Después de lo que había presenciado Lilith se dió cuenta que nada en el imperio, funcionaba como deberia, aunque con la influencia de príncipe heredero y la emperatriz, se había aprobado la abolición de la esclavitud, como también los castigos de amputación, humillaciones y castigos públicos, o azotar hasta la muerte. Aún era normal ver a esclavos y ex sirvientes con alguna parte de su cuerpo mutilado. Los nobles solían tener el derecho de ejercer castigos, inhumanos sobre esclavos y sirvientes, ya era una práctica muy arraigada entre la nobleza, y aunque muchos se vieron en la obligación de firmar la carta de libertad de sus esclavos, debido al nuevo decreto imperial, la mayoría seguían muy apegados a esté tipo de prácticas crueles. Por eso el tráfico de personas era algo muy demandado, solo que ahora sé hacía a puertas cerradas.
En algunos casos si bien le iba a los esclavos, terminaban siendo sirvientes en la casa de algún noble de buen corazón, que no se negaría a seguir la nueva ley imperial y les entregaría su carta de libertad.
En el peor de los casos terminaban en casa de algún lunático, que disfrutaste de hacer prácticas sexuales poco convencionales, como tortura, mutilaciones, entre muchas otras aberraciones.
Una de las peores prácticas era llevada a cabo por pedxfilos ( monstruos que ni siquiera deberían considerarse humanos).
Las autoridades eran deficientes, al punto que aún con el decreto imperial, se seguía sucitando secuestros, y desapariciones. En unos años, este déficit no solo afectaría a la población más pobre, pues el incremento en la demanda por esclavos de mejor calidad, pondría en peligro a los hijos e hijas de nobles de bajo rango y de ricos emergentes, que eran un blanco fácil para estás organizaciones. En las que nobles de altos rangos estaban fuertemente involucrados, la red de tráfico era tan profunda, que el príncipe heredero no podía confiar incluso en los nobles de la corte Palacial.
Con esas memorias en su mente una furia inmensa hizo que le hirviera la sangre, que cosa tan horrible debieron haberle hecho a ese pequeño niño, para recurrir a cortarle la lengua, y que no hablara nada al respecto.
Pero lo que más peso en su conciencia, es que no era digna de juzgar a nadie. La Lilith Dankworth del pasado, incluso había tenido ciertas negociaciones con ese tipo de organización, con tal de mantener a flote el condado, ella y su madre vendieron a trabajadores, como esclavos e incluso cuando, el príncipe se enamoró de Camelia, la vendieron lo más pronto posible, con tal de que no fuera feliz. Estaba loca y enferma de envidia, celos, y resentimiento hacia esa mujer, esa hija de esclava, a pesar de su humilde origen había enamorado al príncipe, a pesar de que todo su sufrimiento había sido causado por ella, al final de todo, Camelia podría tener un final feliz, mientras Lilith, se quedaría sola como una coja, con tierras inservibles y deudas provocadas por su madre, que la devoraría en un abrir y cerrar de ojos.
Pero ahora, ella sabía que todo fue su culpa, si en el otro mundo peco de avaricia y prepotencia, en este había pecado por menospreciar se a sí misma, de no tener la fuerza de aceptar, que aún con el accidente ella podía valerse por sí misma, que el hecho de no poder casarse, no era el fin del mundo, muy a pesar de lo que la sociedad en ese mundo pensase lo contrario, esto a su vez le recordó él como su padre machista, era hacia sus hijas.
-Solo ríndete y consigue un buen esposo, y deja que tú hermano se haga cargo de la compañía.
Esas palabras aún calan en su alma, pero ella sabía que es dueña de su propio destinó
¡¿Qué tan malo y despreciable puedes ser?! Pensó para si misma mientras se mordía el labio.
Con esfuerzo se acercó un poco más al niño y le miro a los ojos.
- Si vienes conmigo te daré el poder para vengarte de todos lo que te hicieron daño - Nuevamente le extendió la mano, pero esta vez con una mirada decidida.
Aquel niño le miro con recelo, no podía confiar en nadie, pero esa pequeña niña no representaba ninguna amenaza comparado a las horribles personas con las que él y su hermana muerta se habían topado, aún con duda decidió tomar su mano, y ver a dónde le llevaría su decisión.
Ya en el carruaje, pidió que cambiará el rumbo hacia la mansión de su abuelo, pues no podía llevar a un niño callejero, donde la condesa, ¿Quien sabe que tan terrible reacción tendría? Al saber que su hija coja le daría asilo a un mugriento esclavo.
-¿Tu tienes un nombre?
El niño la miró desconfiado.
-¿Puedes entender lo que digo?
El niño asintió y se remangó la camisa mostrando el brazo, donde tenía grabado un número, probablemente fue hecho con acercó caliente como si se tratase de ganado.
- ¡¿13 ese es tu nombre?! -Nisiquiera sabía por qué estaba tan sorprendida, de antemano sabía ya cómo eran tratados los esclavos, pero al ver a un niño tan pequeño no pudo evitar sentir coraje.
El chico volvió a asentir sin mucho entusiasmó.
-Deberías pensar en un nombre, ahora serás una persona libré, pero a mí servicio -dijo con tranquilidad mientras miraba la ventana.
Pasado una hora llegaron a la casa de su abuelo materno, el antiguo conde de Dankworth.
En sus años de gloria fue conocido por ser el capitán de una de las guardias de élite del emperador, Los caballeros de la media luna, encargados de proteger a la emperatriz; su estilo de batalla no era nada que pudieras tomar a broma, incluso entre el ejército sigue siendo una leyenda.
