Después de que Miranda creara todo un abecedario de opciones para la enfermedad, llevó a Violeta a casa, insistió en que no permitiría que anduviera sola en autobús con su condición. Violeta solo la dejó ser, al bajar del auto Miranda le dijo por la ventana
—Dejaré mis pendientes listos lo más pronto posible y me tomaré vacaciones para estar contigo. No te dejaré en un momento como este, llamaré a Bastián de camino a casa para que nos atienda pronto, come un poco y abrígate—Violeta sonrió, se acaba de activar la modalidad de Mamá Osa de Miranda
—Claro, vuelve con cuidado y llama a Bastián al llegar no lo hagas conduciendo por favor—Su mirada suplicante le recordó a Miranda que esa fue la razón del choque automovilístico donde sus padres habían muerto, un idiota hablando por teléfono se pasó un semáforo en rojo a una velocidad de sobre 100 e hizo añicos el auto donde ellos iban
—Tienes razón, llegando con Eric lo llamaré. Muchas gracias por tu hermoso regalo, a él también le encantará. Espera mi llamado, no vemos. Te quiero mucho
—Te quiero mucho también—Violeta sonrió y la despidió, al entrar a su casa pudo notar todas las luces apagadas, evidentemente no había nadie, suspiró, era mejor así. Activó la calefacción mientras fue por otros analgésicos, esta vez su dolor corporal no era producto de lo que había sucedido con Marcus. Fue a la cocina y se preparó un té con hierbas. Se sentó en el ventanal, había comenzado a nevar nuevamente, esta vez no llamaría a Marcus, su teléfono móvil sonó y lo fue a revisar, en la pantalla un mensaje de Harry: “Señorita Violeta, buenas noches, el Señor Marcus me pidió que le avisara sobre una reunión de último minuto… Al parecer los inversionistas quieren discutir unos términos del contrato. Si necesita algo, por favor contácteme” Violeta sonrió, ese Harry ni por mensajes podría mentir. Al cabo de unos minutos su teléfono volvió a sonar, esta vez era Miranda: “Cariño, todo bien. Eric amó la bufanda que tejiste para él, mencionó lo mucho que le gusta el azul petróleo que escogiste. Bastián dijo que podría recibirnos mañana a las 09.30 en el Hospital Bonham, pasaré por ti a las 09.00 para asegurarme de que tomes un desayuno como la gente. Nos vemos, no olvides que te quiero” Esta vez Violeta sonrió más ampliamente, tomo su taza y se fue a su sala de proyectos, terminaría la bufanda que estaba tejiendo para Bastián.
Al día siguiente Miranda apareció a las 09.00 como lo había prometido, Violeta la miró sonriendo al abrirle la puerta
—¿Qué tal tu noche mi niña? —Miranda ojeó el lugar buscando a cierto hombre
—¿Todo bien y ustedes? —Violeta encontró divertido como trataba de encontrar a Marcus al entrar en la cocina y no ver a nadie
—Bien, bien. Todo bien—Miranda distraída contestaba, estaba segura que el maldito rufián estaba por ahí
—No encontrarás a nadie, no llegó anoche. Tenía una reunión urgente con los inversitas que llegaron de Australia—Miranda la miró, aquello sonaba a una estupidez, ella nunca se quedó fuera y tampoco aceptó ninguna reunión de esa índole ni a altas horas de la noche, iba a decir algo, pero Violeta la interrumpió—Creo que debemos irnos sino llegaremos tarde y cabrearemos a Bastián, sabes lo mucho que le gusta la puntualidad—Tomó su bolso y arrastró a Miranda fuera de su casa. Camino al hospital Violeta le dijo que siempre quiso cantar a viva voz en el auto su canción favorita pero que ahora lo encontraba una tontería, Miranda se hizo a un costado deteniendo el auto, busco en la lista las canciones favoritas de Violeta y las puso en la radio a todo volumen
