SU ESTADO CIVIL ERA "CASADO."

...GEORGE BECKER...

Existen momentos, repentinas ocasiones, en donde la tristeza decide invadirme y desestabilizarme por completo. Es en aquellos breves lapsos, donde yo mismo me cuestiono sobre mis acciones pasadas y en la persona que me he convertido, pero, sobre todo, en donde me mortifico pensando en un hubiera.

La vida que tenía y la personalidad que me definía, se vieron transformadas por algunos sucesos del pasado. Precisamente, aquel día cuando renuncié a la persona con la que, durante muy poco tiempo, tuve el honor de hacerme llamar su esposo.

A partir de mi divorcio, comencé a enfocarme mucho más en la empresa de mis abuelos y en hacerla crecer a niveles internacionales, algo que definitivamente logré.

Mientras más ocupado me encontrara, menos tiempo tenía para pensar en recuerdos dolorosos, que siempre terminaban en lágrimas y afectando mi entorno.

Durante cuatro largos años, negué cualquier tipo de relación sentimental y sexual, pero hace apenas unos cuantos meses, cambié de opinión respecto a lo último.

En un evento organizado por uno de mis distintivos clientes, al cual fui cordialmente invitado, conocí a Victoria Smith, la mujer que se convertiría en mi sexoservidora.

Durante estos meses puede disfrutar de su hermoso cuerpo y de sus candentes movimientos, pero como bien lo venía venir, los recuerdos de todas las noches de pasión que tuve con mi ex-esposa, terminaron por repudiar este convenio.

Así que, sin tener nada que pensar y perder, decidí ponerle un final a esta pequeña aventura.

Lastimosamente, sabía que no podría deshacerme tan fácil de ella …

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...TIEMPO ACTUAL  ...

- ¡George, por favor abrázame!

Suplicó la mujer que hace unos minutos entró a mi oficina sin mi permiso, e interrumpiendo un asunto importante con mi asistente.

- ¡Por favor!

Suplicó nuevamente, pero esta vez poniendo más fuerza en su agarré de mi cintura.

-Victoria, estás pidiendo algo imposible. – Dije y procedí a tomar los extremos de sus brazos y retirarla de mi cuerpo.

- George, ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué eres así? – Preguntó.

Su rostro luce pálido y demacrado, se ve que ha pasado días enteros llorando y sin comer bien.

-Victoria, mírate, te estás haciendo daño con todo esto. Basta de este numerito. – Hablé con enojo y preocupación por su salud, no soy un completo desgraciado.  

-¡¡No es un numerito!! – Gritó.

-No armemos un alboroto. Dime, ¿Qué haces aquí? – Me recargo nuevamente en mi escritorio. – En estos momentos deberías estar arribando un avión con destino a Francia.

-Soy una estúpida. – Se insultó repentinamente, y apretando fuertemente sus puños.

- ¡Soy una estúpida por haber desarrollado sentimientos por ti!

No es la primera vez que me confiesa esto. Debo decir, que sus sentimientos, también fueron una de las razones por las que puse un punto final a nuestro convenio.

- ¿Me escuchaste?

Su respiración chocó en mis narices, no me di cuenta en el instante que se puso justo enfrente de mí.

-Sí. - Contesté.

- ¿No piensas decir algo?

-No. 

- ¿Por qué George? ¿Por qué tienes que ser de esta forma? ¿Por qué no puedes abrirme tu corazón?

-Victoria, ya hablamos de esto. No volvamos nuevamente con lo mismo. Debes comenzar otro camino, disfrutar de tu juventud …

-Lo dices como si fuera tan fácil.

-Se perfectamente que no lo es, pero es la mejor y única opción. No te hace bien seguir en esta situación conmigo. – Dije en un intento de hacerla entrar en razón, pero por su expresión, tal parece que no funcionó, todo lo contrario, la han hecho enfurecer más.

-Deseo que un día llegue a tu vida una persona que te haga lo mismo que me estás haciendo ahora. – Deseó.

-Esa persona ya llegó. – Respondí con un dolor en el pecho, y procedí a levantarme.

-Entonces, me estás diciendo que solo fui una especie de venganza por lo que te hicieron.

-Victoria, no me hagas reír.

Tal parece que no entenderá con palabras bonitas, tendré que hacerlo a mi manera.

-Victoria. – Susurré a milímetros de sus labios. Mis manos se apoderaron de su cuerpo de una forma posesiva, justo como le fascina.

-George~~ - Jadeó mi nombre al sentir la punta de mis dedos en la curvatura de su espalda.

No eres ni lo más mínimo comparable ante ella. Tan solo eres un objeto sin importancia alguna. – Expecté.

- ¡Suéltame! – Pidió de una manera brusca.

-Desde un inicio te expliqué la clase de relación que tendríamos, solo sexo, lo que aceptaste sin ningún problema.  Así que, no me vengas con tonterías y cumple tu palabra.

-Buena suerte, Victoria. – Me deslindo de su cuerpo y tomo mis cosas.

- ¡Eres un estúpido!  

-Te enamoraste de este estúpido. – Respondí con una leve sonrisa.

-Seguridad vendrá por ti.  Si decides hacer de un desastre mi oficina, te llegarán cargos y unos muy altos.

Y sin tener nada más que decir, salgo de ahí.

...MINUTOS DESPUÉS...

Conduje por varios minutos por las calles de Chicago, buscando un lugar que no fuera mi casa. Al final, estacioné el auto en frente de un parque y tomé asiento en una banca a unos cuantos pasos de este.

Y ya estando ahí, no puede evitar pensarla.

-Rebeca, todavía te amo. – Susurré.

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