-¿Que la trae por aquí, pequeña señorita? -Preguntó respetuosamente el mayordomo
-Tengo negocios que atender con tu amo
-¿Esa forma tan despectiva de hablar la heredaste de tu madre?
-¿No cree que es un poco grosero de su parte? Tomando en cuenta que usted fue quien la consintió tanto, al punto de arruinar su carácter
El viejo ex conde se echó a reír a carcajadas, ante las acusaciones de la pequeña, pues en realidad eran ciertas. Prontamente mandó a preparar una mesa en el jardín, además de aperitivos para sus invitados.
Lilith se asombró, pues la condesa siempre se refirió al viejo Conde, como alguien serio, que jamás estaba en casa, y aunque cumplía todos sus caprichos, a duras penas cruzó palabra con él.
Su relación era bastante mala, después del matrimonio de la condesa no habían cruzado palabra, de hecho solo sabía que tenía nietas por cartas.
-Eres bastante arrogante, probablemente lo heredaste a mí
-¡¿Disculpe?! - se sintió ofendida por su comentario
El viejo Conde se aclaró la voz -Veamos... ¿Qué te trae por aquí…? -Fingió no saber cuál de sus dos nietas era.
-Soy Lilith -Lo miro con cierto enfado.
-Solo estaba bromeando, de las hijas de Elizabeth, tus ojos dorados son los que más me recuerdan a mi difunta esposa… además como no podría saber el nombre de mis propias nietas -Afirmó el viejo con cierta nostalgia, pues aunque no lo demostrará, añoraba ser alguien más amoroso con ellas, pero temía que ésto molestara a su adorada hija.
-Abuelo de hecho, vengo aquí a pedirle un favor. rápidamente tratando de romper ese aura incómoda que se formó.
-¿Un favor? ¿Qué tipo de favor? -Aunque mostraba una cara sería estaba muy feliz, de tener a su nieta en casa, además de que lo necesitara.
-Bueno como podrás verás- señaló hacía el niño- esta tarde he recogido a este chico y me gustaría que lo entrenaras, para que tenga las habilidades de un guardia de la élite imperial.
El hombre a duras penas había notado aquel chico, que devoraba vulgarme, todo lo que había en la mesa, estaba demasiado emocionado, por tener a su querida nieta visitándolo, como para prestarle atención a ese niño.
El hombre suspiró, no tenía idea de que pensar.
-¿Por qué debería hacer algo como eso?
-En un futuro necesitaré que alguien cuide de mi, además creo que este chico tiene a alguien de quien vengarse.
-Este chico es un esclavo, ¿lo sabés?
-Estoy conciente de ello
-Por qué alguien tan joven como tú está pensando que su vida estará en riesgo al punto de que necesites a alguien con la fuerza de un guardia al nivel de la élite imperial
-Por que pienso devolver la gloria perdida a nuestro condado.
-Es ese otro favor que necesito pedirle, por favor deme su apoyo para arrebatarle el título de condesa de Dankworth a mi Madre.
A pesar de que el abuelo jamás se involucró en los problemas del condado, por qué su trabajo como guardia imperial era demasiado demandante. Era consciente de todo el esfuerzo que representaba hacerse cargo de las tierras, su esposa se esforzó durante años para hacer crecer su fortuna y llevar a una etapa de prosperidad el condado, pero tras su muerte no había nadie que ocupará su lugar. La amaba demasiado, ella era su debilidad, al grado que la depresión, lo hicieron convertirse en alguien ajeno a esas responsabilidades, se enfocó más en su trabajo como guardia real, que abandonó a la joven Elizabeth a su suerte con esa responsabilidades. Él era consciente de todos los problemas de corrupción y mala administración de su hija, pero él jamás le enseño como hacer las cosas correctamente y no se sentía con derecho a reclamarle nada.
Pero ahora su pequeña nieta se veía en la necesidad de hacer algo al respecto, se sentía humillado e impotente, el antiguo perro guardián del anterior emperador, se había convertido en esto.
- ¿Por qué quieres dirigir el las tierras del condado?
- Creo que usted es más consciente que yo, de la situación, a la que está llevando la administración de la condesa a nuestras tierras.
- Si esto sigue así y con las deudas aumentando, creo que la fortuna familiar, que a usted y a su esposa le costó acumular se acabará de aquí a tres años, y estoy siendo muy optimista al respecto
- También si voy a imponer a los capataces necesito un arma poderosa que pueda evitar que no me tomen enserio
Al ver esa determinación en los ojos de su nieta, y darse cuenta de la situación peligrosa en la que está su familia, debido deficiencia como máxima autoridad en la casa del Conde. No tenía de otra que acceder ayudarla, en especial viendo su condición, no solo era mujer, si no también una lisiada, nadie la tomaría en serio, así que tener un perro guardián poderoso, podía darle la oportunidad de seguir adelante con sus planes.
- Tomaré a ese chico como mi pupilo
- Pero para volverte la apoderada legal de las tierras tendrás que esperar a qué cumplas la mayoría de edad que es a los 15 años
- Para ese momento será muy tarde…
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 49 Episodes
Comments
Cherry Rosmery
corte imperial o corte real* corte palacial no existe🤣
2024-05-11
0
Jenifer 🤓💫
Me encanta 👏👏👏😁
2024-02-20
0
Doris Meza
Esta historia me gusta mucho pero demoras demasiado en actualizar
2022-12-14
2