Villanueva Digital Lab

~Lo que siempre creí imposible, finalmente terminó por suceder~- Pensaba Germán mientras caminaba de un lugar a otro en su oficina.

La oficina Villanueva Digital Lab, era un completo caos. Germán, el CEO de la empresa tenía un humor terrible. No podía creer que alguien hubiese podido ingresar a sus sistemas de esa manera.

Afortunadamente no hicieron nada, pero era bastante malo el simple hecho de que hayan logrado ingresar sus sistemas y burlado sus mecanismos de defensa Anti - hacking.

- Amigo, ¿Cómo estás? - Llega Carlos, el mejor amigo de Germán y vice presidente de la empresa.

- ¿Cómo crees que estoy? - Germán golpea su escritorio. - Se supone que los mejores informáticos, ingenieros y programadores trabajan para mí y dejan que esto pase.

- Calma amigo.

- ¡No me puedo calmar! al parecer estoy rodeado de incompetentes.

- No es excusa, pero gracias a que son los mejores detectaron la anomalía a tiempo.

- Necesito saber quién o quiénes son los responsables de esto Carlos.

- Lo sé, no te preocupes, estamos trabajando en ello.

- ¡Eso espero!

- Bueno, dejando eso de lado, será mejor que cambies de humor. Ya casi es la hora de la videollamada con los alemanes.

- ¡Los alemanes! lo había olvidado.

Germán y Carlos de prepararon para su reunión.

Carlos había contratado a un detective para investigar más los datos que pudieron obtener los ingenieros durante la auditoría.

Ya habían pasado dos semanas del día que sus sistemas fueron hackeados y el detective se encontraba esperando a reunirse con Germán y con Carlos.

- Señores buenos días - Les saluda el detective.

- Detective Andrade, pasé y siéntese, espero que me traiga buenas noticias - Germán le estrecha la mano y lo mismo hace Carlos.

- Seré breve. Tal y como habían dicho sus ingenieros, el hackeo no vino de Estados Unidos, sino de Venezuela, un pequeño país en América del Sur.

- ¿Sabe quién o quiénes fueron? - Pregunta Carlos.

- Tengo la dirección del sitio desde donde ocurrió el hackeo - Les entrega unos documento- Es una oficina a nombre de un profesor llamado Néstor Suárez y que comparte con uno de sus ex alumnos, de nombre Oliver Ramos.

- No me suenan esos nombres para nada, ¿trabajan para algunas de las empresas de la competencia? - Pregunta Germán.

- No lo creo señor, o por lo menos no directamente. De hecho, aunque no esté muy seguro de cuál de los dos sospechosos es el culpable, mis sospechas van al señor Ramos. Investigando un poco de su vida supimos que recientemente ha perdido mucho dinero en apuestas y está endeudado.

- Por lo que veo es nuestro principal sospechoso - Dice Carlos.

- En caso de que demos con otra pista les haremos saber, hasta luego - El detective se despide y se marcha.

Una vez solos:

- ¿Qué piensas hacer - Pregunta Carlos.

- Creo que debemos intervenir directamente, solo el tal Oliver puede darnos respuestas.

- ¡Estoy de acuerdo! Si quieres viajo mañana mismo, así será más fácil obtener la información.

- Me parece bien, solo lleva un grupo de guardaespaldas de confianza. No quiero que corras riesgos innecesarios.

- Está bien amigo.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Oliver se encontraba solo en la oficina revisando unos papeles. Tenía tantos problemas encima que estaba bajo un constante estrés.

Por su parte, la gente a la que le debía dinero seguía insistiendo en que intentara de nuevo el golpe a Villanueva Digital Lab. Por supuesto, ahora era imposible, sin Caroline, él no podría llevar a cabo la operación. Y eso era justamente lo que sus acreedores sospechaban.

Se encontraba tan perdido en sus pensamientos que no notó que estaban llamando insistentemente a la puerta.

Cuando se dió cuenta, temió lo peor.

Oliver abre la puerta y se queda mirando a los hombres frente a él.

- ¿Qué desean?

- ¿Es usted el Sr. Oliver Ramos? - Pregunta Carlos

- Sí, soy yo.

- Mi nombre es Carlos Piccioni, vicepresidente de Villanueva Digital Lab, creo que debemos hablar.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Germán acaba de salir de una junta e iba camino a su oficina. Al entrar se encuentra con Carlos, que lo está esperando.

- Hermano - Lo abraza - ¿Cuándo volviste?

- Hace un par de horas, vine directo del aeropuerto para acá.

- ¿Me tienes noticias?

- ¡Si! y no creerás lo que averigüe.

Germán toma el teléfono y marca a su secretaria para pedir que no los interrumpan.

- Imagino que el tal Oliver si era el culpable.

- ¡Así es! estábamos en lo cierto.

- ¿Trabaja para alguien de la competencia?

- No, tal y como nos dijo el detective, está hasta el cuello de deudas y la persona a la que le debe el dinero lo extorsionó para hacerlo.

- Suena sospechoso, ¿quienes son esas personas? - Pregunta Germán intrigado.

- Nada más y nada menos que la empresa se Maximiliano Verluti.

- ¿Qué? ese hijo de perra - Germán golpea furioso el escritorio.

- Supongo que quería venganza porque no aceptamos trabajar con ellos en el proyecto que estaban desarrollando.

- Pero ahora sí va a saber que conmigo no se juega.

- Germán, espera, hay más.

- Habla.

- El tal Oliver no hizo esto solo, tiene un cómplice, o mejor dicho usó a su propia amiga.

- ¿Qué quieres decir?

- Por lo que me contó, él y su amiga Caroline, quien es realmente la hacker, tenían tiempo haciendo este tipo de operaciones. Con la particularidad de que solo lo hacían a empresas ilícitas o corruptas y el dinero lo donaban completamente.

- Pero nosotros no hacemos nada ilegal.

- Exacto, el tal Oliver le tomó gusto al dinero y en vez de donarlo se lo quedaba y apostaba. Todo a escondidas de su amiga. A todas estas la deuda se volvió muy grande para él y Maximiliano se enteró de lo que hacía Oliver, así que lo amenazó para que nosotros fuéramos los siguientes.

- ¿Y dónde está la tal Caroline?

- Esa es la mejor parte. Maximiliano sospecha de la existencia del cómplice, pero no tiene pruebas ni sabe quién es. Caroline al notar el fraude que estuvo a punto de hacer solo salió lo más rápido que pudo y le reprochó a su amigo. Este a su vez, para evitar ponerla en peligro, la envío fuera del país. Justamente acá a Miami.

- ¿Por qué te contó todo esto?

- Él sigue temiendo por su amiga, dice que ella no tuvo nada que ver, que es su culpa y está dispuesto a asumir las consecuencias a cambio de que no dejemos que Maximiliano le haga nada a ella.

- ¿Y tú le creíste? ¿Cómo sabemos que no es una trampa?

- Antes de volar de regreso hablé con el detective, para que me ayudara a comprobar la información y antes de que llegarás me llamó y lo confirmó todo.

- Entonces tendremos que conocer a la tal Caroline.

Germán Villanueva

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