Capítulo 4

Martina

No podía creer mi suerte, mi compañero iba a ser aquel hombre guapo que podía hacer que cualquier mujer se derritiera a sus pies, pero con esa actitud conmigo no iba a llegar a ningún lado.

Y tampoco me esperaba la confesión de el, hace un año habían encontrado a su compañera y era como yo, esto no me podía estar pasando a mi.

En el momento en que me desmaye mis recuerdos me enviaron a años atrás, con el acoso de Axel.

Pero el no podría ser, se supone que está en la cárcel, cuando desperté lo único que quería era salir de esa oficina y llamar a la única persona que me podía confirmar si el seguía en la cárcel o no.

Pero para esto se adelantó Thiago salió furioso cuando le dijeron que le tocaba o le tocaba trabajar conmigo.

- ¿Estás bien?.

- SII, estoy bien.

- Sabes algo de lo que el dijo. - No quería desenterrar aquellos recuerdos pero me tocaba.

- Sobre eso no lo sé, pero hace años un hombre se obsesionó conmigo hasta el punto de secuestrarme.

- Podrían estar relacionados los dos casos.

- Hasta donde se, esa persona está en la cárcel o eso me dijeron.

- Está bien, por el momento solo ve y trata de hablar con el, tal vez puedas llegar a qué se abra un poco y dejé por fin que alguien más lo ayude en su investigación. - Ya quisiera que eso fuera así de fácil pero no. Obviamente no le iba a decir eso a la capitana.

- Si señora. - Force una sonrisa en la que se me había entumido casi toda la cara.

Al salir de la oficina me doy cuenta que el no se encuentra por ningún lado, camino hacia la pared que desde un principio me había llamado la atención.

Hay veo una información sobre el microtrafico, tienen todo muy bien organizado pero por lo que veo se les ha hecho difícil conseguir pruebas contra el jefe.

Analizó una y otra vez la información, aquello que tenían en la pared no me servirá de nada, así que mis mis ojos viajan por todo el lugar y me doy cuenta que en otra pared hay unas fotos.

Por curiosidad me acerco y no debí haberlo hecho, las fotos deben de ser de su compañera, pero parece que me estuviera viendo a mi misma.

Al girarme me encuentro con un hombre guapo, pero no tanto como Thiago.

- Hola mucho gusto mi nombre es Sebastián.

- Hola, mi nombre es Martina.

- Por fin sabemos el nombre de ese rostro. - El señala la pared.

- Al parecer todos conocen mi rostro. - es algo aterrador.

- Nos sorprendió mucho verte hoy.

- A mí también me sorprende ver mi rostro en un tablero de estos. - Antes de continuar me doy cuenta que Thiago lo llama.

- Espérame. - Yo solo asiento y me giro nuevamente a ver las fotos, pero me vuelvo a arrepentir, cuando estoy a punto de llamar a mi hermano veo lo que Thiago le dice a su compañero.

Al darse el cuenta de que lo estoy viendo le hago mi mejor sonrisa, no es para nada mi estilo pero que más le puedo hacer.

A los pocos minutos llega Sebastián.

- Listo, quieres que te enseñe el lugar.

- Claro.

Durante unas horas me, mostró todo el lugar el gimnasio, las duchas el polígono y demás, al llegar nuevamente a la sala principal nos detenemos en la primera pared que vi.

- Que te parece, antes de saludarte vi que la estabas mirando.

- Si.

- Ya has trabajado en un caso de estos.

- Cómo unos cuatro.

- Y con lo que ves hay, que puedes deducir.

- Este hombre lleva mucho tiempo en el negocio. - Señaló al primero de la pirámide. - No le gusta ensuciarse las manos así que contrata a gente, que son estos. Ninguno de ellos ha tenido contacto directo con el jefe así que hay alguien más en la línea de mando.

- Eres impresionante.

- Gracias.

- Hasta ahora solo tenemos el nombre del cabecilla es Alexander, por las pruebas sabemos que está comercializando una nueva droga, más fuerte que el éxtasis, muchos jóvenes han muerto. Cada vez que capturamos a alguien nos lleva a lo mismo, lo contrataron por teléfono, correo, e-mail. Hemos hecho el rastreo de todo y nada. Todos nuestros informantes han muerto.

- Hay una persona que puede estar conectada con ustedes y no lo saben, y está llevando información hacia el. -Sebastián se queda mirándome como si me acabará de crecer una cabeza.

- Porque lo dices.

- Me estas diciendo que, todo lo que tienen es lo que les ha dado los informantes, la posibilidad de rastrear las llamadas, los correos e-mail es en vano y a parte de todo, ellos están muertos. O el tal Alexander tiene un hacker en informática o alguien le está ayudando acá dentro o no solo de adentro alguien que tiene contacto con los mismos investigadores.

- Buen punto, la verdad no habíamos pensado en eso.

Después de haber dado mi punto de vista y de que Sebastián me mostrará todos los informes solo había una cosa segura este caso lo resolvería yo.

- Sebastián quiero hacerte una pregunta.

- Si dime.

- Primero no me has dicho cual es mi escritorio y segundo ya se ha infiltrado alguien para este caso. - Lo veo dudar pero puede que hasta yo sepa la respuesta.

- Si, pero nada ha salido bien, cómo ya te dije terminan muertos. - Al parecer esta red es bastante grande, pero con tal de que caiga uno los demás lo harán.

