Romance Y Crisis
Carmelo Carmona, el hijo mayor de Rómulo Carmona, presidente de un pequeño partido en ascenso, vivió una infancia marcada por la ruptura de su familia. Cuando apenas era un niño, sus padres, Rómulo y Mariana, se divorciaron debido a que Rómulo tuvo un hijo con su amante, un año menor que Carmelo.
Al descubrir la infidelidad, Mariana, incapaz de soportar la humillación, pidió el divorcio. Llena de ira, empacó sus pertenencias y abandonó a su hijo de tan solo ocho años, desapareciendo para siempre. Nunca se le volvió a ver, y, aunque se rumoreaba que no estaba desaparecida, sino muerta, la verdad no se esclareció durante mucho tiempo. Carmelo nunca aceptó que su madre, quien siempre había sido amorosa con él, lo hubiera dejado.
Por su parte, Rómulo resentía profundamente a su exesposa por el escándalo que le hizo pasar al hacer pública su aventura, algo poco conveniente para un líder político en ascenso. Obligado a asumir la crianza de Carmelo, lo hizo de mala gana. Tiempo después, se casó con su amante, Claudia Conde, quien se mudó con su hijo de siete años, Juan, a vivir con ellos.
A pesar de ser un niño normal, Carmelo soportó constantes discriminaciones y maltratos por parte de su padre y su madrastra, mientras que su medio hermano Juan recibía amor y atenciones. Esta situación alimentó un profundo odio hacia su hermano menor, un sentimiento que creció con los años.
Rómulo, quien logró transformar su pequeño partido en una importante opción política bajo su carismático liderazgo, comenzó a formar a sus hijos como futuros líderes. Sin embargo, mientras enseñaba a Juan con amabilidad, con Carmelo era severo, disciplinándolo con dureza hasta llegar al maltrato.
Tanto Carmelo como Juan heredaron la gran inteligencia de su padre, pero la influencia de Claudia hizo que los logros de Carmelo fueran constantemente ignorados. A pesar de ello, quienes lo conocían quedaban fascinados por su inteligencia y su facilidad de palabra. Su apariencia, frágil y desvalida, despertaba en las personas el deseo de protegerlo y escucharlo. Quizás, si su padre hubiera sido más consciente de sus errores, Carmelo no se habría convertido en el monstruo que fue más adelante.
Carmelo asistió a una escuela católica donde, en esa época, los castigos corporales eran comunes. Académicamente, destacaba como uno de los mejores estudiantes, pero su incapacidad para mantenerse callado lo metía con frecuencia en problemas, lo que le valió repetidas reprimendas de los sacerdotes que dirigían la institución.
Entre todos los compañeros de clase, había alguien que marcaba una diferencia especial en la vida de Carmelo: Mireya Moncada. Para el resentido chico, ella era como un ángel de la guarda. Siempre atenta y cariñosa, Mireya le regalaba dulces y curaba sus heridas, creando un refugio de ternura en medio de su difícil existencia. Además, el parecido físico entre Mireya y la madre de Carmelo evocaba en él recuerdos entrañables, reforzando aún más el vínculo especial que sentía hacia la niña.
En este difícil entorno, Mireya Moncada, una compañera de clase, se convirtió en una figura importante para él. Para el resentido Carmelo, Mireya era como un ángel de la guarda: siempre amable, le regalaba dulces, curaba sus heridas y le recordaba a su madre debido a su parecido físico.
Al regresar de la escuela, las cosas no mejoraban para Carmelo. Dependiendo del estado de ánimo de Claudia, podía pasar horas, hambriento o recibir comida en mal estado. A pesar de que la familia no enfrentaba problemas económicos, Claudia lo hacía por pura maldad, ya que infligir sufrimiento a Carmelo le proporcionaba una retorcida satisfacción. En el futuro, ella se arrepentiría de todo el daño que le causó, pues la venganza de su hijastro sería terrible.
La etapa de secundaria de Carmelo transcurrió rápidamente. Siempre lograba ganarse la admiración de quienes lo rodeaban, aparentando ser un excelente chico; pero nadie conocía su oscura faceta, en la que torturaba animales durante sus momentos de soledad por simple aburrimiento.
Mireya Moncada siempre estuvo a su lado. Admiraba profundamente a Carmelo y lo veía como a un hermano. Sin embargo, Carmelo, desde niño, había estado profundamente enamorado de ella, confundiendo los sentimientos de Mireya. A partir de entonces, Carmelo empezó a considerar que Mireya le pertenecía.
Aunque en su hogar Carmelo era el paria de la familia Carmona, para los demás era un miembro valioso. Esto fue especialmente evidente cuando Augusto Moncada, el padre de Mireya y un importante militante del partido, se sintió complacido al notar el interés del hijo mayor de Rómulo hacia su hija. Para él, esta era una oportunidad de fortalecer las alianzas entre ambas familias, ya que los Moncada eran comerciantes muy acaudalados.
Pese a su desprecio por Carmelo, Rómulo comenzó a comprender que su hijo podía ser útil.
Mireya, aunque estaba en contra del deseo de su padre, fue comprometida con Carmelo cuando ambos tenían apenas catorce años. Sin posibilidad de expresar su opinión, aceptó el compromiso con resignación. Aunque Mireya realmente apreciaba a Carmelo y él siempre se mostraba cariñoso con ella, confiaba en que con el tiempo desarrollaría sentimientos amorosos hacia su prometido.
El compromiso de Mireya y Carmelo era ampliamente conocido en la escuela. Aunque en los años setenta esta práctica ya estaba en desuso, los padres de ambos eran muy tradicionales y la boda se llevaría a cabo contra viento y marea, a pesar de la oposición de los jóvenes. Los intereses políticos y económicos entre los Carmona y los Moncada prevalecían, y al menos Carmelo estaba de acuerdo con la unión.
Mireya aceptó la situación pasivamente, temiendo contradecir a su dominante padre y no queriendo herir los sentimientos de Carmelo, consciente del tipo de vida que llevaba en casa.
Margarita Moncada, la prima de Mireya, había sido criada por los tíos de la joven, ya que sus padres tenían muchos hijos y Augusto solo tenía a Mireya. Astuta y hermosa, Margarita era muy encantadora y sus tíos la habían criado como a una hija, lo que fortaleció el vínculo entre las primas, quienes se trataban como hermanas y compartían la misma edad.
En general, Carmelo y Mireya se llevaban muy bien, aunque las conductas psicópatas de Carmelo ya comenzaban a manifestarse en secreto. Con Mireya, no obstante, siempre se mostraba genuinamente amable, aunque ella nunca lo pudo ver como una pareja. Pensaba que su falta de atracción hacia él se debía a su juventud, pero, al escuchar las experiencias de sus amigas con sus novios, se daba cuenta de que su relación con Carmelo era completamente diferente. Momentos como abrazos o besos en la boca la hacían sentir incómoda.
Carmelo, al notar esta incomodidad, asumía que era debido a la inocencia de Mireya y comenzó a salir con otras chicas a escondidas para evitar que ella descubriera sus infidelidades. Con el tiempo, comenzó a interesarse por Margarita, la prima de Mireya. Aunque sabía que esto sería un problema, no podía evitar que la atracción hacia la joven creciera cada día más.
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Updated 80 Episodes
Comments
Yudith Garcia
quiero escucharla
2023-10-13
2
Maya
Qué familia tan torcida
2022-08-24
3
Martha Padilla
Cómo puede haber gente tan miserable.!!! 😡😡😡
2022-08-20
3