CAP 3
Quizás…
Julio Mario, miraba fijamente a Luzeth, ella por su parte, con su cara sonrojada,abrió la boca para reclamarle, y él se adelanto
Perdón! No quise espiarla, solo vengo a ofrecer mil disculpas, y no piense mal de mi porfavor, solo quería darle agua a mi caballo, y la escuché cantando, su voz es muy hermosa, perdone por ocultarme de usted.
El rostro de Julio Mario era poesía pura, estaba sonrojado, y nervioso
Vaya, que bueno que tiene modales, acepto su disculpa, aunque no le será nada fácil, que tal si a cambio me enseña a montar a caballo, siempre les tuve miedo, pero ahora quiero aprender!
Ohhh eso sí que no me lo esperaba, verá, no es que no le quiera enseñar, solo que usted es la señorita Villareal, y si sus papás no autorizan, me temo que no podré enseñarle.
Por mis padres no se preocupe, yo hablo con ellos, además, tú trabajas para Miguel y Santiago, ellos son muy amigos míos, así que no hay problema.
Julio Mario quedó mudo, no sabía cómo negarse ante Luzeth, y mucho menos sabía cómo comportarse ante tal pedido
Bueno, si usted lo desea, por mí está bien, acepto enseñarle, mañana después de las 10 am la espero cerca a la entrada de su casa, le parece?
Esta bien, allí nos vemos ...
Julio Mario movía sus manos con nerviosismo, pensaba decir algo más, sin embargo sólo le dijo:
- No siendo más, me disculpo, permiso.
Bien pueda siga, nos vemos mañana!
Julio Mario, con una serie de sentimientos encontrados, tuvo que calmar su espíritu, su respirar, y hasta su estómago!! Pues en el, había un cosquilleo, un vacío y una sensación que jamás había sentido.
Por otra parte Luzeth entraba por la puerta de casa, aquella hacienda, era la mejor de la región, cada vez que venía de vacaciones quería quedarse un poco más, le encantaba aquel lugar que la hacía tan feliz, sonreía y pensaba que fuese de mañana, de alguna manera la emoción de un nuevo día, para aprender a montar, y para ver de nuevo a Julio Mario.
La noche transcurrió lenta para ambos jóvenes, quienes por el cansancio y la noche, cerraron los ojos pensando uno en el otro.
La mañana llego, y con ella, la ilusión de ver a la joven chica, Julio Mario desarrollaba con destreza y rapidez sus obligaciones, para quedar libre lo más pronto posible, y así llegar a tiempo a su cita, por así decirlo, mientras tanto Luzeth despertaba de su cansado sueño, no pudo dormir mucho, y necesitaba ver de nuevo a Julio Mario, la atracción que sienten el uno por el otro, siempre les traería muchos problemas.
Al llegar a los límites de la casa, un Vigilante de entrada, le informo que la joven Luzeth que alguien había ido por ella, salió corriendo, en busca de julio Mario, quien la esperaba con un caballo extra para enseñarle a montar.
Buenos días señorita, aquí estoy para enseñarle a montar, traje la yegua más dócil que tenemos, para que pueda montar con confianza.
Luzeth lo miraba nerviosa, y le dijo:
Bueno gracias, pero primero, mucho gusto, me llamo Luzeth.
El gusto es mío, mi nombre es Julio Mario.
El le ofreció su mano, para ayudarla a subirse a la yegua, en ese momento, una corriente atravesó el cuerpo de ambos jóvenes, sellando así el destino de ambos, pero nunca se imaginaria que aquella aventura les traería un amargo dolor.
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Comments
Gicela Villegas
😍❤️❤️❤️...muy buena historia
2023-07-05
0
Miriam
Me gusta como va felicidades 😇💞
2022-01-09
2