Mariam salió de aquel sótano en apariencia muy segura y decidida, altiva y dando órdenes sin titubear en ningún momento, sin embargo, apenas llegó al despacho de aquella hacienda tomo una botella de vino con las manos temblorosas, la descorcho y sin siquiera usar una copa, bebió directamente de la botella; mientras uno a uno los recuerdos del pasado como una maldición empezaron a llegar.
Honestamente Mariam sintió terror cuando ese hombre desconocido la reconoció y pronuncio en voz alta su verdadero nombre, pero flaquear era un lujo que en ese momento no se podía dar, se prometió no perder el control nunca ante ningún oponente a menos que tenga una estrategia ya implantada ante tal contingencia.
Escuchar ese apodo que por años ninguna de las personas que las rodeaba volvió a mencionar hizo que la piel se le escarapelara. Por otro lado, oír su nombre a viva voz y de alguien que no era precisamente cercano le hizo pensar en que debía desaparecer ese nombre de una vez por todas, cubrir cada uno de sus pasos y borrar del mapa toda huella y rastro que quedaba de ella. En la hacienda y alrededores todos solían llamarla señora cuando la veían de frente y ñusta cuando debían referirse sobre ella ante los demás, un apodo que le fue dado por una gran persona y a la cual le guarda un gran afecto.
En las fundaciones y obras caritativas la llaman “la señora sin rostro”, es de las pocas que deja un enorme donativo, pero nunca pone su nombre, ni mucho menos deja indicios de quien es, los orfanatos, hospitales, comedores populares y demás eran los más beneficiados en cuanto ella aparecía, nadie nunca mencionaba su nombre en ningún lado, mantener un perfil bajo era sin lugar a duda lo más importante para ella, patrona era otra de las maneras en que se dirigían a ella. En el banco y las otras empresas que le heredo Jota y el abuelo, la conocían con otro nombre.
- Ese hombre me reconoció, pero yo no tengo la menor idea de quién es él, debo averiguar que sabe de mí, no creo que me haya visto solo una vez; él dijo que trabajo para Jota… ¡Maldita sea! - se reprochó a mí misma lanzando la botella de vino a la pared- ese desgraciado está muerto, muerto- me repetía tratando de acallar mis pensamientos
Al hacerlo pense que se me quitaría todo el resentimiento que guardo por años en contra de aquel hombre que tan solo de oír mencionar su nombre la sangre me hierve y el corazón se mee acelera, su rostro se pintaba de color rojo, estallando en una gran colera. Botella en mano salió del despacho furiosa, una de las empleadas le ofreció algo de comer, pero ella respondiéndole algo molesta le pidió una botella más de vino para su habitación y que nadie la molestará durante toda esa noche.
Ya estando dentro y mientras tomaba directamente de la botella ese líquido embriagante de dulce sabor y exquisito aroma, de tonalidad roja sé quedó viendo fijamente a través de la ventana hacía la entrada principal.
Esta entrada era muy bonita, tenía el camino empedrado desde la puerta principal de la casa hasta la puerta de rejas que daba a la calle, la casa tenía un estilo muy clásico en realidad (debo decir que Jota era un maldito, pero tenía buen gusto). La primera vez que me trajeron aquí no pude apreciar bien cada detalle porque traía una venda en los ojos, pero tiempo después pude observarla con detenimiento, detalle a detalle.
FLASHBACK HACE MAS DE 10 AÑOS
- Ven aquí niña- expresó un hombre mientras tomaba bruscamente a la niña asustada que traía en la camioneta negra de lunas polarizadas
- No quiero estar aquí, por favor suéltame, déjame ir- gritaba la niña mientras su cuerpo caía al piso golpeándose con las frías y duras rocas
Ver su rostro deprimente y su actitud quizás y solo quizás por un momento logro que él hombre sintiera algo de compasión al ver su llanto.
- Lo siento mi niña, pero no soy el que toma las decisiones aquí, ahora sí no camina tienen permitido arrastrarla- ordeno
Mis ojos vendados solo percibían la oscuridad, mientras era arrastrada hacia el interior, lo supe porque el sol ya no se sentía tan fuerte como al principio. Los hombres sujetaron mis brazos con fuerza, me hicieron caminar torpemente hacia el interior y luego me hicieron subir las escaleras, subir cada uno de esos escalones con los ojos vendados fue de lo más complicado, caí un par de veces, pero eso no les importo en absoluto a los hombres que me llevaban, al final supongo que se cansaron de mi torpeza y en seguida me cargaron en hombros. Lo siguiente que sentí fue mi cuerpo impactando con la cama.