—Si quieres cantar, canta. No hay nada que no quiera hacer contigo— puso en marcha el auto otra vez y siguió el camino, Violeta la miró con los ojos anegados en lágrimas, si quería cantar lo haría, de todas formas, después ya no habría tiempo. El resto del camino fue cantando todas las canciones, Miranda le hacía el coro mientras reía, fue un momento mágico y divertido. Al llegar al hospital ambas se bajaron risueñas y contentas, Violeta la tomó del brazo al tiempo que caminaban
—Gracias Miranda, no sé cómo podría sobrellevarlo sin ti—Miranda tomo su mano y la palmeo
—Podremos querida, claro que lo haremos—Sonrió conciliadora, pero Violeta podía ver el miedo en sus ojos, no había lástima, solo miedo de perderla y agradeció en silencio todo el amor de hermana que ella le estaba demostrando. Al llegar a la consulta, Bastián las esperaba con el ceño fruncido
—Son dos minutos, cambia esa cara. Nos perdimos al llegar—Miranda lo regaño al tiempo que pasaba a sentarse, Bastián pasó de mirarla para dirigir su atención directo a Violeta, podía ver las ojeras bajo sus ojos, estaba cansada y se notaba, pero si no se equivocaba estaba más hermosa que la última vez
—Violeta, tanto tiempo. Miranda me hizo un resumen de lo que pasaba, ¿tienes los exámenes contigo? —Violeta se acercó y tomó asiento en la silla vacía que quedaba, sacó una carpeta completa de su bolsa, se la extendió tímidamente
—Estos son todos los exámenes que me he ido haciendo a lo largo de los años después de terminar la terapia la primera vez, insistieron en que si no lo hacía podría pasar por alto alguna cosa…—Bastián tomó la carpeta, estaba todo ordenado por año, eran bastantes exámenes y todo indicaba que estaba bien, los últimos exámenes con fechas reciente eran alarmantes, su vista se alzó rápidamente al mirarla, ella había girado su cabeza mirando por la ventana, como si fuera ajena a todo, Bastián giró esta vez para encontrarse a Miranda con una expresión preocupada
—Hicieron bien en venir, podríamos buscar una donación de médula ósea que te ayude. Esto está muy avanzado, pero es bastante factible, acompañado de una terapia con medicamentos podrías estar bien
—Estar bien no es lo mismo que estar sana, no puedo encadenarme a los fármacos. Le dije a Miranda que quiero disfrutar lo que me queda de vida—Bastián la miró impresionado, la manera en que hablaba, era como un susurro calmante que lograba tranquilizar y parecía indicar que todo estaría bien, se levantó de su silla y salió de la consulta. Violeta y Miranda se quedaron mirando intrigadas. Bastián volvió casi de inmediato, con dos pequeños gatitos en sus brazos
—Puedes escoger uno. Una de nuestras terapias más recientes es darles a nuestros pacientes una razón para luchar, con uno de ellos tendrás alguien a quien cuidar y eso te impulsará a querer seguir el tratamiento, a menos que seas alérgica, es una excelente opción—Bastián sonreía enormemente, recuerda que cuando se conocieron ella dijo que siempre quiso tener un gatito, pero como en el orfanato no lo permitían no pudo realizar su sueño, luego en los dormitorios de la universidad tampoco los aceptaban así que se había resignado. Ahora le daba el impulso para que pudiera ser dueña de uno. Violeta los miró fascinada, eran preciosos y realmente quería uno. El recuerdo de la vez que le pidió a Marcus tener uno pasó por su mente, él dijo que sí, pero luego se olvidó totalmente del asunto
—Puedo… ¿Puedo tener ambos? —La manera ilusionada en que lo dijo hizo sonreír a ambas personas junto a ella
—Solo si prometes pensar el tratamiento—Bastián no se rendiría, ella podría vivir bien si logran encontrar una médula ósea compatible
—Bien, lo pensaré
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Comments
Sandra Martinez
¡aaaaaaw yo quiero un gatito! me servirá de terapia de compañía jajaja
2023-08-13
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