Capitulo 04

-Esta bien. -Respondio Isaías.-Solo cálmate.

-Apresurate! -Insiti jalando su brazo.

cuando llegamos a mi casa subimos a mi habitación donde me disponía a mostrarle aquella rareza.

—¡Espero que esto sea bueno!. -Dijo él una vez que nos encontrábamos frente a la ventana.

—Veras que sí. -Le respondí.

Isaías y yo nos asomamos pero él ya no estaba.

-¡No puede ser! -Me queje.

En ese momento sono el timbre proveniente del piso de abajo lo que llamo nuestra atención.

-Eso no importa, ahora veamos quién llama. -Dijo Isaías más interesado en alejarme de la ventana que en ver quién era el que llamaba a la puerta.

Ambos caminamos hasta el comienzo de las escaleras hasta que algo llamo mi atención, inmediatamente jale a Isaías desde atrás y ambos nos pusimos detrás de los barrotes de madera del pasamanos de la escalera.

-Es el. -Le señale a mi amigo cuando vi a "Gar" en la puerta.

-Eso era lo que querías mostrarme? -Pregunto Isaías viéndolo desde la distancia.

-Si, es el. -Le respondí.

-Vamos entonces. -Dijo Isaías.

Ambos observamos a mi madre ir hacia la entrada para abrir la puerta.

-Buenas tardes señora... -Saludo Gar mostrando una taza que tenía en sus manos. -Mi madre dice si no tiene un poco de azúcar para darnos.

Debo admitir (ahora que no estoy molesta por lo que pasó con Harold) que su voz sonaba tan amable, tan dulce, angelical que me hizo dudar, aunque si voz sonaba así estaba segura de que el estaba muy lejos de ser dulce y amable.

-¡Oh! Es un gusto dulzura. -Le respondío mi madre. -si, ya te traigo el azúcar

Mi madre comenzó a encaminarse a la cocina, pero Gar aún no entraba.

-¿Qué pasa hijo? -Le pregunto mi madre.

—No puedo pasar si no me invita a hacerlo, señora. -Respondio Gar.

—Que educado... -Exclamo mi madre. -Pasa cariño, pasa.

Ella se fue a la cocina y por su tono supuse que aquel extraño le había caído bastante bien.

Brian ahogo una risa.

—¿Que es un vampiro? -Bromeo Isaías

Aquel comentario hizo que una risita se me escapara a mí también.

-Hay algo raro con el sin duda y hay que averiguar que. -Le respondí a Isaías.

-Yo lo veo normal. -Dijo Isaías.

-Ya verás. -Le contesté mientras estaba subiendo mi celular para enfocar a Gar.

Brian se acomodó a mi lado para ver mejor, iba a desenmascararlo, pero en ese mismo instante él levantó la vista y nos miró.

-Oh! -Susurre mientras rápidamente deje el celular a un costado.

A jugar por la forma en la que nos observo no le había gustado nada a Gar, nos observo de manera sería y aunque no estaba frunciendo el seño poco faltaba para que lo hiciera.

En ese momento mi madre volvió de la cocina con una taza de azúcar, y al ver a Gar con la mirada en un punto fijo (nosotros) se percató también de nuestra presencia.

-¿Qué hacen ahí? -Nos dijo mi madre.- ¡Vengan a saludar!

No podia creerlo pero de mala gana, mi amigo y yo tuvimos que bajar hasta donde estaban para saludarlo.

-Hola, soy Garfield. -Su agradable saludo difería con la resentida mirada que nos había echado segundos antes.

-Hola. -Lo salude desganada.

-¿Garfield cómo el gato? -Le pregunto Isaías.

-Si, creo que si. -Le pregunto.

Mi madre le entrego la taza de azúcar.

-Muchas gracias señora. -Dijo tomando la taza. -Otra cosa, mi madre estaría gustosa de que usted y su familia...

En ese momento volteo a observarme, aunque fue levemente note como me miro de reojo por un milisegundo antes de continuar:

-Fueran esta noche a cenar a nuestra casa, si es que no tenían planes claro.

Su falsa amabilidad era una máscara de papel, yo lo notaba, siempre había tenido ese sexto sentido.

—iNos encantaría! -Respondio mi madre. -Dile a tu madre que ahí estaremos!

—Eso es genial. -Respondio Garfield. -Ahora disculpe pero debo irme, señora. -Exclamo dándose media vuelta. -Adios.

por un momento me sentí aliviada de que no haya clavado aquellos fríos ojos en los míos.

-Nos vemos. -Le dijo mi madre despidiendolo.

—¡¿Por qué debo ir?! — Me queje caprichosamente con mi madre.

—Porque nos ha invitado a todos. -Respondio mi madre. -Me ha invitado a mí, a invitado a tu hermano y te a invitado a ti tambien así que deja de renegar y alístate.

-No puede ser...-Pense.

Al acercarse la hora indicada llegamos a la puerta de esa enorme casa. Por más grande que fuera, me daba la sensación de que estaba vacía, muy vacía.

-La madre de Gar nos abrió la puerta antes de que mi madre levantará su mano para tocar el timbre.

Maria lucia espléndidamente bien, se notaba que se había preparado para esa noche tal así como mi madre, sin embargo Harold y yo vestimos normalmente ya que no veía motivos para arreglarme.

Ya en la casa entramos a la sala, era espaciosa, solo unos pocos muebles y viejas pinturas la decoraban. De ese lugar un detalle llamo mi atención inmediatmente y es que debajo de un cuadro que mostraba un espiral hecho de fuego había una mesa igual a la nuestra. Eso no fue en lo que me puse a pensar, sino más bien en el espejo que nosotros teníamos sobre aquella mesa porque eso era algo que parecía que no había, de hecho, en esa sala no había ningún espejo, ni siquiera uno pequeño y parecía que en ningúna otra parte de aquella casa. Si hubiera sido otra la situación, no hubiese prestado atención a algo tan tonto como aquello, pero después de que no lo ví al intentar tomarle una foto eso se me hizo importante.

Mientras me perdía en el absurdo pensamiento sobre espejos, el gato Garfield bajo las escaleras con una sonrisa dibujada por la alegría que, seguramente, nosentía.

—Buenas noches... — Saludo a todos.

Estaba vestido como la primera vez que lo vi, con esa calurosa campera y los pantalones de jean.

Aquella noche marcho dentro de los parámetros normales, despues cuando la cena concluyo, algo en mí se alegró de saber que me iría de allí.

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