En el silencio de ese lugar lo único que se oyó fue mi ¡Auch! Que fue algo lastimero, pero cero importante para aquellos… sentada sobre la cama me dejaron en silencio y sin saber que hacer. Mis manos atadas hacia atrás no me permitían moverme con libertad sin importar el esfuerzo que yo hiciera, estuve inconsciente no sé por cuánto tiempo, solo sé que apenas venia abriendo los ojos y lo único que veía era oscuridad.
Estaba tratando de tranquilizar mi respiración y de poner en orden mis pensamientos, el único sonido que escuchaba eran las voces de mi cabeza y los canticos de los pajarillos, el ruido típico del campo supongo. Por un momento pensé que los que me habían llevado allí eran mis padres, recuerdo haberles dicho que quería una gran sorpresa para mi cumpleaños próximo, sin embargo, el modo en el que me trajeron no creo que sea propio de mi padre, así que me despertaron la duda.
- Señor hemos traído un regalo muy especial para usted
- ¿Regalo? ¿de qué se trata? Aun no es mi cumpleaños, es mas creo que esta bastante lejos aun
- Es un presente de su padre… el ultimo para ser exactos
- ¿de qué se trata? Estoy un poco ocupado y no me gustaría dejar mi trabajo por algo tonto
- Estoy seguro de que esto le agradara señor, sin embargo, le sugiero que vaya a su habitación dentro de un par de horas
El hombre no mencionó ninguna palabra, solo unos gestos y unas señas le dieron a entender al hombre que debía retirarse.
- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - preguntaba al escuchar los murmullos
- Señorita póngase de pie
- ¿Quién esta ahí?
- Señorita por favor- la voz de lo que parecería ser una mujer sonó algo leve al acercarse a ella
- No, ¿Qué haces? Ya dije que no- grité al sentir como aquella persona se acercaba a mi
Las ataduras en mis manos se sintieron flojas, la cuerda ya no apretaba y podía moverlas con libertad, aunque aún estaban algo entumecidas. Me quité rápidamente la venda de los ojos, me puse de pie observando a 4 señoritas a mi alrededor.
- que-que que es lo que quieren ustedes? ¿Por qué están aquí? ¿Por qué estoy yo aquí? - pregunte
Ninguna de las mujeres respondió, solo miraban sobre la cama, así que me gire también para ver que sucedía; un vestido bonito y brillante, aunque algo corto yacía sobre la cama, una colección de joyas, conformado por una gargantilla y un par de pendientes brillaban desde la distancia.
-Qué sucede aquí? ¿Por qué nadie me responde? - grite
Las mujeres solo se acercaron a mí, parecían zombis, intentaron quitarme la ropa, sin embargo, no se los permití, las empuje y les gritaba que dejaran de tocarme y acercarse a mí.
- señorita por favor guarde silencio o todas seremos castigadas- pronuncio finalmente una de las mujeres
- que? no, ya déjenme… no me toquen, si no me tocan dejo de gritar- amenace
Inmediatamente después de que finalice mi amenaza la puerta se abrió y la figura de un hombre apareció. De edad mediana, alto, moreno y de un rostro bastante peculiar, tenia una enorme cicatriz que dividía su cara, siendo honestos ese hombre irradiaba miedo.
- ya quédate quieta niñita, deja que las señoritas hagan su trabajo… no me obligues a intervenir, te aseguro que no te gustara
- pero señor…
- pero nada, ¿acaso quieres que te desvista yo? – me pregunto molesto
- no señor
- entonces quédate quieta, no quiero oír una palabra mas
El hombre me amenazo y luego de ello se puso de pie, acomodo su camisa y salió fuera de la habitación. Acto seguido las mujeres balbucearon una que otra palabra dirigiéndome miradas de odio, para posteriormente ayudarme a quitarme la ropa. Era la primera vez que me encontraba desnuda ante alguien que no era yo.
