Todo en el país había cambiado, o al menos eso sentía Patricia. Carmelo llevaba años planeando todo para que la gente pensara que él era el héroe que todos necesitaban. Los profesores y los adultos inteligentes siempre hablaban bien de él, y la gente normal, como los vecinos de Patricia, lo veían como alguien que iba a arreglar todo: que nadie pasaría hambre, que todos podrían ir a la escuela y al hospital, sin embargo, Patricia, aunque era joven, era muy perspicaz y empezaba a darse cuenta de que Carmelo no hacía lo que decía y parecía que le importaba más que la gente lo obedeciera para que él tuviera más poder.
Por otro lado, estaba su papá Armando, Patricia lo había visto alguna vez por la tele y a veces lo escuchaba hablar sobre él, y decía cosas que parecían muy diferentes, su papá decía que era importante que las personas aprendieran a pensar por sí mismas y que no todo dependiera del gobierno, sin embargo, muchos no estaban de acuerdo con él y hasta se burlaban de lo que decía llamándolo cosas feas como "facha", aunque Patricia no sabía bien qué significaba esa palabra.
Cuando Carmelo se convirtió en presidente, Patricia notó que las cosas se pusieron muy difíciles para Armando. Primero, Carmelo trató de convencerlo para que estuviera de su lado, pero Armando no aceptó. Luego, empezó a aparecer en los noticieros diciendo cosas malas sobre Armando y su periódico, y "La Verdad", que antes era leído por mucha gente, y con el tiempo, el periódico empezó a vender menos porque las empresas dejaron de anunciarse. Patricia escuchó a su papá decir que eso era porque Carmelo estaba detrás de todo.
Lo que más preocupaba a Patricia era cuando escuchaba hablar de amenazas porque sabía que su familia recibía mensajes peligrosos, y aunque no entendía del todo por qué las personas hacían eso, sabía que eso estaba muy mal. Para Patricia, todo esto era muy confuso y un poco aterrador y se preguntaba por qué los adultos no podían simplemente llevarse bien
Estudiar en la secundaria más prestigiosa del país debería haber sido algo emocionante, pero para Patricia y Pedro, no lo era, a pesar de que compartían clases con los hijos de funcionarios importantes, eso no los protegía del acoso. Mireya Carmona, la hija del presidente, era la peor, porque siempre buscaba humillar a Patricia, tal vez se debía a que Patty, como la llamaban sus amigos, era inteligente y talentosa, algo que Mireya no podía soportar. Mireya solo tenía su belleza y el poder de su padre, pero nada más.
Carlota, la mamá de Patricia, intentaba hablar con la directora sobre lo que pasaba, pero ahora que la familia Ramírez estaba en desgracia, nadie la escuchaba, aunque la directora no era una mala persona, pero tenía miedo de enfrentarse a Carmelo Carmona y su hija.
Luis Arturo Alcalá, el mejor estudiante de la secundaria, también se dio cuenta de lo injusto que era todo, y a pesar de que venía de una familia poderosa y tenía excelentes calificaciones, sus quejas sobre el trato hacia Patricia y Pedro fueron ignoradas, y desde entonces, Luis Arturo empezó a despreciar al presidente Carmona y a su hija Mireya, la cual a pesar de solo tener 12 años, ya se comportaba de manera cruel.
Después de unas semanas, Patricia y Pedro tuvieron que dejar la secundaria porque sus padres no podían seguir pagando la matrícula, y además estaban preocupados por su seguridad, a pesar de que Luis Arturo intentó ayudarlos, nunca llegaron a conocerse en ese momento, pero desde ese momento ya se notaba que él alguien que odiaba las injusticias.
La situación de la familia Ramírez empeoró rápidamente. Armando, el papá de Patricia, tuvo que vender todo lo que tenía para pagar las deudas y las demandas de sus antiguos empleados. Luego, Carmelo Carmona anunció en televisión que iba a expropiar todos los medios independientes, incluyendo el periódico de Armando, "La Verdad", lo peor es que no les pagaron ninguna compensación, y la familia quedó en la ruina.
Sin embargo, el acoso no terminó ahí porque las amenazas de muerte hacia la familia eran constantes y en solo dos años, lo perdieron todo, vendieron su casa y sus autos, y se mudaron al pequeño apartamento que Carlota tenía antes de casarse. Sin ingresos ni posibilidades de trabajo, solo les quedaban los ahorros que tenían en el extranjero, pero no podían acceder a ellos debido a que el gobierno los había bloqueado.
Carmelo seguía promulgando leyes cada vez más duras, y los padres de Patricia ahora eran vistos como traidores y la familia llegó a un punto crítico: o huían del país, o terminarían en la cárcel y por eso decidieron que el exilio era su única opción, a pesar de que empezar de cero en otro país sería difícil, esta era la única manera de tener una vida digna, ya no tenían amigos, solo quedaban Jairo Méndez y su esposa Cecilia, y Valentino, un periodista que había sido aprendiz de Armando.
Patricia sabía que su vida estaba cambiando para siempre, aunque era muy joven, entendía que su familia estaba luchando por sobrevivir en un mundo que parecía estar en su contra.
El ambiente en casa era raro y Patricia notaba que sus papás estaban muy preocupados, pero no entendía bien por qué. Había escuchado a su mamá, Carlota, decir que tenían que irse pronto del país, que todo debía hacerse con cuidado y sin errores y Patricia no comprendía cómo un viaje podía ser tan importante y tan complicado. Para ella, viajar siempre había sido algo muy emocionante, como cuando iban a la playa, pero ahora ese viaje no parecía nada divertido.
Lo que más la confundía era ver a su mamá tan nerviosa, Carlota apenas comía, y cada vez que hablaba por teléfono, bajaba la voz como si no quisiera que Patricia escuchara. Su papá, Armando, pasaba horas encerrado en su oficina y Patricia trataba de preguntarles qué estaba pasando, pero siempre le respondían con frases cortas, como "todo estará bien" o "no te preocupes", a pesar de que la mantenían al margen, sabía que algo malo estaba ocurriendo.
Había cosas que Patricia ignoraba porque sus papás la habían protegido siempre de los problemas del país y de las cosas feas que sucedían y por eso, no podía comprender por qué tenían tanto miedo. Patricia veía a sus papás como personas fuertes y valientes, y no entendía por qué ahora parecían tan frágiles.
Lo único que Patricia sabía con certeza era que sus papás querían protegerla, Carlota siempre la abrazaba un poco más fuerte de lo normal y le decía que todo iba a estar bien, aunque Patricia empezaba a sentir que no era tan simple y comenzaba tener una sensación muy extraña, como si el mundo que ella conocía estuviera a punto de cambiar de formas que nunca habría imaginado
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Comments
Maigualida Balbas Jeanty
Se parece tanto a un país que conozco. Que tristeza...
2023-06-14
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