Capítulo V

Que pasa Valentino.

- Pero que tenemos acá a la mujer que se revuelca con todos para conseguir lo que quiere. - Dice una de las estudiantes.

- Perdón no veo a que viene ese comentario tan salido de tono.

- No lo sabe, ahora se hace la inocente. - Antes de responder Valentino se adelanta.

- Quieres saber, pues te comento que acabo de poner la lista de los estudiantes que van a participar en el desfile que se va a realizar dentro de seis meses y qué casualidad que tú seas una de las participantes.

- Diga con quién se acostó para que le dieran la oportunidad. - Y esta vez no me contengo y alzó la voz.

- Yo no tengo la necesidad caer tan bajo, me toca esforzarme mucho tengo que trabajar y estudiar al mismo tiempo, no me la pasó perdiendo mi tiempo en fiestas todos los días.

- Pero ....

- Pero nada señorita yo no tomo las decisiones acá, yo llevo los trabajos a la mesa directiva y ellos son los que escogen así que cuide muy bien sus palabras y si ya les quedó todo muy claro se pueden retirar.

Valentino me coge de la mano y me hace entrar en su oficina y caigo en su sillón un poco alterada.

- Enserio doy esa impresión, de la que me acuesto con cualquiera para conseguir lo que quiero.

- No te sientas así, la gente es envidiosa y la verdad muchos de ellos no se han esforzado como tú y creeme que hay muchos diseños que son solo copias de las mejores marcas.

Pienso en sus palabras, se que muchas marcas sacan unos diseños divinos pero sé que lo que yo me imagino y diseño no lo e visto en ningún lugar.

- Gracias por defenderme.

- No me preocupa eso en este momento, lo que me preocupa es que tú estés bien.

- Estoy bien.

- No te lo creo estás bastante alterada a demás no has dejado de mover la pierna eso significa que estás ansiosa, déjame te traigo una aromática.

La verdad no me había dado cuenta del movimiento de mi pierna, y como siempre cuando me pongo así comienzo a hacer ejercicios de respiración. Me han ayudado mucho desde que mi mamá me los enseño.

- Toma. - Recibo su pocillo con bien caliente y con un aroma delicioso.

- Gracias.

- Siempre a la orden.

- Y lo que dijiste afuera es cierto.

- Si cien por ciento verdad tus diseños fueron los primeros que eligieron para el desfile así que tenemos mucho trabajo que hacer.

- Tenemos.

- Una de las condiciones que me pusieron por ser tu tutor. Entonces nos toca ponernos manos a la obra.

- Cuando empezamos.

- Está semana que turno tienes.

- El turno uno.

- Listo entonces yo paso a recogerte en horas de la tarde y venimos a la universidad a trabajar, en cuanto a los otros turnos lo vamos cuadrando.

- No es mucho trabajo para ti.

- La verdad no, tenemos que aprovechar el tiempo al máximo y mientras tú sales vas al paradero pasa el bus te demoras más en cambio si yo voy llegamos más rápido.

- Porque siempre eres así con migo, y me alegra haberte conocido.

- A mi también pero no en esas circunstancias y por favor no toquemos ese tema que se que te vas a poner muy mal y eso no lo quiero estamos es celebrando la noticia.

Las circunstancias si fueron un poco complicadas para ambos pero desde ese día el se convirtió en un pequeño ángel guardián. El resto de la velada nos la pasamos hablando de cómo vamos a hacer para la elaboración de mis diseños y con cuáles vamos a empezar.

A la mañana siguiente voy a mi nuevo lugar de trabajo es muy bonito y el piso por lo que veo debe permanecer bien brillante. Hay varios puestos afuera y en ellos me imagino que están los asistentes de cada uno de los altos mandos.

Y como es costumbre ya pasó por cada uno de los puestos para ofrecerles de tomar, como no sé el manejo con los altos mandos le pregunto a una de sus asistentes y ella me informa que ellos se comunican con la asistente y ella se comunicaría con migo para llevarle su pedido.

- Es bueno ver una cara nueva. - Me giro y veo a Adriano Conte.

- Buen día señor.

- Que hace acá.

- Me cambiaron.

- Que desgracia tener que verla acá también, por favor manténgase alejada de mi.

- Como ordene señor. - Y para que mi día fuera más emocionante llega Bianca también.

- Enserio amor, pensé que habían despedido a esta inútil para no verla más y ahora tenemos que encontrarnos todos los días. Deberías hablar con los de recursos humanos para que la saquen.

- Pero que belleza tenemos acá. - No me diga que en este piso todos llegan al mismo tiempo y ahora quién me va a humillar. - Mucho gusto mi nombre es Donato Conte. - Al menos alguien si es decente.

- Mucho gusto mi nombre es Antonella D'angelo. - El estira su mano y con un poco de timidez la tomo no quiero parecer muy confianzuda.

- Un hermoso nombre para una mujer tan linda.

- Hermano ya cálmate, ahora te interesan las sirvientas.

- Va a tomar algo. - Le digo a Donato.

- Un café bien cargado y sin azúcar.

- Ya se lo traigo. - Estoy por retirarme cuando escuchó una voz bastante enojada.

- Es que solo existe él, yo no soy nadie acá. - Enojada me giro para mirarlo y poder contestarle.

- Que pena con usted señor, pero me acaba de decir que me mantenga alejada así que no entiendo sus incongruencias. - Adriano no es capaz de decir un sola palabra al igual que Bianca y ambos entran en la oficina.

- Mis más sinceros respetos.

- Perdón.

- Nadie nunca le había hablado así a mi hermano y menos alguien como tú.

- Una simple ...

- No, una mujer que puede parecer muy inocente pero en el fondo es muy dura y se hace sentir. Pero dejemos eso de lado te espero en mi despacho con el café.

- Lo siento mucho ya se lo traigo.

- Puedes tutearme y por favor no me llames señor dime Donato.

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