Diferencias

Elías se ha tomado una semana libre por paternidad.

- Julia, deja que la servidumbre haga su trabajo, acabas de dar a luz.

- Tengo que moverme para recuperarme rápido.

- No, tú te dedidas al reposo al menos por esta semana, me he tomado una semana libre para cuidarte.

- Pero no estoy enferma.

-Te vi sufrir cuando pujabas. Me siento culpable de haberte hecho sufrir tanto. Te prometo que Anderson será el hijo que tendremos.

- Todas las mujeres pasamanos por esto. Y más aún si se trata de la primera vez.

- Julia, voy a estar a tu lado toda esta semana. Los dos vamos a cuidar de nuestro bebé.

- Está bien. Tendré que comportarme como una mantenida.

- Se supone que es el deber de todo hombre cuando se casa. La ley es así, a la mujer se mantiene. Ella no tiene por qué trabajar, sus manos se pueden malograr, el estrés la envejece y más aún que cuando ha convertido en madre.

- ¡Que machista!

- No es machismo. - levanta un poco la voz - ¿Sabes cuántos bichos hay allí afuera esperando por ti sabiendo que estás casada conmigo?

- ¿Hablas en serio?

- No soy machista, soy protector. - Le da un beso en los labios. - Voy a subir el desayuno, ponte cómoda.

Elías tiene apagado su celular personal, solo el celular de la empresa está prendido. Ha desayunado junto a su esposa, el denso aroma de la comida despertó a Anderson, Elías fue quien lo tomó en brazos y lo calmó.

- Debe tener hambre. Le daré su leche.

- Desayuna tranquila, yo lo cuido. Si mamá no come bien, la leche no será buena. - Le habla a su bebé.

Julia desayuna tranquila, Elías es muy atento con ella y con su hijo, eso, a Julia, le da mucha tranquilidad. Una vez terminado el desayuno, Julia amamanta al niño y Elías termina de comer, pero sin dejar de mirar a su niño.

- Descansa, ahora yo hago dormir al bebé.

- Con tanto descanso me voy a volver vaca.

- No exageres. Siempre serás mi princesa.

Julia sonríe, se siente muy querida por él, por ahora se siente mimada.

- Ahora que el bebé está dormido hay que cambiar el pañal. Me dijeron que siempre se cambia de pañal después de comer.

- ¡Ah, bueno! Me tendrás que enseñar, porque no sé hacerlo.

- Esto es muy raro, es muy difícil ver un padre que cambie pañal.

- Quiero hacer algo por mi hijo. No sólo es dar dinero quiero participar en su crecimiento y educación.

- A veces los pañales huelen a…

- Sólo por tratarse de mi hijo, me la aguanto.

Julia ríe nuevamente. Elías la mira, cada fracción del rostro y contempla cada detalle, la sonrisa que ella tiene simple y genuina. Elías se siente miserable, no quiere hacerle daño, no quiere verla llorar en el futuro, pero es consciente que ya está hecho todo y más pasa el tiempo más grande puede ser la herida. Piensa en Micaela en cómo sería ella con un hijo, ¿Será igual a Julia?

- Listo el bebé está cambiado.

- Tiraré el pañal sucio. Por cierto, pesa como si estuviera lleno de piedras.

- El bebé solo toma leche, el pañal es pura pilita.

- Dicen que los niños hacen la pileta.

- Eso es verdad. Cuando yo cuidé del hijo de mi vecina, me la hizo varias veces.

- Una buena palmada en el trasero para que aprenda.

- Dásela a tu hijo.

- No, porque es mío, es pequeño y está aprendiendo.

- Ese bebé también, era pequeño, y en aprendizaje.

- Di lo que quieras, pero a mi hijo, eso no.

Julia se ríe moderadamente, Elías no comprende de dónde sale tanta felicidad, ¿Por qué ella es feliz y él no? ¿Cuál será el secreto? Quiere investigar, quiere ser feliz como ella, ser feliz de manera espontánea y no momentánea. Elías admira a Julia, se queda perdido entre sus pensamientos.

- ¡Elías! Te estoy hablando.

- Estaba pensando. Lo siento.

- ¿Algo malo pasa con la empresa? ¿Qué cosas te preocupan?

- Tengo problemas, hay problemas.

- ¿Te puedo ayudar?

- El problema eres tú.

- ¿Yo? - Julia se sintió muy culpable - ¿Qué hice mal?