Una de las mujeres me llevo al baño y me ayudo a bañarme, ni siquiera proteste debido al temor que ese hombre fue capaz de infringir en mí, era la primera vez que lo veía y deseaba que fuese la última también; no sabía que era lo que estaba sucediendo, lo único que puedo decir es que tenia miedo. ¡Auch! – pronuncie al sentir como la chica que estaba peinando mi cabello jalo con demasiada fuerza.
- Mis disculpas señorita, no quería
- ¡Oh, no! No hay problema, continua- pronuncio tratando de que no se sintiera mal y que a mí no me fuera tan mal
Al tiempo que trabajaban mi cabello también arreglaban mis uñas y me maquillaban, no entendía el punto de eso, sin embargo, puedo decir con total sinceridad que sentí terror. Todas esas cosas moviéndose entre mis manos, mi rostro y cabello me asustaban, nunca antes lo había hecho, nunca permito que toquen mi cabello y mucho menos me maquillen o pongan ropa demasiado reveladora, pero hoy, hoy no tuve elección.
- ¡Se ve tan linda! – pronuncio una de las chicas viéndome al espejo finalmente vestida
- No quiero esto, no quiero- manifiesto intentando sacarme el vestido
- ¡Alto, espera! ¿Qué haces eh? Quédate quieta si el señor Ramón te ve se pondrá furioso y lo pagaremos todas
Finalmente pude saber el nombre de ese sujeto, pero eso no solucionaba el problema y mucho menos me sacaba de aquel lugar.
- Falta algo- pronuncio una de las mujeres rociándome algo de perfume
- Cof, cof, cof! – tosí al sentir como la fragancia invadía mi boca
- Bueno, el trabajo está hecho es hora de irnos
- Que? no, ¿A dónde van? No me dejen aquí por favor- suplique tomando la mano de una de las mujeres
- Señorita por favor compórtese
- Creo que aún no le enseñan modales- manifestó otra riendo
- Pronto se los enseñaran
- ¿De qué están hablando? - pregunte con algo de temor
- Ya basta, dejen de decir tonterías, ya vámonos- volvió a insistir una de las mujeres a la que al parecer las otras 3 obedecían porque guardaron silencio y empezaron a empacar sus cosas
- Oigan no esperen, en serio, no me dejen sola
Mis suplicas parecían no llegarles, ya que ellas ni siquiera voltearon a verme, excepto cuando me oyeron caer al piso.
- No se caminar con estos- pronuncie señalando los tacones
- De aquí en adelante debes aprender a dominarlos, porque créeme que te harán falta....
- Aunque no creo que sea eso lo que necesite - se le escapa burlonamente a una de las mujeres ocasionando que aquella que me respondió antes le lanzara una fuerte mirada
La líder de las mujeres solo se giro para decirme aquello y después las 4 abandonaron la habitación sin pronunciar ninguna palabra más, yo intente seguirlas y salir, pero al instante que me acerque a la puerta escuche como esta era cerrada con llave desde el exterior.
“Calma Mariam, cálmate, esto es solo un sueño, una pesadilla… si tú te duermes y luego vuelves abrir los ojos vas a estar en tu casa nuevamente” … trataba de consolarme a mí misma diciéndome aquellas palabras, sin embargo, no podía disimular mi nerviosismo ante lo que estaba sucediendo, me miro al espejo y veo a una joven completamente diferente a la que soy, cubierta de maquillaje y vistiendo esta ropa que jamás en mi vida me hubiera imaginado.
La oscuridad ya rodeaba el lugar, la habitación lucia ordenada, no me había fijado mas temprano, pero ahora que la veo con mas tranquilidad puedo notar esos colores grises que hacen un juego perfecto con los muebles, todo se ve bastante fino y elegante; al principio pensé en que seria prostituida o algo así, sin embargo, al ver este lugar tan delicado y cuidado no creo que se trate de un prostíbulo y si es así debe ser uno bastante lujoso.
¡que estúpida! – me recrimino a mi misma al darme cuenta de los pensamientos que estoy teniendo, sin embargo, no dejo de pensar en que esto es bastante extraño. Y de pronto la puerta se vuelve abrir dejando ver la silueta del hombre que me amenazo.