Cuando estoy a punto de irme me doy cuenta que soy la única y se me había olvidado llamar a mi hermano pero lo haré cuando llegue al apartamento.

El día fue un poco duro, pero muy beneficioso y ya se que puedo hacer para poder obtener pruebas para este caso.

Al llegar descargo mi bolso y saco el celular, este tema no puede esperar más. Le marco a mi hermano y después de dos tonos el contesta.

- Hola pulga, estas bien.

- Hola hermanito, no.

- ¿Que paso Martina?. - Cuando dice así mi nombre es posible que se haya enfadado.

- Hay un caso de hace un año, y al parecer estoy involucrada.

- Y cómo estás involucrada.

- Es el homicidio de una mujer el problema es que ella tenía mi rostro, bueno le modificaron el rostro.

- No te entiendo.

- Sergio alguien mató a esa mujer y la dejo parecida a mi, necesito saber si el sigue en la cárcel. - Escucho un silencio que me saca de quicio. - Sergio que está pasando.

- Hay algo que no te he dicho. - No no no. - A Axel lo sacaron de la cárcel hace dos años y lo enviaron con un familiar.

Dejó caer mi celular al piso, esto no puede estarme pasando a mi otra vez. Se supone que el iba a estar muchos años en la cárcel porque lo sacaron. Recojo nuevamente el celular para hacerle la pregunta más importante.

- ¿Dónde está en este momento?.

- Nadie sabe, lo único que me informaron fue que a él lo enviaron con un hermano del cual yo tampoco sabía que existía.

- ¿Porque lo soltaron.

- Buena conducta, se supone que el tiene el dispositivo en el tobillo.

- ¿Y no lo pueden localizar?.

- Desgraciadamente el se lo quito y no sabemos nada de él.

- ¿Cuando me lo ibas a decir?.

- Martina esto es muy difícil para ti así que no quería preocuparte más. - Respiro profundamente. - Lo vamos a encontrar y cualquier cosa me avisas,- lo escucho respirar pesadamente - Vamos a estar al tanto de esta situación, por favor no vayas a cometer una locura.

No respondo nada y cuelgo, lo único que quiero en este instante es descansar. No puedo creer que me haya ocultado eso.

Pero mi mente por el momento quiere olvidar y concentrarme en el caso de Thiago, tenía que demostrarle a ese arrogante que no necesitaba de él tampoco para resolver un caso.

A la mañana siguiente fui a entrenar y gracias adiós no me lo encuentro en el gim, pero desgraciadamente si lo vi cuando salí.

Tenía tantas ganas de ir corriendo y enfrentarlo pero quería demostrar mi valía, por mis acciones por lo que era capaz de demostrar.

Para poder resolver este caso lo importante era infiltrarse y tenía que ser convincente, y ya me había infiltrado en varias redes de tráfico de drogas.

Primero informe a la capitana, de lo que iba a hacer, tenía pensado ir a hablar con Thiago para que me apoyara pero ver lo que dijo de mi me detuvo, si quería jugar de esa manera yo también podía jugar.

Salí hecha una furia si así iban a ser las cosas no sabe lo que le esperaba, nunca en mis años en el FBI me había sentido tan por debajo de alguien.

Sin darle más vueltas a lo que tenía que hacer, me fui directo a los bares en los cuales ya habían recogido información.

La verdad no fue nada fácil estaban muy bien organizados, pero logré grabar varias conversaciones, puse micrófonos en todos los bares a los que fui, más de un mes me llevo recolectar información, fotos, datos, conversaciones y de más.

Durante ese tiempo no fui a la oficina no sabía si de pronto me estaban siguiendo era nueva en la ciudad y también en los bares tenía que manejar un perfil bastante bajo, un perfil de una drogadicta.

Cuando envié toda la información la capitana se encargó de los arrestos y hoy yo estaría en la sala de interrogatorios, sabía que Thiago llevaba varios meses en este caso, pero nadie pasa por encima mío.

Cuando mi superior entra me doy cuenta que está echando humo por los oídos, pero no dice nada y con todo lo que tenemos los abogados de Alejandro no pueden hacer mucho. Al terminar la capitana me felicita y a Thiago lo llama.

- Necesito que tú te quedes para el otro interrogatorio.

Salí directo al gimnasio tenía que descargar toda esta energía que había acumulado durante un mes. Ya cuando sabía que no tenía más energía fui a ducharme pero alguien me tomó por sorpresa y mucho. Estaba completamente desnuda.

Estaba tan agotada que no pude defenderme.

- Porque lo hiciste. - Era la voz de Thiago, en su voz podía notar irritación, rabia.

- Fuiste capaz de decir, que me harías la vida imposible y que no duraría.

- Maldita sea Sebastián no se puede quedar callado. - Lo dice en mi oído y su aliento provoca un escalofrío en mi cuerpo.

- Nadie me dijo nada, hay cosas que no sabes de mi.

- Así como tú. - Puedo sentir que su voz se vuelve cada vez más ronca. - Mantente alejada de mi.

- Así como tú lo estás de mi ahora.

Al darse cuenta de cómo me tenía se aleja aclarandose la garganta no dice nada más y se va.

En cuanto a mi comienzo a respirar rápidamente es como si el me hubiera quitado el aire, o esta reacción es por otra cosa.

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