Cefalon no sabía de qué manera le podría ser útil la información que recabó de internet, dado que estaba muerto, no había muchas posibilidades para que pudiera hacer algo para ayudarse a salir de su situación.
Era un fantasma después de todo, nadie podría verlo y ayudarlo para descubrir como dejar de ser uno, o más importante aún, cómo demonios dejar de ser de ese espantoso color amarillo.
Había leído sobre los nigromante, pero la manera en la que se hablaba de ellos no era precisamente lo que él podría necesitar, así que se abstuvo de seguir buscando acerca de ellos —si es que en verdad existian— y siguió buscando algo que si fuera útil; descubrió que había varias formas en las que se creía que podría comunicarse con los humanos, principalmente por los brujos o las videntes y espiritistas, entre algunos otros más, así que escribió en una lista en su celular lo que podría ser de utilidad y comenzó una investigación acerca de las personas en la ciudad que decían poder comunicarse con los espíritus.
Necesitaba trabajar con prisa antes de que alguien decidiera ir a su departamento y sacar sus cosas, además de que también era seguro que el dueño del edificio no tardaría en comenzar a buscar a alguien más para rentarle su departamento ahora que él estaba muerto y no volvería. Tenía el tiempo contado y ningún avance significativo aparte de la lista en su teléfono con la recopilación de datos que podrían serle útil.
La primera parada fue con una mujer que se llamaba a sí misma como bruja, pero realmente solo era una farzante que salio huyendo en cuanto su puerta se abrio sola y la silla delante de ella se movió; es segundo fue un hombre que se hacía llamar espiritista, más este solo era un farzante que sacaba todo lo que decía de internet.
Desde ahí, no obtuvo resultados realmente buenos, tan solo encontrando estafadores que fingía poder hablar con los muertos o sentir su presencia y limpiar los lugares de energía resentida, además de los que solo querían seguidores, o aquellos que fingían mirar tras la bola de cristal pero solo lograban parecer llamativos y nada más.
En verdad que se sintió frustrado cuando el sol comenzó a ponerse y él seguía sin conseguir nada, preguntándose si en serio no había nadie en el mundo que pudiera ayudarlo, pero era ilógico que fuera así, pues si algo tan fantasioso como habia pensado a los fantasmas realmente existía, lo increíble sería que no existiera alguien realmente capaz de ayudarlo; tampoco podía ser que él fuera el primer fantasma en el mundo, pues aunque no había visto a ningún otro hasta ese momento, dado que el mundo llevaba demadiado existiendo y habían existido numerosas generaciones de humanos con grandes historias y pasado, lógicamente los fantasmas también eran muy antiguos y él no era el primero ni el único.
Pero quizás las personas con la capacidad de verlos o tener contacto con ellos si eran más escasas, por no decir que tal vez incluso debían mantener su habilidad —o a ellos mismos— en secreto, ya fuera de otros humanos que pudieran hacerles daño o de espíritus malignos.
Eso era demasiado lógico, pero le entristeció que así fuera, pues de estar en lo correcto entonces tendría más difícil la labor de encontrar a quién pudiera ayudarlo y no sabía cuánto tiempo le tomaría eso; había visto programas televisivos de fantasmas, y en una ocasión hubo un capítulo en el que se hacía referencia a un alma que tardo siglos en encontrar a alguien que lo viera y pudiera comunicarse con él para ayudarlo.
Llevo sus manos amarillas a sus igualmente amarillos cabellos con frustración, imaginándose en una situación igual y temiendo permanecer así, solo, por mucho tiempo, invisible para el mundo. Tendría que salir de la ciudad y expander su rango de búsqueda, por lo que inevitable sus cosas serían movidas de su apartamento y éste sería rentado a alguien más, pero lo que realmente lo angustiaba era que de esa manera nunca podría dejar alguna despedida a sus seres queridos o un testamento y se arrepentía de no haberlo hecho en vida.
Quizá, su única opción era dejar algunos mails en su laptop para que alguien los descubra, pero la fecha delataria que habían sido escritos luego de su muerte, y su familia no era para nada de los que creían en los fantasmas, por lo que probablemente primero lo considerarían una broma hecha por alguien de mal gusto o algo así, además de que también podría ser perjudicial para los procesos legales si los archivos mantenían una fecha que no correspondía; había intentado escribir cartas en su lugar, pero de alguna manera su pulso no era tan fuerte para escribir con firmeza, podía sostener la pluma o el lápiz pero le costaba mucho lograr formar palabras entendibles en el papel.
Con esos pensamientos deprimentes, comenzó a andar de regreso a su departamento, imaginando que esa podría ser la última vez que algo realmente pudiera llamarse suyo, debería cargar su teléfono antes de partir por la tarde del día siguiente, una vez que tuviera listo el mapa de los lugares a los que iría en busca de ayuda... Quizá debería dejarse un día para organizarse antes de partir de la ciudad.
Sin mirar por dónde iba, termino chocando con alguien, y aunque dada su condición no pudo causarle daño, aún así debió dejar la sensación del impacto, además de que sus costumbres como ser vivo seguían ahí, pir lo que se detuvo para disculparse.
—Lo siento, no prestaba atención por dónde iba.
Al dirigir su mirada, pudo ver qué era una chica de cabellos rizados y rojos que, aunque se había girado en su dirección, mantenía la cabeza gacha, mirando la correa de la bolsa que acomodaba en su hombro. Claro, no podía verlo ni oírlo.
Ella levantó la mirada y miro en su dirección.
—No te preocupes, yo igual lo siento, también iba distraída.
Él se sorprendió tras la respuesta, y cuando la expresión de ella se volvió exageradamente sorprendida —como seguramente era la suya — se dio cuenta de que no estaba equivocado.
—Tú... ¡Puedes verme!
Grito él.
—Ay, Dios.
Farrfuyo ella.
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Comments
Lluvia Ragne
Hora de transformar su depa en uno embrujado. 😈
2023-05-30
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