- Haber niña, la persona que va entrar después de mi es bastante especial, no te niegues a nada de lo que vaya a pedirte, no pongas peros y tampoco respondas; es algo impaciente y te aseguro que no es tan amable como lo soy yo, así que mantén la boca cerrada
- Señor
- ¿Qué quieres?
- Esto es una broma ¿cierto?
- ¿Broma? ¡ha! Si por supuesto que es una broma… una broma que te costara caro si te atreves a hacer alguna de las cosas que te dije que no hicieras
- Pero señor…
- ¿Pero? Escucho un “pero” más y te juro que voy a golpearte hasta que me canse, ahora ten- me dijo alcanzándome un antifaz bastante elegante y que hacia juego con el vestido que llevaba puesto- usaras esto y más te vale que no te lo quites en ningún momento durante toda la noche- me advirtió apretando mi mano- ¿lo entendiste niñita?
- Duele, duele... por favor
- ¿Dime si entendiste lo que acabo de decir?
- Si señor, si
- Pobre de ti si no cumples con lo que pidan, juro que te mataré - vuelve a insistir vehementemente
- señor, por favor...
Pronuncio al sentir el dolor intensificarse, el hombre me pone el antifaz con sumo cuidado evitando que el peinado se arruine y luego se retira de la habitación, haciéndome una seña con los dedos, tratando de decirme que me estará vigilando. Intento salir de la habitación, pero esta ya esta cerrada con llave, mi corazón empieza a latir con rapidez y luego entro en pánico, trato de llorar, pero recuerdo las palabras del hombre y lo único que puedo hacer es temblar.
Puedo escapar por la ventana, pero a donde se supone que voy a ir en la oscuridad” – yo me rompía la cabeza pensando en que era lo que debía hacer, quería lanzarme por el balcón, pero sentía vértigo de solo pensarlo.
La manilla de la puerta fue girada y un hombre alto hizo su ingreso, su estatura era difícil de ignorar, de tes morena y cuerpo bien trabajado, traía el cabello bien peinado y el olor de su perfume era bastante fuerte, me hizo estornudar. En cuanto lo vi ingresar mi cuerpo se paralizo tratando de imaginar que era una estatua y que, si fingía no respirar él no notaria mi presencia y se iría, sin embargo, aquello no sucedió, estaba algo ebrio supongo porque se tambaleaba, aun así, yo no me moví, me quede de pie justo frente a él, quien tomo asiento después para observarme.
- Vaya, Ramon sí que sabe cómo agasajar a una persona- pronuncio el hombre- esta vez sí que se pulió
El hombre al verla así de pie, observó su delicada figura, sus largos cabellos castaños, sus labios ligeramente carnosos, detuvo su mirada en los senos pequeños de la joven, luego su mirada se centró en su fina cintura y sus largas piernas, su piel de tez clara la hacía lucir hermosa, causando que este hombre enloqueciera, su mirada descarada delataba sus intenciones. Después de observarla un momento ordeno que girara.
- ¡Quítate la ropa! – fue lo que dijo haciendo en automático que me pusiera a temblar
- ¿Que? - balbuceo para mí misma
- Que no oíste lo que dije- preguntó - que te quites la ropa- volvió a ordenarme
Yo no lograba dar crédito a lo que estaba oyendo, es por ello que lo ignore completamente, al parecer entre en trance al escucharlo, ni siquiera me percate que se había acercado a mí, en cuanto recobre el conocimiento vi como el vestido que vestía hace segundos yacía en el piso desgarrado.
- No, espera, que…
- Acuéstate en la cama- me ordeno
En cuanto estuve consciente de lo que sucedería después intente salir de allí, pero no me fue posible ya que al usar estos malditos tacones caí al intentar dar el primer paso, mismo que fue aprovechado por el hombre que me levanto del piso y me lanzo sobre la cama, trate de huir, pero me fue imposible, físicamente ese hombre era superior a mí en todo sentido, se abalanzo sobre mí y de allí no pude sacarlo, intente gritar en cuanto sentí su boca rozar mi piel, pero él fue más rápido y tapo mi boca con su enorme mano; al sentirlo dentro de mi grite de dolor, nunca antes me había pasado y fue doloroso, no dejaba de mover mis pies tratando de patearlo para evitar que el contacto siguiera, pero una bofetada detuvo mi lucha y me dejo inconsciente.
