Capítulo 5

El carro de Dimitry aparco en la universidad de Rousse.

- Bueno, que tengas un bonito día y te vaya muy bien hoy.

Dijo Dimitry, Rousse parecía que los ratones se comieron su lengua, ¡No sabía qué decir! ¿Por qué? Si solo está siendo amable.

- Gracias por traerme.

Dijo mientras se bajaba del auto, estaba un poco nerviosa, llegar a la universidad con un chico tan guapo, definitivamente hoy tendré nuevas amistades, así son todos en esta universidad, cuando ven que tienes dinero o estás con alguien muy guapo, todas quieren ser tus amigas, interesadas.

Rousse salió de sus pensamientos y se dirigió a sus clases, debía salir temprano para dirigirse a la cafetería, probablemente será su último día de trabajo allí, no podía estar en tantas cosas a la vez, era muy triste para ella, tenía mucho tiempo trabajando allí y tenía una amistad muy bonita con Katherin, pero así es la vida, poco a poco te vas dejando atrás cosas para recibir nuevas, y aplica para todo en la vida, era justo y necesario.

Las clases pasaron con toda normalidad, y Rousse debía ir a trabajar en la cafetería, debía hablar con Katherin, sabía que la entendería perfectamente y la apoyaría.

En el camino ella recibió una llamada.

- ¡Si, bueno!

- ¡Buenas tardes! Me comunico con la señoría Rosusse del Castillo.

- Si, con ella habla.

- Le llamo desde la Empresa de Aerolíneas Ivanovic, para informarle que la misma le aprobó su informe de pasantías, mañana mismo puede empezar, pregunte por la señorita Patricia, ella la guiará y le mostrará su lugar de trabajo.

- Muchas gracias señorita. Estaré allí sin falta.

- Hasta luego.

Vaya que este hombre si cumple lo que promete, ¿En qué área de la empresa trabajará? ¿Será pariente del jefe? Quien sabe, quizá me lo encuentre más seguido ahora que trabajaremos en la misma empresa.

Después de unos minutos Rousse ya estaba en la cafetería, estaba un poco melancólica, iba a extrañar mucho este lugar y sobre todo a Katherin, ella siempre la aconsejaba como toda una madre, era una persona de sentimientos muy bonitos y puros.

Empecé mi trabajo como todos los días, me puse mi delantal y me dirijo a tomar pedidos de las personas que se sientan en las mesas, preparo cafés, hago las entregas y así pasa mi tarde, Katherin ha estado un poco ocupada, no he podido hablar con ella y comentarle que será mi último día de trabajo, casi es mi hora de salida, al ver que no hay nadie más me voy hasta donde está Katherin.

- ¡Holaa! ¿Estás ocupada?

- ¡Hola, Rousse! No, tranquila, pasa.

Me dice y paso a su oficina, aquí es donde ella como supervisora realiza los cierres de caja de la cafetería, pues ella aparte de ser supervisora también es la administradora del lugar, quisiera algún día estar en una empresa y llevar el control de la misma como toda una profesional.

- ¡Katherin! Yo quería informarte que hoy es mi último día de trabajo aquí.

- ¿Qué?

Katherin se sobresalta al escucharme decir aquellas palabras, dejo todo lo que estaba haciendo y puso sus ojos fijamente en mí.

- Sí, es que yo estoy realizando un curso online de secretaria y voy a empezar a hacer mis pasantías, una empresa de aerolíneas me permitió realizar las allí, me lo han informado hoy, y pues con ese compromiso, la universidad y el curso no tendré el tiempo suficiente para venir a trabajar.

Katherin escuchaba muy atenta cada una de las palabras que decía.

- Rousse, sabes que eres una persona muy importante para mí, tus ganas de salir adelante y de recuperar a tu hermanita de aquel orfanato hicieron que te ganarás mi corazón y mi cariño, por un lado, me entristece porque ya no te veré trabajando aquí, y tampoco podremos tener esas charlas que solo tú y yo tenemos, pero eres libre, estás aprendiendo a abrir más tus alas a nuevos horizontes y eso es excelente, te felicito de verdad, tu deseo todo el éxito del mundo para ti, sabes que aquí siempre tendrás a una amiga con la que puedes contar, solo te pediré que te cuides mucho y que me vengas a visitar de vez en cuando.

Las palabras de Katherin están llenas de tanta sinceridad, no sabía que decirle, únicamente me acerqué hasta a ella y le di un fuerte abrazo.

- Te prometo que te voy a visitar para tener esas charlas de amigas, que parecen más bien de madre e hija.

- Gracias Rousse, pero no creas que te vas así como si nada, esto hay que celebrarlo, dejas atrás este lugar para irte a uno mejor, que te hará cambiar y crecer como persona, estoy muy orgullosa de ti. Voy a terminar de resolver algo aquí y nos vamos a tomar unas copas.

- Sabía que no me ibas a dejar ir como si nada.

- Ya sabes nena, será solo un rato para compartir, debes descansar temprano y estar preparada para mañana.

- En eso tienes toda la razón, nos vemos afuera.

Rousse salió de la oficina y se dirigió al baño, colgó el delantal en su lugar, sabía que lo iba a extrañar muchísimo, iba a extrañar todo el lugar, se retocó su maquillaje y salió del lugar.

Katherin ya la estaba esperando afuera, se montaron en el auto de Katherin y se fueron rumbo a un bar que estaba muy cerca de la cafetería, ella debía regresar temprano a su apartamento para la clase online del curso, por suerte puede entrar a cualquier hora del día, así que lo haría después de compartir un rato con Katherin.

Llegaron al sitio y se sentaron en la barra, pidieron un tequila para las dos, Rousse sentía como el alcohol le quemaba su garganta junto con el amargo sabor del limón, después de varios tequilas...

- ¡Vamos a bailar!

Dijo Katherin, moviendo su cuerpo al ritmo de la música y tomándome de la mano para que la siguiera, las dos nos fuimos al centro de la pista y bailamos, después de un rato ya me sentía muy cansada, le pedí que me llevará a mi apartamento porque ya era muy tarde, ella hizo un puchero, pero sabía que mañana sería un largo día para mí y no se negó.

- Hemos llegado a tu apartamento, Rousse. La pasamos muy bien, solo espero que me visites pronto.

- Gracias por todo Katherin, ya te he prometido que te voy a visitar, soy de las que cumple mi promesa y lo sabes.

- Por eso me caes tan bien, bueno ve, tienes que descansar.

Katherin le dio un cálido abrazo a Rousse, quien después se bajó del auto para entrar a su apartamento.

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