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...*LARA*...
Aún Lara era sujetada por Jonás. Era inevitable que ella sintiera su duro y atlético cuerpo con su piel desnuda. Las ondas de calor que emanaban los dos cuerpos era una sensación verosímil que ambos experimentaban en ese baño.
Los ojos oscuros de Lara no se despegaban en las expresiones y gestos que hacía Jonás que la estaba escudriñando cada detalle de ella. Sus s3n0s erectos estaban aprisionados con su escultural pecho, era inevitable que su respiración se sintiera errática y frenética ya que ella estaba completamente desnuda como Dios la trajo el mundo. Mientras que Jonás solo tenía una toalla envuelta en su cintura.
Los segundos pasaron muy lentos, los minutos se congelaron en ese momento vergonzoso, más para Lara que Jonás, pues él a pesar de la situación sorpresiva estaba muy expectantemente fascinado. Pero había que romper con esa burbuja, y la primera de pincharla fue Lara.
—Lara: ¡¿Jo-Jonás, podrías soltarme?!—, demanda con voz temblorosa, sus nervios, más bien la vergüenza que la morena sentía no dejaba que su voz saliera con claridad.
Enseguida Jonás captó el incómodo momento que estaba experimentando su mejor amiga. Su sonrojo en su tierna cara estaba expandiéndose por todo su cuerpo, bajando por su cuello y pecho. Incluso pudo sentir como su piel se estremecía y se erizaba cuando hacía ligeros apretones con su cuerpo rozando con el suyo. Pues era notable la desnudez de la morena piel que él abrazaba.
—Jonás: Si, pero déjame primero asegurar que no vas a caer. El piso está aún mojado—, le dijo con una voz distorsionada y grave. Se aclaró la garganta para continuar diciendo—, —Daremos la vuelta y te soltaré para que puedas alcanzar la toalla—.
Hizo lo que dijo, con suma cuidado dieron la vuelta a la dirección en donde colgaba la toalla para que Lara cubriera su cuerpo y pueda salir del baño.
—Lara: No vayas a mirar. Date la vuelta ¿Me oyes?—, decía mientras tomaba la toalla del gancho que estaba instalado a la pared del baño.
—Jonás: Tranquila… Listo—, afirma dando frente a la ducha, él dio la espalda a Lara mientras que se envolvía su desnudez con la tela de paño.
—Lara: Voy a salir, y me vestiré en tu habitación cuando termine te diré para que puedas estar en privado—, hablaba mientras acomodaba la toalla y se aseguraba sujetarla en su cuerpo para evitar que se le caiga y estar expuesta de nuevo. Pero antes de salir del baño—, —Jonás, lo siento—, suspiró—, —Tocaré para indicarte que me fui de tu habitación—, dijo con un tono de vergüenza.
—Jonás: Tranquila Canel…—, no terminó decir la palabra ya Lara se apresuró salir y cerrar la puerta de un golpe.
Jonás se giró y exhalo, aún estaba exaltado por lo que vió y tocó. Aún su cuerpo ardía con frenesí por ese roce y contacto con una suave, delicada y seductora piel morena.
Retiró la toalla de su cuerpo y bajó su vista a su viril, aún estaba con hervor. Era inevitable experimentar esa sensación de dolor, pues la excitación era tan bárbara que deberá bajar esa tensión con agua bien fría y tal vez algo con ayuda mecánica.
Así hizo, Jonás cubrió su cuerpo con mucha agua fría. Mientras que Lara con algo de torpeza trataba de vestirse, esa acción le fue dificultosa y eterna. Hasta que paró por unos minutitos, relajó su cuerpo haciendo ejercicios de respiración y concentración para continuar con lo que estaba haciendo.
Vistió lo que ella acostumbra colocarse. Unos jeans de mezclilla, un suéter color crema y sus botas corte altas tipo militar. Enseguida se dirigió a la puerta del baño con dudas se atrevió tocar con golpes ligeros.
—Lara: Estoy lista, voy a bajar. Te espero en la sala—, dijo con una voz más calmada.
Tomó sus cosas y bajó. No esperó que Jonás le respondiera. Él ignoraba que ella salió de la habitación, lo dejó hablando solo. Llamó varias veces, pero nadie contestaba, sonrió negando, tomó la toalla para cubrir la parte baja de su cuerpo, mientras con la otra secaba su piel.
