¿En qué lío me metí?

~Ya han pasado tres semanas desde que llegué a Miami. Aún no logro acostumbrarme a todo esto~ Pensaba Caroline, mientras estaba acostada en su cama.

Oliver había acordado la estadía de Caroline con un conocido. Así que ella contaba con un pequeño apartamento tipo estudio de un solo ambiente. A pesar de que estaba administrando muy bien el dinero que le había dado Oliver, con eso y sus propios ahorros no aguantaría mucho tiempo. Necesitaba conseguir un trabajo urgentemente.

Ya tenía varias aplicaciones en su celular que la ayudarían a conseguir algunos trabajos rápidos, mientras conseguía algo más estable.

Pero esa no era realmente la peor parte. Lo peor era haberse separado de sus dos amigos. Porque a pesar de estar molesta con Oliver, también lo extrañaba.

Así que pasaba sus días buscando trabajo personalmente o vía online, y jugando su videojuego favorito, Lord Universe. Ella deseaba tanto que Sir Death apareciera. Tenía tanto para contarle.

Pero eso nunca pasaba.

Ya estaba entrando la tarde y Caroline caminaba cerca de la playa, solo para pasar el rato. Hoy no había tenido suerte en la búsqueda de trabajo.

Estaba por cruzar la calle para caminar rumbo a su habitación, cuando es interceptada por una lujosa camioneta negra. Instintivamente da un paso atrás para protegerse del vehículo, cuando alguien baja la ventanilla del copiloto y le pregunta:

- ¿Es usted Caroline Davis? - Pregunta un hombre vestido con traje negro y lentes de sol.

- ¿Quién es usted? - Le responde asustada de que sepa su nombre. Nadie sabía que ella estaba allí.

- Somos los representantes del señor Villanueva y él espera reunirse con usted mañana a primera hora en su oficina - El hombre le entrega un sobre.

- ¿Del señor Villanueva? No conozco a nadie... - Caroline se lleva las manos a la boca al recordar la empresa Villanueva Digital Lab.

Caroline comprueba sus sospechas al ver el logo en el membrete del sobre.

La camioneta se retira y la deja ahí pasmada.

~¿Ahora que voy a hacer?~ Piensa mientras intenta salir de Shock.

Una vez en su habitación, Caroline camina de un lado a otro.

Muchas preguntas surgían en su mente:

- ¿Iría a la Cárcel?

- Necesitaba hablar con Oliver

- ¿Cómo la habían encontrado?

- ¿Eran personas peligrosas?

Revisó el sobre que le entregaron esos hombres y solo había un papel con la dirección y la tarjeta del CEO:

~ Germán Villanueva ~

Luego de un rato divagando, Caroline decidió llamar a Oliver, estaba asustada y no sabía que hacer.

📱 -¡ Hola! ¿está todo bien enana? - Le veía preocupada en la videollamada.

📱- ¡No Oliver! nada está bien

📱- ¿A qué te refieres?

Caroline le cuenta todo a su amigo y este solo suelta un largo suspiro.

📱 - Está bien enana, no te preocupes. Ellos no quieren hacerte daño.

📱- ¿Cómo lo sabes? - Pregunta ella curiosa ante la actitud tranquila de Oliver.

📱- Porque ellos vinieron a verme, pensaron que trabajábamos para la competencia o que teníamos planes en su contra. Les tuve que explicar toda la situación y terminaron creyéndome. Ellos conocen a la persona a la que le debo dinero, pero les dije que yo no sabía nada de que estuviera planeando en su contra. Finalmente les hablé de ti, porque no quiero que esté tipo te haga daño. Ellos te pueden dar trabajo mientras estés allá y yo los voy a ayudar por acá.

📱- ¡No lo sé Oli! tengo miedo.

📱- Lo sé, y de verdad lamento haberte metido en esto.

Terminan la conversación y aunque ya no estaba asustada, seguía nerviosa por lo que le esperaba a partir de ahora.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Al día siguiente Caroline estaba parada frente al edificio más grande y lujoso que había visto. Y pensar que todo le pertenecía a Villanueva Digital Lab.

Al ver a las personas entrar y salir del lugar se sintió como que no estaba vestida adecuadamente. Los hombres lucían costosos trajes y las mujeres faldas o vestidos ejecutivos.

Su elección de ropa había sido algo básico, jeans y una camisa de botones blanca.

Caroline se preparó todo lo que pudo e investigó al tal Villanueva por Internet.

Era uno de los hombres más codiciados de la ciudad, tenía 29 años, no se le conocían relaciones estables, pero si muchas "amigas". La mayoría de los artículos sobre él trataban de eso. Había levantado su empresa desde que estaba en la universidad y se había ganado una reputación intachable en el área de software e informática.

Otra cosa que tenía Villanueva era ser terriblemente guapo y por eso más de una se quería quedar con él. Todas las fotos que había visto de él en internet la dejaron con la boca abierta.

Luego de volver al mundo real, Caroline decidió ingresar al edificio antes de que se le hiciera tarde.

Se presentó en la recepción y la señorita la miró de arriba a abajo.

- ¿Está segura de que tiene cita con el señor Villanueva? - Le pregunta incrédula.

- Si señorita, me está esperando.

La recepcionista le da otra mirada que hizo sentir incomoda a Caroline y procede a hacer una llamada.

Mientras esperaba llega otro caballero increíblemente guapo, no tanto como el que le tocaba ver, pero la verdad hermoso.

- Señorita Smith buenos días - Le dice el hombre guapo a la odiosa recepcionista - ¿Germán ya llegó?

- Buenos días Sr. Piccioni, si el señor Villanueva ya llegó.

- Muy bien - Hace un gesto de saludo a mi persona y se encamina de nuevo al edificio. Pero a los pocos pasos se detiene y le pregunta nuevamente a la recepcionista - ¿La persona con la que se iba a reunir ya llegó?

La recepcionista, aún con su identificación en la mano pregunta:

- ¿Caroline Davis?

- Si, ¿La señorita Davis llegó?

Ella la señala con la mano y Caroline por los nervios estaba completamente roja.

- Mucho gusto señorita Davis - Le estrecha la mano - Mi nombre es Carlos Piccioni. Ya tuve la oportunidad de conocer a su amigo Oliver.

Caroline le estrechó la mano sin decir una palabra.

- Señorita Smith, entreguele sus documentos que yo la llevaré hasta la oficina de Germán.

La recepcionista hace lo que le piden y los mira incrédula.

- Acompáñame por favor - Y le muestra el camino mostrando una encantadora sonrisa.

~ ¿En qué lío me metí? ~ Se pregunta Caroline mientras caminaba al lado de ese guapo chico.

Carlos Piccioni

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