++++++++++++
La fiesta de fin de año en el prestigioso Club Central era de las mas importantes del país, la crema innata de la ciudad de Lima y del Perú entero se reunía para celebrar y darle la bienvenida a un nuevo año; aunque esa solo era una excusa para seguir haciendo negocios y crear nuevas alianzas.
La gala era bastante elegante y reunía a las familias de mas prestigio en el mundo empresarial, dentro de ellas la familia García dueños de las fábricas de textiles más grandes del país, los Ricci dueños del grupo de importaciones, los Breca dueños de hoteles, resorts y algunas empresas financieras, los Romero dueños de las empresas productoras de alimentos más importantes del país y finalmente los Valencia dueños del banco más grande el país que a su vez manejaban financieras alrededor del país y con sucursales en otros países; estas y otras familias se reunieron en aquella fiesta, tanto adultos como niños fueron participes de aquella velada hecha para celebrar, disfrutar y sobre todo socializar.
- A mi hijo le quedo gustando la jovencita esa
- ¿Cuál señor?
- Aquella, la nieta de Claudio Breca
- La jovencita de allá- menciona señalando a una dulce niña que se divertía oyendo las ocurrencias de su amigo
- Baja la mano, es de mala educación señalar a los demás así- regaño el hombre a su guardaespaldas que estaba de pie a su costado- pero si, aquella jovencita es del agrado de mi hijo, esta como idiota pensando en ella, así que he planeado darle la bienvenida a este negocio dándole como regalo aquella bella flor
- Señor ¿Qué está sugiriendo?
- Sabes a lo que me refiero Ramon, esa jovencita no será la esposa de mi hijo, pero servirá para mantenerlo a raya un rato, se la daremos como regalo y cuando se aburra puede tirarla a la basura como hace siempre con las otras chicas
- Pero señor es la nieta del señor Breca, no es cualquier chica
- ¿y? ¿Cuál es el maldito problema con eso?, ¡apellidos! Breca, Quispe, Romero, todas son lo mismo...
- señor...
- todas son carne en exhibidor esperando por el comprador más fino y delicado o el que más dinero tenga
- Podríamos meternos en problemas
- No te preocupes, yo me encargo… solo necesito que la hagas llegar sana y salva a la hacienda, te encargues de dejarla presentable para mi hijo y ya… ese será tú trabajo… ¿puedes con él o debo llamar a alguien más?
- No señor, yo me encargo
- Eso creí…- menciono el hombre palmeando el hombro de su empleado mientras no le quitaba la vista a la joven quien sonreía muy alegremente ante los chascarrillos de su amigo
- Si señor, pero ojo, necesito que ocultes el rostro de la joven, este tonto dice que está enamorado y que le gustaría pedir su mano… ¡detestable! … no quiero que la vea y decline, mis planes con los Romero no deben verse afectados bajo ninguna circunstancia y menos por un lío de faldas
- Si señor
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“El antifaz será suficiente”
La conversación que sostuvo en aquella fiesta con su antiguo patrón le hizo recordar el porque trajo a aquella niña allí, aunque al principio se negó a hacerlo por temor a como reaccionaria la familia de aquella joven, después cuando se la entregaron inconsciente no le quedo de otra que llevársela. Mandar que la arreglaran, maquillaran y vistieran lo hizo sentir como un proxeneta que dirigía un prostíbulo; aunque a juzgar por sus acciones anteriores no podía negar que era un poco el rol que desempeñaba; no era la primera vez que lo hacia después de todo.
“Ya de por si esta vida es complicada, los problemas no dejan de asediarnos; si Jota ejecuta algún movimiento brusco nuestra situación se complicaría aún más, tener aliados es importante en este negocio, arriesgarlo todo de esta manera no es correcto, no después de tantos años de trabajo y esfuerzo” … pensaba el hombre.
“No puede arruinar el futuro matrimonio de mi hijo, si eso llegara a ocurrir nos meteríamos en grandes problemas” … era lo que mas recordaba de aquella reunión y era lo que dentro de todo lo motivo a seguir las ordenes de un viejo cadáver.
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Comments
alexa c.amadeus
Empieza muy bien, vamos a ver los sig
2022-10-15
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