En un autobús

Los primeros rayos de sol comenzaban a mostrarse en la lejanía, calentando todo a su paso. Rita se frotó los ojos despacio, dando tiempo para que cada poro de su piel fuera abriéndose ante el tibio beso de los rayos del sol. Había pasado una noche de perros a bordo de un pequeño autobús que se encontraba completamente repleto de personas de todas edades y tamaños. Algunas de las cuales habían metido comida de contrabando, lo cuál al estar en un espacio reducido, daba como resultado un nada atractivo cóctel olfativo.

Lo único que no le había parecido tan malo a la joven, es que le había tocado sentarse junto a un chico de pelo rizado bastante guapo. Sin embargo, era bastante serio. Muy buena parte del trayecto se la había pasado escuchando música en los audífonos o con los ojos metidos en el teléfono. Rita nunca había sido del tipo de chica que le brinca al cuello a alguien guapo en cuanto lo encuentra por la calle. Sin embargo, esta vez sintió que por algún motivo, tenía que hablarle al muchacho como diera lugar.

—¡Brrr! Estuvo bastante bueno el frío de la noche, ¿no crees?—le soltó ella de golpe.

—Para mí no tanto—replicó él sin levantar la mirada de su teléfono—Supongo que ya estoy acostumbrado a los climas fríos.

—¿Ah, sí? ¿Pues de dónde eres? Y ya que estamos en estas, ¿me podrías decir también tu nombre?

—Me llamo Manuel, pero mis amigos me dicen Manu—sonrió el chico, dejando ver dos hoyuelos en sus mejillas—Y digamos que soy de todas partes.

—¡Woow, qué genial! ¿Podrías ser tan amable de explicarme qué significa eso?

Manu no respondió. Simplemente, se quedó viendo al frente, no pudiendo evitar soltar una carcajadita.

—Te lo explicaría, pero no me gustan mucho las niñas que andan de entrometidas. Así que, ¿por qué mejor no vuelves a lo tuyo y dejas de estar molestando?

—¡Tipo grosero! ¿Qué formas son esas de contestar?

—Las formas que se merece una chica altanera que no ha tenido la decencia de decirme ni cuál es su nombre y qué la lleva a la capital.

—Me llamo Rita, grosero. Y voy a la capital para hacerme cargo de unos negocios de mi papá.

—¿No estás muy pequeña para ese tipo de cosas?

—Tal vez sí, pero en verdad, puedo darles lecciones de madurez a muchas mujeres más grandes que yo.

—Lo que digas, “señora madura”— se carcajeó Manu ante la seria expresión de su interlocutora

—Bueno, sí… ¿Y a tí que te lleva a la ciudad?—respondió la chica de campo, tratando de no prestar atención a las risas del otro.

—Estoy a punto de entrar a mi primer empleo formal.

—¿En serio? ¡Yo también! ¿A qué empleo vas a entrar?

—Voy a entrar a trabajar como guardia de seguridad¿Pero qué no me habías dicho que te ibas a hacer cargo de unos negocios?

—Ah, sí. Pero después de eso, cuando termine el verano, entraré a trabajar de cajera para ayudar a mi mamá.

—¡Qué noble! Ahora, por favor, déjame seguir escuchando mi música—respondió el muchacho, fingiendo una sonrisa para después ponerse sus audífonos y seguir con su música.

Rita no tuvo tiempo de responder nada ni de reclamar. Molesta, simplemente frunció el ceño y miró por la ventana. El frío poco a poco iba quedando atrás, y el sol comenzaba a brillar fuertemente. Tal vez esa era la señal que marcaba el comienzo de una nueva vida para ella.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play