Pasé todo el fin de semana en casa con mi familia, en pijama, comiendo, jugando y hasta un campamento armaron los niños en la sala, nos invitaron a acampar en sacos de dormir. No toqué el tema de Susej a Hane, y ella tampoco habló de ello, quizás por no nombrarla o simplemente por no preguntar.
Luego de todos estos días de plena tranquilidad, volví el lunes a la oficina con las energías renovadas. Al llegar, estaba Rita ubicada en su puesto de trabajo.
-. Buenos días Rita.
-. Señor buenos días. Casi me alcanza, apenas vengo entrando a la empresa.
Ese saludo fue mientras pasaba a mi oficina, con la puerta entrejunta le llamé a gritos:
-. Señorita venga rápido.
Me escondí tras la puerta y ella entró casi corriendo.
-. Dígame señor.
Yo estaba detrás de la puerta cuando volteó para ubicarme, porque no me vió en el escritorio. La tomé fuerte por los hombros y ella asustada me dijo:
-. ¡Ay señor! ¿Qué le sucede?
-. Rita, usted y yo tenemos un secreto.
-. Sí señor, ¿Qué secreto será?
Ella estaba muy asustada. Cuando la tenía enfrente de mí pude ver, por segunda vez, unas hermosas tetas que escondía con esas blusas antiguadas.
-. Rita lo que hablamos el viernes, debe quedar entre usted y yo.
-. Sí señor entendí, y, ¿Me puede soltar? Me pone nerviosa.
Largué una carcajada y la solté.
-. Jajajaja…Perdón Rita, no fue mi intención.
-. Tranquilo señor.
-. Apenas esa mujer, Susej Terranui, llame, pásame la llamada directo a mi extensión por favor.
-. Como usted ordene señor.
Se dio la vuelta, tras dar dos o tres pasos hacia la puerta, se detuvo.
-. Señor disculpe la pregunta.
-. Sí Rita dígame.
Tocó un par de veces sus lentes, algo nerviosa, y dijo:
-. ¿Susej Terranui? Y ella de casualidad ¿No es su amiga?
-. Sí ella misma.
-. ¿Y por qué llama?
-. No lo sé preciosa, es lo que vamos a averiguar hoy en la tarde, por eso te ruego que pases la llamada directo.
-. Bueee, bueno señor.
Volvió a girar y salió de la oficina. En eso entra José con tono sarcástico y con voz fina remedando a Rita:
-. Permiso señor.
Luego de una ligera risa, le dije:
-. Adelante señor ¿En qué le ayudo?
Estrechamos las manos y tomó asiento. Sacó su laptop y me pidió comparar unos detalles del contrato que debíamos entregar, nos concentramos en el trabajo, hasta que de pronto dijo:
-. Oh, oh, oh, hermano ya casi es hora de almuerzo.
-. ¿En serio? Con razón me suena el estómago.
Dejamos todo en la oficina y salimos a comer invitando a Rita con nosotros. Le dije:
-. Rita vamos a almorzar, quizás encuentres un novio.
-. Ay señor, yo traje almuerzo. Además ¿Quién se va a fijar en mí?
Contestó José sin dar tiempo a que yo dijera algo.
-. ¿Quién? ¿Quién? Destapa ese cuerpo para que veas como te llueven los enamorados.
Ella ruborizada, contesta:
-. Señor José ¿Cómo dice esas cosas?
-. Bueno quédate a comer sola. Nosotros vamos por algo grasiento.
Nos marchamos a comer, mientras caminábamos José me decía:
-. Mira Damir, esa Rita está como le da su real gana, pero ese saco de trapos mata cualquier intento de ataque.
-. Tú eres cruel, déjala tranquila, algún día llegará quien abra el sarcófago de Tutamcamon.
-. Bueno, ojalá no sea a los 55 o 60 años, porque ahí sí es verdad que se va a quedar sola.
-. ¿Tú crees? Algún buen samaritano debe quedar por allí.
-. ¡Ya pues! Dejemos tranquila a la pobre Rita.
-. Si, tienes razón, comamos porque trabajo aún nos queda.
Allí se me vino a la cabeza la tramoya que Rita y yo estábamos armando. Me preocupaba que se quedara trabajando hasta tarde conmigo y llegara la hora de la llamada de Susej. Salimos del restaurant y fuimos a la oficina para seguir trabajando. Cuando se acercó la hora estaba José presente, le dije a Rita:
-. Cuando la señora llame me la comunicas inmediato por favor.
-. Si señor como usted ordene.
Tocando sus lentes varias veces denotando sus nervios, José cogió su maletín. Su laptop y se marchó a su oficina. Yo respiré profundo aliviando mi preocupación.
-. Ufffff, menos mal se fue.
Continué en mi PC afinando los últimos detalles. Cuando de pronto suena el teléfono con tono de llamada directa, descolgué y dije:
-. ¡Aló! Buenas tardes.
Al otro lado de la llamada, luego de una ligera pausa.
-. ¡Aló! Buenas tardes doctor, soy la señora Susej ¿Me recuerda?
-. Hola señora Terranui. ¡Claro sí! Preciso en estos momentos preguntaba a mi asistente si usted había llamado, ¿Tiene los datos para el depósito? Debe cancelar antes de la consulta.
-. No doctor, no los tengo, porque se los pedí a mi amiga y me dijo que siempre pagaba en efectivo.
En ese instante recordé que si le daba mis datos quedaba al descubierto, entonces, pensé: aquí la solución es darle los datos de Rita de inmediato.
-. Le voy a comunicar con mi asistente.
-. Okey doctor.
-. Luego que usted haga el pago, ella me devolverá la llamada y comenzamos. Ya le comunico.
-. ¡Aló! Rita.
-. Dígame señor.
.- Dale los datos de tu cuenta bancaria para que realice el pago. Luego me la vueles a comunicar.
-. Muy bien señor.
Escasos minutos después, vuelve a sonar mi teléfono.
-. ¡Aló!
-. Ya está hecho el pago doctor.
-. Muy bien, entonces, podemos comenzar, soy todo oídos señora.
Ella comenzó:
-. Mi nombre es Susej Melina Terranui, uso apellido de casada, mi esposo se llamaba Forlan Terranui, el falleció, murió de un infarto.
-. Muy bien, estoy haciendo mis anotaciones. Continúe.
No podía creer que era la mujer de mi amigo, mi confidente, mi hermano, la causante de la muerte de quién la vida convirtió en más que mi familia. Ella prosiguió:
-. Me casé cuando tenía apenas los 20 años cumplidos, era muy joven. Conocí a mi esposo en una reunión de mi familia, él era invitado de uno de mis hermanos.
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Comments
DelbarrioDorta
haciendo honor a su naturaleza
2023-04-11
0
KAMELIA
Los hombres como siempre si no miran el físico no se dan cuenta que es una mujer sencilla y de buen corazón, osea los sentimientos van de último
2023-04-11
0
KAMELIA
Este hombre quiere meterse en camisa de 11 varas, hay hana ponte las pilas
2023-04-11
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