Esa sonrisa

¡Él es realmente hermoso!

Hoy vi a un chico en la calle, realmente babie por él, es tan bello, su rostro parece tallado por los dioses, cabello rubio casi blanco, despeinado, ojos azul intenso, largas pestañas, lindos labios.

Nunca en la vida pensé en ver a un chico tan guapo. Ojala lo pueda volver a ver, desafortunadamente lo perdí de vista al ver a un gato vagando solo por la calle.

. . .Estábamos en que salí de casa por una cajas para guardar algunos libros.

Bueno, me dirigí a la plaza esa que ya les comente, es una plaza con calles con adoquín, librerías de libros de uso, ese aroma de libro viejo me encanta, algunas tiendas de "chácharas" donde venden cosa antiguas, cuadros, marcos, discos de acetato, juguetes de madera, todo eso que alguien desecho pero que aun guarda cierto encanto, por eso me siento a gusto aquí, tal vez me identifico con esos artículos.

Mientras caminaba escuche un maullido, era el gato que me distrajo antes, paso como ráfaga, no alcance a ver de donde salio, "ÉL" chico iba corriendo detrás del gato, pero ambos pasaron demasiado rápido así que los perdí de vista, ningún rastro de a dónde se dirigieron.

Seguí mi camino, me detuve a ver algunos adorno para la casa, qué aun que no los compraré no pierdo nada en verlos, ja, mi pobreza. . .

¡Rayos, comenzó a lloviznar!

Me acerque a las paredes para evitar mojarme, avance hasta debajo de la cubierta de un local, sin embargo la lluvia comenzó a caer más frenética, no me quedo de otra más que correr a algún lugar para resguardarme pero por la hora y la poca gente en las calles varios establecimientos están cerrados.

Alcance a ver una cafetería de estilo rústico, por fin llegue ahí, adentro era cálido, el fuerte aroma a café salia a la calle, creo que realmente eso fue lo que me atrajo.

Estando ahí viendo caer la lluvia, llenandome el olfato y del aroma de café recién hecho y de preticor.

¡Oh, rayos! en la calle esta de nuevo el gato prófugo.

El pobre estaba todo mojado, estaba hecho bolita, todo tembloroso del frío, entonces salí por él, el maldito se puso como loco, no salí ilesa al cargarlo, rasguño y mordió, no supo valorar mi buenas intenciones, estábamos ahora los dos mojados, y mis manos rasguñadas.

Regrese a la cafetería para esperar a que pasará un poco la lluvia. Paso un rato, se hacia tarde y ambos estábamos temblando de frío, ya deseaba estar en casa y tomar una ducha caliente, no me quedo de otra que llevarlo a casa, ¿dónde lo podía dejar?

Lo bueno es que no hay muchos inquilinos, de verme llegar con un animal, cualquiera le hubiera informado al casero y me hubieran corrido, sin dar explicaciones.

Ya en casa por fin, tome una toalla, seque al gato, viéndolo bien es un animal hermoso, no un gato callejero como había pensado anteriormente, me miro con sus lindos y tímidos ojitos, al parecer ya entendió que no lo lastimaré.

Se dejo secar sin oponer resistencia alguna, le calenté un poco de leche y comenzó a beberla, cerré puerta y ventanas, para que no escape de nuevo, ya que no estoy dispuesta a salir a buscarlo. Tengo frío y el edificio solo y a oscuras me da un poco de miedo tanta soledad.

Entre al baño, el agua caliente tardo en salir, pero al fin salio, con el frío que tengo el agua caliente sobre mi cuerpo se siente deliciosa.

Salí del baño, limpie y desinfecte cada una de las heridas que me hizo ese desdichado animal.

Anteriormente parecía una pequeña pantera a la defensiva, que lucho (literal) con garras y dientes, ahora era un pequeño, lindo, tierno y manso gatito.

Tome una tasa de té para calentar mi cuerpo, abrace al gato que no puso ninguna resistencia, todo lo contrario y acurrucó a mi lado y entre ronroneos ya en la cama, ambos nos perdimos en un tranquilo y pesado sueño.

Así que no cabe mencionar que me olvide de mi propósito del día; pero ayude a un pequeño e indefenso animal, eso es más importante que unas cajas ¡cierto!.

A la mañana siguiente, desperté de mala gana, alguien estaban tocando la puerta, odio que me despierten, además el edificio esta casi vacío, los que se han quedado no tienen una relación estrecha conmigo, solo nos saludamos en los pasillos, nadie de ellos podría ser.

Deje de cuestionarme quien podía estar tocando y tan temprano así que me puse las sandalias, me frote los ojos, entre bostezos y aun adormilada abrí la puerta.