- Eres perfecta, ese es el problema. No estoy hecho a tu altura, pese a eso me has dado un hijo.

- ¿Hay algo que escondes?

- Mi mayor preocupación es que me dejes por alguien más capaz que yo, por alguien que esté a tu altura. - intenta calmar sus nervios, pero era una necesidad no revelar nada por ahora.

Elías se minimiza y continua.

- Pase lo que pase Julia, quédate a mi lado. Por tontas que sean las locuras prométeme que estarás a mi lado. Si en el futuro algo malo sucede, te lo juro que lo arreglo.

- ¿Qué podría pasar?

- Yo, cómo cabeza del hogar, lo voy a arreglar. Tú solo ocúpate de ti y del bebé. Yo veo el resto.

- Pero cómo esposa debo ayudarte.

- Ya tienes mucho con el bebé. Sería maldad de mi parte estresarte, eso puede perjudicar a nuestro hijo. Sería como sacrificio y eso no lo voy a permitir.

Elías besa en la frente a Julia y sale de la habitación para salir de casa. Julia trata de entender las palabras de su esposo, no logra llegar al trasfondo del asunto. Dejó de pensar en eso y fue al baño para su aseo. Se arregla para bajar y el mayordomo le anuncia que ha llegado visita para la señora Trigoso.

Era Sandra, su amiga de infancia y su esposo David Rojas, un general de la policía.

- ¡Sandra, que gusto verte!

- ¡Amiga!

- Buen día, mi general. - le hace el saludo marcial.

- Buen día, señora Trigoso.

- Tomen asiento. Les traigo un té.

- Descuide señora – el mayordomo interrumpe - yo me encargo del servicio.

- Gracias. - Julia se dirige a la visita - ¿Cómo están?

- Que te cuente Sandra, por qué soy incapaz de buscar palabras por ahora.

- Usted está igual que Elías.

- ¡Amiga, no sabes la última! Tú has parido y mi esposo anotó.

- ¿En serio? ¡Otro bebé!

- Desigualando el marcador – pudo pronunciar David - ahora estamos dos a uno a favor de los Rojas.

- Me sorprende que el general domine tan bien el fútbol.

Los tres se ríen.

- ¿Cómo se comporta el flamante papá?

- Muy atento con nosotros. Le gusta participar en todo, aunque tiene miedo de hacerle algo por lo frágil que se le ve.

- Es normal, eso me pasó a mí y a mi David. Poco a poco se aprende ¿Verdad amor?

- Es algo que se adquiere, era nuestra primera vez y es normal sentir miedo. Imagínate, un general de la policía con miedos al sostener a su propio hijo.

- ¿Quiero ver a tu bebé?

- Ahora bajo con él.

La familia Rojas conoce a Anderson. Se toman fotos, charlan y de repente regresa Elías con un ramo de flores.

- ¡Amor! Tenemos visita. La familia Rojas nos acompaña.

Los hombres se saludan como viejos amigos, y con respeto a Sandra.

- Esta mañana fui por un regalo para la mamá más linda del mundo. Muchas flores, pero aun así no igualan tu belleza.

- Hagamos una apuesta. – Propone David a Elías.

- ¿De qué se trata? A mí no me gusta perder.

- Hasta el 14 de febrero, haremos una demostración de quién es el más romántico. Tenemos casi un año para finalizar el reto, desde mañana arranca el trato ¿Qué te parece?

Elías está pensando, la mujer que ama es Micaela y no Julia, será de lo más incómodo. Pero a la vez lo entristece, ya no quiere seguir lastimando a Julia, quiere aceptar el trato, pero con Micaela. Eso no es posible, si Julia se entera, puede que su corazón se haga pedazos y ¿Qué puede pasar con el bebé? Elías está entre la espada y la pared.

- ¡Elías! Reacciona. - David lo sacude - ¿Qué pasa contigo? ¿No quieres aceptar la apuesta?

- No me gusta perder, tengo que ser muy cuidadoso.

- Bien, trato hecho. Estamos empezando el reto.

Sandra no está tranquila, algo sabe y no lo puede decir.

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Comments

Eva Otero

Eva Otero

Lo único que quiero el perro miserable no merece quedarse con Julia que ella encuentre a otra persona que la ame y la valore

2024-01-06

1

Eva Otero

Eva Otero

Autora que Julia ni quedé con la porquería de esposo que tiene 😡

2024-01-06

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