Jonás se puso ropa cómoda y procuró salir de la habitación, pero algo lo detuvo. Notó que debajo de su cama había una prenda, la tomó con pircadía al examinar la pieza que era un brassier, y sin duda que le pertenecía a Lara, no se dio cuenta que se le cayó cuando se vestía en la recámara de él.
Guardó la prenda en una de sus gavetas del clóset y salió al encuentro de su mejor amiga, pero ellos no estaban solos, en la gran sala estaban los gemelos Xander y Malik. Además de los mejores amigos de Jonás que también compartían amistad con Lara, se tratan de Marcos, es médico cirujano de una reconocida clínica de la ciudad de Miami; Alán, abogado penalista trabaja en la firma de sus padres y Andrey, ceo de una de las compañías más reconocidas en el mundo del entendimiento.
Lara se tensó de gran manera cuando vio bajar de las escaleras a Jonás, su vergüenza fue tal que no permitía sostener la mirada. Era raro en ella, pues era muy buena ocultando sus sentimientos y lo que le disgusta e inclusive cuando está aborde de nervios, pero lo que aconteció hace unas horas la hacia desfallecer, su mente no salía esa escena que tal vez que su mejor amigo vió más de la cuenta cuando se duchaba en su baño.
En ocasiones Marcos y Alán cruzaban miradas, veía lo raro que estaba en Lara. Y cada por su parte, cuando tenían oportunidad se le acercaban y le preguntaban.
—“¿Te pasa algo Lara?”—. Con una sonrisa ladina, ella daba la misma respuesta —Nada, solo cosas de trabajo—, decía no convincente.
Luego del compartir con los chicos cada quien se despiden de Jonás y Lara. Ella se comprometió con los padres de él a atender a los gemelos, ese día se quedaban al cuido de su hermano mayor, ya los dos traviesos estaban en su habitación compartida ya dormidos, y Lara aprovechó para recoger, ordenar y limpiar la cocina, hacia tiempo para poder hablar con Jonás y disculparse por lo sucedido, hasta que esté se acercó a ella.
—Lara: Jonás, necesito hablar lo que aconteció hoy en tu baño—, se atrevió fijar la mirada—, —El baño se huéspedes estaba ocupado y por eso ocupé el tuyo. Estoy muy apenada por lo que pasó, y muero de vergüenza—, muerde su labio inferior y baja la mirada.
Jonás con delicadeza la toma del mentón obligándola a mirarlo, su expresión era tierna y comprendió la disyuntiva que estaba atravesando su mejor amiga, pues Lara tienen valores muy marcados a pesar que mayormente estaba rodeada de hombres en el mundo del fotoperiodismo, ella se hacía notar y no se dejaba intimidar por ellos.
—Jonás: Yo debo disculparme Lara, perdóname por entrar sin tocar, no escuché la regadera ya que iba distraído con los audífonos. Si te preocupa que vi más de la cuenta, está tranquila—, mintió esta última parte—, a penas entraba al momento que dijiste mi nombre, fue muy rápido, en más fue fugaz. Yo te respeto Canelita, y eso está en el olvido—, dice lo que ella quería escuchar, de esa forma Lara pudo soltar y respirar profundo, le dio una sonrisa con labios cerrados y abrazó a Jonás con mucho cariño. Ella tenía ese tipo de expresiones a solas con él.
Aquella vergüenza que la acechaba ese día, fue disminuyendo, de a poco fue recuperando confianza para volver a ver a la cara de su mejor amigo.
Lara le preocupaba de gran manera que Jonás pensara mal de ella, que tal vez haya provocado o creado una mala idea. Pero se tranquilizó a escuchar que ella no le levantó ni un mal pensamiento. Sin embargo, en ocasiones su subconsciente la traicionaba y no sé porque una u otra razón cuando pensaba en ello, ella se encendía y la vergüenza volvía resurgir.
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Updated 36 Episodes
Comments
Olga Hernandez
hola escritora, apenas encontré ésta novela sin darme cuenta qué hasta aquí llega 🥹 continúa por favor 🙏
2023-06-05
5
ruth guaicara
más capitulo por favor
2022-11-24
2