El encuentro

Fue ahí cuando tomé la decisión de irme muy lejos de aquí y nunca volver.

Apreté los dientes y traté de zafarme de su agarre, fui muy brusca y se me cayó el bolso, noté que uno de mis muestrario de perfume se rompió, no me importó. Tomé mí bolso y salí corriendo, no me esperaba que mí madre había traído ayuda.

Era una mujer vestida muy extravagante. De seguro es una de sus »amigas«, ella trató de determe.

Ví como la señora Marcia se interpuso ante mí madre y me hizo un gesto de que me fuera.

Pero la molesta mujer no me deja, estaba ansiosa, sabía muy bien que si llegaba a caer en las garras de estas mujeres mi vida acabaría.

La mujer a quién consideré mi madre en todo es éstos años, era capaz de todo.

Luche contra la mujer, pero por el rabillo del ojo ví como empujaron a Marcia a un lado y esa mujer venía a mi dirección, me he quedado casi sin aliento por estar tratando de escapar y el temor. Logré reunir más fuerza y empujé con todo lo que tenía a esta otra.

Corrí lo que pude, intenté coger un taxi, para mi mala fortuna no veo ninguna.

-¡Maldición! - solté.

Tenía la respiración entrecortada por todo el esfuerzo puesto en ellas dos y correr.

Miré hacia atrás y no las ví, me agaché para tomar algo de aire cuando escuche a alguien decir.

-Aquí estás..- cuando levanté la cabeza, ella mi »madre« me lanzó una mirada de reproche.

-No intentes escapar, te he criado durante dieciocho años, te alimenté, te vestí pero eres una maldita malagradecida. Sólo te pedí que hicieras una cosa por tu madre. Que te cuesta cumplir éste deseo por mí, soy tu madre, por supuesto quiero lo mejor para tí, dónde puedes encontrar a alguien mejor que ese hombre?

Ella seguía parloteando, diciendo ¿que quería lo mejor para mí?

¿Desde cuándo lo mejor para una madre es vender a su hija a un hombre como amante?

Maldita sea!

La otra mujer se me acercó por detrás, cuando la desesperación me invadió cerré los ojos y mis lágrimas salieron. Pense ¡no era ésto lo que quería para mí, no se las voy a permitir! Salí corriendo cuando ví un coche que se acercaba, sólo un pensamiento me pasó por la cabeza.

¡Muere!

Así que me lanze frente a él, pero que desafortunada.

El auto quedó a centímetros de mí.

La mujer aún no se dió por vencida y se acercó a tomarme del brazo con fuerza, ella me dijo.

-Tu padre está en las manos de los mafiosos, dejarás que ellos lo maten sin que hagas nada?

-¿Qué? -pregunté

-Te lo digo Alissa, si no te vas conmigo ahora, tu padre y yo moriremos- dijo ella.

Mis lágrimas corrieron aún más.

Ella dijo que mi padre estaba en las manos de los mafiosos, pero recordé que anoche llegó a casa y seguramente a ésta hora aún estaba dormido, ella incluso lo maldijo con tal de salirse con la suya.

- Disculpen, señorita se encuentra bien? -escuche a alguien más que hablaba.

Levanté la cabeza, ví a una mujer de mediana edad que me sonreía amablemente.

Me pareció un ángel caído del cielo.

-Por favor, ayúdeme..- le pedí -son traficantes quieren llevarme a la fuerza..- no sé cómo se me ocurrió está idea pero ví como la expresión de la mujer se volvió oscura y la escuché ordenar al hombre que estaba parado detrás.

-Llama a la policía de inmediato..

A lo que el hombre respondió -De inmediato señora

Ví que sacaba el teléfono móvil para hacer la llamada.

Mientras mi »madre« me soltó el brazo y trató de explicar.

-Por favor, no escuche su tonterías, soy su madre, ella le robó a mi amiga, sólo trataba de educarla. Dile Alissa que soy tu madre..- me ordenó con una mirada siniestra.

No era ninguna estúpida.

-No te conozco, por favor. No quiero ser vendida a esos hombres..- no admitiría que era de hecho mi madre, ¿no sería una gran tonta? además ¿que dijo? ¿Que era una ladrona? Ella era capaz de todo para salirse con la suya.

¡Muy bien! también soy capaz de todo por salir de aquí.

-La policía ya está en camino..- dijo el hombre.

Sentí como si mi alma volviera al cuerpo.

Mis lágrimas aún corrían como lluvias por mis mejillas.

Ya no sabía si era por la tristeza y decepción o por alegría.

Estaba triste y decepcionada con mi supuesta madre.

Pero me alegré cuando alguien vino a mi salvación.

-Señorita, venga conmigo, la llevaremos para que hagas la denuncia correspondiente..-me dijo la mujer extendiendome la mano.

Levanté la cabeza para mirar a la mujer a quién no quiero volver a ver en toda mi vida, le agradezco por darme a luz, por el amor y el cuidado que me dió antes de que la avaricia llenara su corazón.

Cerré los ojos, y tomé las manos de la mujer que me salvó.

-Gracias..!

Le agradecí desde el fondo de mi corazón.

Si no fuera por ella, no sé que sucedería conmigo.

Aún era débil frente a éstas dos mujeres.

-Vamos.- me llevó hacia su coche, miré hacia atrás y se me formó un nudo en el estómago.

Madre, hoy apuñalaste mi corazón y no conforme con eso, torciste ese cuchillo hasta dejarlo destrozado!

Duele ¿sabías?

¡Aquí corto nuestros lazos de sangre!

Baje la cabeza, recordé una poesía que leí.

Esta noche mis lágrimas

son el río donde

se bañan mis congojas,

y se desembocan mis desilusiones.

Deje salir el dolor de ésta manera.

Después de desahogarme, dejaría el pasado atrás y empezaría un nuevo capítulo.

Mientras nos íbamos en el coche, noté que la señora no apartaba la mirada.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Amanda

Me dolía verla con esos llantos amargo.

Podía percibir una profunda tristeza.

Cuando me acerqué a ella, y el momento en que tomé su mano, sabía que ella la correcta.

La encontré, la flor de la que habló Marcia.

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