Capítulo 3

Melody seguía sin poder creer su mala suerte, luego de todo lo que había ocurrido entre ellos ahora tendría que convivir con el estúpido de su ex vecino. Lo peor de todo es que ahora había crecido y era guapo pero seguía sin madurar...

Mientras tanto Alex estaba encantado en tener un mes para estar con Melody, quería ver hasta donde llegaría su santidad y perfección. Ella siempre había sido guapa pero ahora podría dedicarse al modelaje. Su cuerpo había madurado aunque aún conservaba su rostro angelical; poseía unas curvas con las cuales un hombre podría ofrecerle el cielo y hasta el infierno con tal de hacerla suya. El único problema es que ella no caería a sus encantos así como las demás mujeres, todo en ella implicaba un desafío que estaba dispuesto a probar. Si no la hacía suya se divertiría sacándola de sus casillas

Ella se colocó unos auriculares y se fue al patio, se tumbó en una reposera con vista a la piscina y simplemente se relajó allí olvidando que tenía compañía. Él la miraba desde la ventana de la habitación del segundo piso que era la que ahora tenía. Estaba vestida con una musculosa con tirantes finos y un short de color blanco que se adhería a sus curvas como una segunda piel, su cabello estaba peinado en una coleta. Se quedó observandola por varios minutos, tal como un acosador deseando que la temperatura subiera unos quince grados para verla quitarse su ropa y tirarse al agua e ir con ella.

Luego de esperar de pie en su habitación por algo que no sucedió se fue a su lado. Pudo ver qué el libro que tenía en sus manos era nada más y nada menos que la Biblia y quiso morirse ahí mismo. ¿Sería cierto que deseaba entregar su vida a Dios? Cuando se lo comentaron sus padres se rió creyendo que era un chiste pero ahora pensaba que podía ser verdad y le revolvia el estómago.

-¿Que haces mocosa?- silencio, ella siguió leyendo sin notar su presencia- ¿*Es eso una biblia?

-¿Que decías?- preguntó retirando sus auriculares, pero cuando él iba a contestar siguió hablando- ¿Sabes que? Vine aquí para no verte, no me gusta que invadan mi espacio personal. Quédate aquí si quieres*

El la vió marcharse, no lo quería cerca, le daría espacio pero se dijo "éste es apenas el primer día mocosa, aún tenemos veintinueve más". En el aire pudo sentir su fragancia y al verla de espaldas caminando mientras movía sus caderas deseó enterrar sus dedos en su piel. ¿En qué momento había crecido tanto? ¿Así son todas las futuras monjas? De saber que eran tan sexys no dudaría en ir a la iglesia cada semana o al infierno por corromper alguna creyente

La hora de la cena llegó y aún no la había visto, fue a su cuarto e intento entrar pero no pudo. Golpeó la puerta frustrado para que fuera a comer con el.

-¿*Que quieres?

-Vamos a comer, pedí una pizza

-Come tu, luego buscaré una porción y vendré aquí

-De ninguna manera, odio comer solo. ¿Quieres comer aquí? Pues bien, busco la pizza y comemos aquí

-Ushhh*- cerró la puerta resoplando y bajó a cenar

-Dios bendice estos alimentos...- Bendijo la cena ante la atenta mirada incrédula de él

-¿*Que haces?

-Estoy comiendo ¿No me ves?

-No eso, ¿Desde cuándo rezas?

-Desde que me fui a estudiar y planeo seguir haciéndolo, ¿Te molesta?

-No, pero ¿Planeas seguir un camino así?

-Quiero dedicar mi vida a Dios

-No puedes hacer eso

-¿Tu lo impediras? Te recuerdo que puedo hacer con mi vida lo que desee

-Y yo que creí que todas las mujeres deseaban enamorarse, casarse y tener hijos

-Ya verás que no es así. Buen provecho*- lo dejó solo y fue a su habitación donde rezó y se acostó a dormir

Mientras ella dormía plácidamente con un rosario en su mano, él daba mil vueltas en la cama pensando en ella y lo que cree que es su habitación. Comenzó a recordarla cuando era apenas una niña que en apariencia no rompía un plato pero en el fuego interior que desataba cuando era molestada. Su mente volvió al día de cuando la besó por primera y única vez.

Se había enfurecido, no quería que ella pensara en chicos, no podía soportarlo, si quería un beso él se lo daría. Verla a punto de llorar luego de sentir sus dulces labios lo enojó más y lo entristeció a partes iguales. Había comprobado su aliento y estaba bien, no comprendía su reacción. Deseaba volver a besarla aunque sea brevemente pero ella lo evitó hasta que un buen día dijeron que se había ido y se sintió un poco responsable de su partida.

Algunas mujeres habían pasado por su vida, nada serio hasta el momento pero ahora toda su atención estaba puesta en aquella futura religiosa. Era toda una mujer y él un hombre dispuesto a desnudarla y arrancarle los deseos de entregarse a Dios con besos, caricias atrevidas o como diera lugar, solo debía encontrar un método para bajar sus barreras y sacar a relucir ese fuego interior que sabía aún poseía en algún lugar de su ser. Con todos estos pensamientos se sumió en un profundo sueño.

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Comments

Sandra Vazquez9

Sandra Vazquez9

odio que en las novelas los padres les impongan novios a las hijas a pesar de ser adultas, pero bueno, es lo que hay

2025-03-24

0

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Un poco responsable dice 😃 eres el absolutamente responsable de esa decisión 👍🏻 así que no lo dudes nunca

2024-03-31

3

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

😎 yo no, yo quiero ser millonario y la tía soltera que se pudre en dinero 🤑💅🏻

2024-03-31

0

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