Un nuevo comienzo

A la mañana siguiente, los rayos del sol que entraban por la ventana me habían despertado; había notado que Katsuo no estaba a lado mío, mire hacia el sillón y estaba él ahí durmiendo con los lentes puestos, al parecer se había quedado dormido trabajando en el sillón,me acerqué y lo desperté

-¿Qué pasa?-Preguntó al quitarse los lentes para frotar sus ojos y estirarse- ¿Cómo dormiste? Perdón si no dormí a tu lado, tenía mucho trabajo que hacer.

- No importa, de todas maneras no me gustaría dormir a lado tuyo- dije al irme directo al baño. Cepille mis dientes y me lave la cara, sujete mi cabello y baje a la cocina de seguro el desayuno ya estaba listo asique me senté en la mesa y vi la hora era temprano aún, asique podía ducharme en lo que daba la hora de irme a la Universidad y dirigirme a los primeros ensayos de la obra en la que había inscrito; Katsuo bajo y pidió el desayuno, me miro con una cara sería y me ignoro por completo.

-Buen provecho, señores-dijo la señora al retirarse a la cocina.

Al acabar el desayuno, subí rápido a la habitación para tomar mis cosas y bañarme ya que no falta a mucho para irme. Katsuo entro y se dirigió a su closet donde sacó un traje elegante negro y una corbata que hacía juego, me dirigí al baño y me saque la ropa, la doble y la acomode en el cesto de ropa sucia; entre a la regadera y sentía como caía el agua por mi cuerpo eran tibia el agua que me relajo.

*Katsuo*

Vi a Elizabeth entrar a la ducha, tome mi toalla y me quite la ropa para bañarme no cabía duda que ella tenía un cuerpo deseoso asique entre y la agarré por detrás

-Katsuo, salte de aquí.Me estoy bañando- dijo al intentar empujarme pero era más fuerte que ella y agarré sus manos para llevarlos arriba de su cabeza y poder besarla- Katsuo, no. No me gusta esto.

-¿Por qué? Quiero disfrutar a mi prometida y me gusta que te hagas la ruda conmigo cuando de seguro tu cuerpo siente el placer de que te quite la virginidad ¿no es así?- dije al besarla y sentía su respiración me separe de ella y la mire a los ojos, en su mirada me daba él permiso para ser su primera vez. Cerré la regadera y la abrace, alcance el shampoo y le puse un poco en la cabeza, mire su rostro y estaba sonrojada por el acto que había hecho.

-Bañate bien, yo iré a la otra regadera-dije al salir del baño y tomar mi toalla para enrollarla en mi cadera. Al salir de mi baño, la mire sentada en la cama secándose el cabello; me acerqué a ella por su espalda y la empecé a besar por su nuca sentía como se erizaba y se ponía nerviosa.

- Deja de hacer eso, Katsuo. Me pongo nerviosa cuando haces eso- dijo al pararse y dejar la toalla extendida.

-¿ Te pongo nerviosa, luego de que te quite tu virginidad?- dije al ir tras ella y acorralar por la puerta.

- Cállate, Katsuo. Fui débil ante tus encantos asique quítate de la puerta llegaré tarde a la Universidad-dijo al tratar de abrir la puerta.

-Elizabeth, me gusta que seas asi- dije con cara pervertida, la agarré y le empecé a lamer el cuello sentía como su cuerpo temblaba y era lo que me encantaba de ella- Te haré mia una y mil veces si lo deseo pero te dejaré ir, no me gusta la impuntualidad de las personas.

- Bueno pues muevete de la puerta, haces que llegue tarde-dijo al abrir la puerta, se detuvo y volvió hacia mi se paró de puntas y me Di un beso en la mejilla, ese beso hizo que me sonrojara jamás habían hecho algo así.

- Espera, Eliza. Yo te llevo-dije al tomar las llaves de mi auto, corrí hacia donde está ella y le abrí la puerta para salir al patio donde nos esperaba Morís con mi auto.

- Buenos días, señorita, señor. El auto está listo-dijo al hacer una reverencia hacia nosotros. Elizabeth se subió y me dijo que me apurarapara no llegar tarde. El camino fue silencioso, Eliza estaba viendo su teléfono y yo sólo optaba por observar lo hermosa que era, no quería enamorarme del todo pero me había llamado mucho la atención luego de conocerla y en la forma que se enoja hace que me excite. Al sólo recordar lo del baño hace que mi pene se ponga duro, Elizabeth lo nota y se sorprende.

-¿ No bastó lo que hicimos o de plano te acuerdas de cada detalle?- dice burlona.

- Ja ja, burlate pero eso no cambia que ya no eres virgen. Aceptalo, Elizabeth. Tu virginidad fue mia.

-Callate, Katsuo- dijo al darme un golpe en el hombro y sonrojarse, ambos nos miramos y solté una pequeña carcajada al mirar hacia delante- ¿Por qué te convertiste en un mafioso, Katsuo?

Esa pregunta lleno mi cabeza de recuerdos, sentía como mi morada cambiaba. La mire de reojo y le pregunté que es lo que le gustaba de niña para cambiar el tema.

-Bueno me gustaban las sirenas, antes tenía un collar con un dije de sirena con su arpa pequeño. Era uno de mis favoritos, al ir a la playa me sentía como una en la orilla del mar aunque cuando nos íbamos me ponía triste por no ser una de verdad ¿ Qué tonto, no?- dijo al sonreír mientras miraba el camino.

- No es tonto. Eras una niña, los niños deben soñar y no ser presionados de que van a hacer en la vida. Al menos tu tenías sueños, yo por otro lado sólo era aprender sobre el negocio familiar de los Yang y no ver a mi mamá-dije triste al recordar a mi mamá irse y jamás volver, Elizabeth tocó mi pierna con una mirada de empatía-Bueno ya llegamos, no debes llegar tarde; antes de bajarse me dio un beso en los labios y me deseo buen día. Sentía mi corazón latir pero aún no me sacaba de la mente que todo esto fue obra de su amiga, Delila. Y que ella es un regalo pero para mi es algo más ahora.

Llame a Morís y le dije que me consiguiera un obsequio para Elizabeth, le dije que quería una pulsera con un dije de sirena como ella lo había describido. Arranque el auto y me fui directo al edificio donde tenía una reunión con unos Italianos que venían para ofrecer unos negocios de la empresa de mi padre. Espero y esto no me arriesgue mi vida si digo que no quiero ningún tipo de negociación con ellos. Tendré que protegerme y a Elizabeth igual ahora que va a hacer mi esposa.

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