Capitulo 4.

SHANE

No sabia el porque estaba nervioso, solo tenía que ir a buscarla para una fiesta, pero sus ojos hipnotizante, te llevaban en un mar de color verde al cual nunca querías dejar a pesar de sus secretos.

Cuando vi a Lizet por primera vez viendo las fotos familiares hice como un clicks, suena cliché, pero cuando volteo y me miro a los ojos sentí que me derretía, siempre era el chico que hacia a las mujeres morirse por probarme, no era por arrogancia, pero esa era la verdad.

Cuando le hable en el sofá solo quería besarla, quería saber porque tenia esas cicatrices en sus brazos, no sabia que podía sentir tanto deseo hacía alguna persona, ella me respondió tan inteligentemente mi estupida pregunta que no sabia como actuar, pero se que no puedo estar con ella, no puedo mantener una relación más que una sola noche y eso es frustrante, porque cuando me acerque a ella sentía como se ponía nerviosa y moría por besarla, moría por tocarla, pero algo me decía que no podía hacerle daño.

Iba camino a buscarla mis manos sudaban y Klaus se percato.

-¿Todo bien hermano?

-Si, solo hace un poco de calor. -respondí incomodo.

-Relájate, ya vas a ver la la rubia que te invito.

-Hoy no estoy para eso.

Llegamos a su casa y me puse aun más nervioso. Ella salió en su mayor esplendor, llevaba unos pantalones claros a la cintura, pero sueltos en sus piernas. Una polera morada que dejaba ver un poco de su abdomen, combinaban a la perfección.

'¡Oh, dios! ¿Cómo voy a contenerme?'

Baje del auto y ella me iso un desprecio, lo cual no me sorprendía en absoluto. Mire a Sofía y ya se estaba besuqueando con Klaus.

-Hola, chicas. -salude.

-¿Podemos irnos ya? -preguntó un poco molesta.

-Ems... si, si, claro. -respondí.

-¿Estas bien?- preguntó Sofía.

-Si.

Pensé que el camino iba a ser incomodo, pero al contrario fue divertido, ella sonreía y era la sonrisa más bella que he visto. La mire por un largo rato, pero pareció darse cuenta y me dio un golpe suave en el hombro en forma de broma.

Al llegar a la fiesta la chica rubia me recibió con un beso en la cara para darme la bienvenida, pero sentí la necesidad de alejarla.

Entre junto a Liz y ella solo miraba con indiferencia la fiesta. Me dirigí a tomar unas cervezas para ella y para mí, pero cuando volví estaba hablando con un chico moreno y un poco más alto que ella, no sabía lo que me pasaba pero me moleste.

¿Celos?, no creo, pero algo no me gustaba, ella se reía con él y ahora si me molesto, marchaba a su dirección cuando una chica que era linda, pero solo me interesaba Liz en estos momentos.

-Hola, soy alicia.-dijo sonriente.

-Hola, lo siento tengo que irme. -respondí y hasta yo me sorprendí de lo frio que fui con ella.

-¿A quien miras?- se volteo siguiendo mi mirada y la capto.- ¿A Lizet?, ¿Enserio?.

-Ems... yo no, no, quiero decir...-me trabe con mis propias palabras.

-Mira te lo dire muy claro, ella no es nadie y yo soy la más popular de la escuela, ella solo es ella y yo puedo ser lo que tú quieras.

Vi como Liz subía las escaleras con ese tipo y me enfade mucho.

-Eso no te interesa y permiso.- dije furioso.

-No te dejare ir, lo siento.

-No estoy jugando, déjame pasar, porfavor. -le di una mirada fría.

-Solo no me busques cuando ella no quiera nada contigo.- se alejo dejándome el camino libre.

Subí las escaleras, solo se escuchaban gemidos de las habitaciones y no necesitabas ser un genio para saber lo que estaban haciendo.

Me rendí, pensé que la había perdido cuando escuche gritos de ayuda, no eran excitados, más bien eran de auxilio.

Abrí la puerta de donde provenían y lo vi, él estaba encima de ella quitándole la ropa a la fuerza, me enfureció tanto que con una sola mano lo lance fuera de la habitación, tenía mi cara roja de pura furia, cerré mi puño y me lance encima de él. Uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis... siet...

-¡PARA!-escuche su voz- ¡Para lo vas a matar!

-Él te toco,- hice una pausa mirándola con su ropa media razgada- no puedo dejarlo pasar.

-Estoy bien, solo no le pegues más.

Me levante caminando hacia donde estaba ella, tenía su polera hecha un lío y tenía un golpe en su brazo. Lo voltee a ver y estaba sangrando en el piso, iba a dirigirme de nuevo donde estaba él, pero me detuvo agarrándose de mi brazo.

Tomo con sus dos manos mi cara y me obligo a mirarla.

-Estoy bien.- dijo mirándome a los ojos, esos ojos que anhelaba tanto, pero estaban con tristeza.

-No puedo, él te tocó, lo siento, yo...

-Solo sácame de aquí, porfavor.-dijo interrumpiendo.

-Ok, solo ponte mi camisa, -dije desabotonando mi camisa.- no quiero que te vean así.

-Gracias, no tienes porqu...

-Claro que si.

Bajamos las escaleras mandándole un mensaje a Klaus para que nos viéramos en la puerta.

Nos juntamos afuera y me quedo viendo raro.

-No me digas que tú y Liz estuvieron juntos.- le di una mirada asesina.

Le iba a responder cuando Liz se me adelanto.

-¡No!, solo hubo un accidente.

Sofía me quedo mirando raro, le pase las llaves a Liz para que fuera abrir el auto y la acompaño Klaus.

-¿Todo bien? -preguntó.

-No, un idiota trato de aprovecharse de tu hermana y los pille a tiempo, menos mal.

-¿Qué?, es una información que necesito analizar y es muy complicado.

-Lo se, solo te lo digo para que estes lista cuando ella te lo comente.

-Gracias.

-De nada.

Llegamos a su casa, Sofía y Klaus se bajaron, pero Liz se acomodo en el asiento para mirarme, sus ojos encontraron los míos, emanaba agradecimiento en ellos, pero los míos eran tristeza combinada con irá.

-¿Qué pasa?-preguntó.

-Nada -aparte la mirada de ella.

-Oye, no tienes porque sentirte triste, no me paso nada.

-Pero hubiera llegado antes, no estaríamos en esta situación, tuve que haberte ido a buscar antes, mucho antes.- las ultimas palabras salieron en casi un susurro.

-Estoy muy agradecida enserio, Pero ¿Por qué fuiste al segundo piso sin nadie.

-Estaba buscando el baño.

-Ok, entonces doy gracias a lo que sea que querías hacer en el baño por ayudarme.

-Si te pasaba algo, yo, yo...

-¿Tú qué?- pregunto mirándome fijamente.

-Yo, nada, es tarde, date un baño y descansa.

-Gracias.

-Ya me lo dijiste, Monstruo.

-Nunca dejare de agradecerte, tonto.

Con eso se fue a su casa.

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