Carlos conducía rápidamente esa tarde mientras se dirigía con Isabel al centro comercial por un regalo de aniversario para sus suegros, Isabel por su parte estaba muy emocionada que su novio la acompañará hacer ese tipo de compras, tenían dos años de relación y aún no la hacía pública por lo que interrumpe el silencio en el vehículo.
– ¿Amor quieres venir a la fiesta de aniversario de mis padres?
– ¡Sabes que hoy es la fiesta que le preparé a Ana por su cumpleaños! –.
Isabel no puedo disimular su disgusto.
– ¡Siempre Ana! si no fueran como hermanos pensaría que estás enamorado de ella –.
El auto se detiene.
– Llegamos –.
Le dice Carlos y se baja del vehículo, comienza a caminar y unas jóvenes que estaban a un par de puestos más adelante se le quedan mirando,después de todo un hombre como él no pasaba fácilmente desapercibido su estatura de 1.85 cm, su cabello castaño y ojos azules le daban sin duda alguna un aire europeo encantador, Isabel al ver cómo estaban viendo a su novio lo toma de la mano sin decir palabras, compran un par de argollas y salen del centro comercial; al llegar a la casa de Isabel Carlos le dice.
– ¡Disculpa, no creo que sea buena idea que me presentes con tus padres hoy! es su aniversario hablamos después–.
Isabel se contiene para no llorar de frustración.
– Carlos ¡Sabes que si realmente quieres que esto continúe es algo que debe pasar tarde o temprano!
– Isabel eres una mujer maravillosa; pero sabes que siempre he sido sincero, ¡y no estoy seguro de querer que continuemos! ¡Creo que mejor terminemos! no te quiero lastimar.
– No digas eso, sé que te dije que no te presionaría pero ya son dos años, Carlos entiéndeme.
– Lo se, por eso es que mejor dejemos todo acá. No quiero dar un paso más en la relación y entiendo que tú no estés de acuerdo y ¡tienes razón!
– ¡No! –.
Le dice Isabel a Carlos con lágrimas en sus ojos.
– Perdona Isa, realmente lo intente contigo más que con nadie en estos últimos años, pero hay cosas que no se pueden forzar. –.
Le da un beso en la frente y se sube a su auto.
– ¡No te dejaré ir así de fácil! –.
Isabel se limpió las lágrimas y entró a su casa. Por su parte Carlos no podía quitar de su mente lo que le había dicho Ana en el restaurante, sin darse cuenta habían conducido hasta el cementerio de la ciudad, apagó el auto y comenzó a caminar, a los pocos minutos llegó a la tumba dónde estaban enterrados sus padres y los de Ana; se sentó y comenzó hablar en voz alta mientras dejaba caer sus lágrimas con total libertad.
– ¡Llevo toda mi vida esperando por ella y ustedes lo saben! y justo cuando llega mi oportunidad la pierdo por ¡Idiota! –.
Carlos se acuesta en el césped mirando al cielo y recordando la primera vez que vio Ana, tenían 5 años, ella tenía un hermoso vestido rosado, estaba llorando porque se había caído en el lodo y los niños a su alrededor se estaba burlando de ella por lo que él se para en frente y comienza a defenderla, después de que todos se habían ido la ayudó a levantarse, se quitó la chaqueta y le dijo.
– No llores yo te cuidare –.
Desde entonces ha roto su promesa una sola vez; pasaron un par de años de ese primer encuentro, cuando sus padres mueren en el accidente y es llevado por los de servicio social pero le dejó a Ana una nota que decía.
– ¡ Te prometo que volveré! –.
Para la sorpresa de ambos los padres de Ana quienes eran vecinos de Carlos y los mejores amigos de sus padres en vida deciden adoptarlo y desde entonces siempre estuvo a lado de Ana, por lo que le fue más fácil cumplir su promesa. Empiezan a caer unas gotas de lluvia en su rostro por lo que se levanta se sacude la ropa y decide irse a casa, después de todo debía terminar de alistar la fiesta para Ana pero antes vuelve a dirigir su mirada hacia la tumba.
– ¡Siempre la voy a cuidar! en ese momento siente como le tocan el hombro; al girar ve a Ana quien lo abraza fuertemente.
– ¡No sabía que estarías acá! pero no sabes cuánto me alegra –.
Por un momento Carlos sintió que toda su frustración, toda su rabia había desaparecido.
– ¡Disculpa que no te avise! –.
Le responde Carlos acariciando su mejilla y llevando su cabello por detrás de su oreja, como más le gustaba a ella, quedaron en silencio un rato abrazados mirando las tumbas de sus padres cuando Ana rompe el silencio.
– Pensé que estarías en la fiesta de aniversario de tus suegros.
–¡Terminé con Isabel! –.
Le respondió cariñosamente a Ana mientras jugaba con su cabello.
– ¿En serio? –.
Pregunta desconcertada Ana.
– Si, y antes que me preguntes, no es por ti, no tienes la culpa era algo que ya venía pensando hacer.
– ¿De verdad? Ana lo mira tratando de ver más allá de las palabras que él está diciendo.
– ¡Sabes que no te digo mentiras! vamos Ana parece que va a llover y aún te quedan muchas sorpresas por vivir hoy –.
La toma de la mano y se dirigen al carro de Carlos , él le abre la puerta por lo que ella se sube y justo en ese momento ve entrando a Sebastián con unas Calas blancas, quien sonríe al ver a Ana, la saluda desde lejos sin embargo al ver que está con Carlos prefiere simplemente avanzar a su destino. por su parte Carlos no se dió cuenta de ese encuentro por lo que se monta en el auto y salen del cementerio camino a casa de Ana para terminar los preparativos de la fiesta, en ese momento le llega un mensaje al celular de Ana "Número Desconocido" sin embargo ella ya conocía ese número, sin dudar abre el mensaje.
– Te falta aún mi tercer regalo, espero poder entregártelo está noche –.
Disimula su enojo y trata de distraerse conversando con Carlos.
– En verdad ¿no tiene nada que ver lo que te dije en el restaurante con lo que pasó con Isa?
– No, ya te había dicho que iba a terminar con ella antes que me hablaras de tu grandioso plan ¿lo olvidaste?
– ¡Si, verdad! disculpa ando paranoica con el tema –.
Ambos se miran y se comienzan a reír Carlos sabía perfectamente a lo que Ana se refería.
– Bueno ya estamos llegando, no me hagas trampa sube a la habitación date una ducha ponte hermosa como siempre y no bajes hasta que yo te avise ¡ Sin trampas Ana! –.
Ella sonríe dulcemente ; con Carlos era la única persona con la que parecía ser una niña de 8 años, al entrar al penthouse Ana se quita los zapatos toma un vaso de agua y le dice a Carlos.
– ¡Te tomo la palabra! Un rato en la tina me hará bien y si no te molesta me llevaré este vino.
– ¡Vale! recuerda que no puedes bajar hasta que te diga –.
Le grita Carlos mientras Ana sube a su cuarto abre las cortinas negras de su habitación busca un vestido casual negro, llena la tina y prepara su baño de burbujas coloca una música suave y cierra los ojos tratando de no pensar en lo que había ocurrido el día de hoy.
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Comments
Magda Alvm
Muy interesante su novela escritors
Es un misterio ese Sebastián 🤔
2024-07-03
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