lo orgulloso que me siento por mi hijo Chris -comenzó a decir papá-, él ha alcanzado lo que tanto ha querido, sus esfuerzos como estudiante de medicina en las mejores universidades del país, al fin tenemos a un doctor en nuestra familia. Chris, hijo mío, gracias por ser el orgullo de esta familia y único hijo en ir por buenos caminos, por ser el único hijo en no defraudarme y ser mi siempre mi favorito y lo serás hasta el último día de mi vida, ¡Salud!

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Comments

Verónica Bustos

Verónica Bustos

que padres más desgraciado,a los hijos se les acepta y se les quiere con sus defectos y sus virtudes,ellos no tienen que pagar por las frustraciones de los padres,cada persona es un mundo aparte

2024-12-21

0

esterlaveglia

esterlaveglia

qué buen padre 😳😵‍💫😡

2024-04-24

0

Roxy

Roxy

pero que maldito😡😡😡

2024-01-12

1

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