Capitulo 05

Me sentía muy aliviada y emocionada por irme pero Maria nos sorprendió diciendo que había preparado un postre. El sim.ple hecho de que Garfield se levantara de la mesa y fuera hacia la cocina a buscarlo fue para mí una gran oportunidad así que sin perder tiempo tome el espejo de mano que llevaba en mi bolso y distraídamente fui hacia donde él.

-Con su permiso, voy al baño. -Me excuse al levantarme del asiento.

Fui a buscar Gar sin dudarlo, incluso entre por la puerta donde él había ingresado antes y me encontré en un pequeño pasaje donde solo había otra puerta. La abrí un poco y divise la cocina y a Garfield abriendo la heladera.

Fue un gesto raro de mi parte, pero mire por todos lados para descubrir que allí tampoco había espejos.

El dejo el postre en la mesada y yo puse el espejito a la altura de mi oreja para poder verlo, justo en ese momento el dejo de desempaquetar el postre que, desde donde yo estaba, se divisaba una deliciosa tarta. Garfield se quedó mirando unos segundos a la nada y luego siguió con lo suyo. Aproveche el momento y mire hacia el espejo, pero ni siquiera pude ver mi propio reflejo ya que la puerta de la cocina se abrió bruscamente.

-¿Qué haces aquí? -Pregunto el con brusquedad.

Con El espejo en mi mano me puse a pensar en algún axcusa que sonara convincente pero solo dije;

—Revisaba mi maquillaje.

Ahora sí había fruncido el ceño y aunque fue leve logro atemorizarme un poco

—Escúchame una cosa y espero que te entre en la cabeza porque la diré solo una vez...-Exclamo observandome. -Al menos por las buenas, la próxima no seré tan amable... No te hagas la curiosa conmigo porquete ira muy mal.

No había cosa que detestara más que me regañara alguien que no era mi madre y él lo estaba haciendo.

— ¡Hey! Cálmate, a mí no me hablas así, ni siquiera sabes quién soy... —Le reclame.

—Se mejor que tu quien eres, ahora piérdete de mí vista. —Me contesto de manera sería y fría.

Por más que me molestaba tuve que hacerle caso, a pesar de que no era algo que me gustara la verdad es que no quería causar problemas frente a mi madre así que me di media vuelta y volví al comedor. Cuanto volví a sentarme en la mesa no pude evitar pensar en aquello.

Más tarde mi mente aún continuaba intentando sacar una deducción de quello mientras veía como Garfield dejaba el postre sobre esta, solo pensaba en una cosa: "Se mejor que tu quien eres".¿Qué había querido decir? Trataba, pero no podía entenderlo, ya de por si era difícil de entenderlo a él.

El poco tiempo que duro el postre transcurrió igual de animado para Maria y mi madre pero también algo tenso entre Gar y yo. Hubiese deseado tener mi propio mundo como David, quien parecía estar ausente ahí pero en realidad solo estaba quieto y con su celular en la mano mientras estaba mi lado.

Al finalizar aquella velada nos despedimos de ellos para encaminarnos a nuestro hogar y por un momento, mientras caminaba por la vereda y el viento choco contra mi cara. Tal ves era el momento pero creí oír al viento repetir: Se mejor que tu quien eres...

-Estoy actuando como una tonta! -Me dije a mi misma. -No podía ser eso.

Si quería respuestas pensé que no había nada mejor que mi madre para darmelas así que fui con ella.

—Mamá... — Anuncie mi presencia mientras ella lavaba los platos.

-Dime hija. -Me dijo mi madre.

—¿Podrías contarme un poco más sobre papá? -Le pregunte con curiosidad.

Ella dejo de lado el detergente y me miro sorprendida.

—¿A qué se debe esta pregunta? -Cuestiono mi madre.

—Solo quiero saber. — Me excuse.

—Bueno..., creo que tienes derecho a saverlo. —Comenzó a relatar con dificultad. —Él era el hombre más amable y divertido que haya existido... al menos cuando no estaba en sus momentos de locura.

—¿Momentos de locura? -Le pregunte sin entender.

-Si, habian veces en las que estaba envuelvo en locura. -Respondio mi madre. -A eso le llamo sus momentos de locura.

-Y ¿Qué hacía cuando se encontraba en ellos? —Le pregunte.

—Se ponía esquizofrénico, delirante... -Respondio mi madre. -Habia momentos en que inventaba exasperantes, historias locas que hacían pensar que había perdido la chaveta y tal vez si fue asi.

—¿Sobre qué? —Le pregunte.

—Hablaba sobre la existencia de los vampiros. —Contesto difícilmente mi madre.

Con esa frase mi corazón se congelo.

—¿V-vampiros? —Tartamudeo.

—SÍ, cómo te dije el enloquecio... -Aseguro mi madre. -Algunas veces veía gente pasar por la calle y se enfurecía con ellos sin razón, luego comenzaba a la locura, sobre que eran vampiros y debía ir tras ellos debido a que él era un caza-vampiros... — Freno para aclarar el nudo de angustia que se formó en su garganta. —Era víctima de sus propios delirios místicos y tontos..., la noche en la que se interno fue la misma noche de la cena anual que hacíamos con mis amigas, tú apenas tenías 6 meses de vida y te deje al cuidado de tu padre.

No podía creer lo que estaba escuchando, no sé que era lo que me ponia triste lo que mi madre estaba contando o lo mucho que ella estaba sufriendo al hacerlo.

-Cuando volví lo encontré cubierto de sangre diciendo que había...—Volvió a frenar pero esta vez para suspirar intentando no llorar.

-Habia que? -Le pregunte.

-Habia matado una persona! -Respondio mi madre con rabia y dolor. -Habia matado a una persona y decía que lo había hecho porque aquel hombre era un vampiro que se había filtrado en la casa para asesinarlo.

Repentinamente ella comenzó a sollozar frente a mi, yo estaba boquiabierta al escuchar lo que acabe de escuchar.

— ¡Me sentí tan culpable dejándote bajo su custodia cuando él no estaba nada bien! Note que sus piernas estaban rotas, ambas, y estaba desesperado porque no podía subir la escalera. -Prosiguio mi madre.

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