Nos miraba detenidamente, mostraba una sonrisa curiosa. Ella extendió sus manos para levantarme, por un momento me quede en pensativa mirando su imagen. Mi hermana Laura era muy hermosa, parecía ser modelo. Su cuerpo era tan medido, y su piel era tan firme y limpia.
—Gracias —dije mientras me levantaba del suelo con su ayuda.
—De nada. Todos estamos esperando, al parecer el mensajero se tropezó a mitad del camino —dirigió una mirada acusadora hacia Abel, que aún seguía en el piso.
—No fue mi culpa, Lau. Ella me lanzó al suelo —él se quejó e hizo pucheros.
Laura ignoró sus quejas. Al bajar se observó que ya todos estaban sentados, pasé al lugar vacío junto a mi madre, pero todos los presentes se levantaron.
—Ya que Izi está aquí, podemos empezar —dijo Lance.
—Entonces yo iniciaré —dijo Laura, con entusiasmo—mi cumpleaños el 8 de junio, me regalaste unas zapatillas que quería comprarme hace mucho, pero no lograba juntar el dinero —expresó ese recuerdo con uan sonrisa tierna.
—Cuando mi ex me termino tú fuiste a tirarle un balde de pintura desde el segundo piso, te sancionaron una semana por lo que hiciste —continuó Mia.
—Cuando tu hermana nos presentó, no parabas de ponerme muecas cada que nos veíamos, creo que aún no aceptabas nuestra relación —mencionó Logan, el novio de mi hermana Mia.
—Cuando tenías 16 años comenzaste a comprar un kilo de manzana por semana —dijo Katy burlándose y causando lo mismo en todos los que estaban en la mesa.
—Tenías 10 años cuando me hiciste un berrinche en medio de la calle para que recogiera a gatitos abandonados, y en unos días sufriste una alergia por su pelo. Abel tuvo que ayudarme a repartir los gatitos en la zona —dijo Lance.
—Compusiste una pequeña canción con Anaís para que la canten el día de las Madres en su jardín —expresó la esposa de mi hermano Lance, con la pequeña mirandome fijamente con sus grandes ojos.
—Tenías 12 años, cuando le gritaste a un perro por ladrar muy fuerte, lo provocaste e hiciste que nos persiguiera todo el camino a casa, fue la primera vez que te vi correr tan rápido —Abel también se burló.
—Como verás son muchos recuerdos que tenemos contigo. Esperamos poder darte nuevos recuerdos que todos podamos recordar juntos, como familia. Yo como tu hermano mayor estaré para apoyarte en lo que sea —dijo Lance mientras tomaba mi hombro.
Las palabras de Lance me pesaron un poco, pensaba que Isabella era muy afortunada por tener esta familia.
—Gracias por tus palabras y por esta bienvenida hacia mí, no soy la persona que ustedes esperaban y quizás les cause muchos problemas en el futuro, así que ahora les pido que cuiden de mí «¿Estará bien lo que acabo de decir?»
Estaba algo nerviosa por pronunciar mis sentimientos a todos los presentes, pero debía corresponder a su paciencia conmigo.
—Gracias por seguir con nosotros, Izi —todos al unísono alzaron sus copas.
Continuaron contando historias sobre mí y otros sobre ellos mismos. Al terminar la cena, Laura y Mía me enseñaron la casa, mientras mamá veía la televisión junto a Anaís. Los hombres limpiaban la cocina y el comedor.
—Yo soy la guía de este tour por la casa, primeramente, veamos el segundo piso —Mia tomó el control.
Caminando una detrás de la otra. Era divertido estar con Mia, parecía ser realmente confiable.
—El segundo piso, nuestras habitaciones que son el de nosotras, mamá y visitas —señaló las habitaciones que iban del lado izquierdo, donde daban con una ventana a la calle cada una— Cuarto de lavado, balcón, cordel y cada cuarto tiene su baño —bajamos y salimos por la puerta de la cocina—… Como verás, aquí se encuentran las plantas que mamá ha plantado con los años, y allá está tu casa del árbol.
Mia señaló una pequeña casita color rosa en el árbol del jardín.
—¿Es mía? —pregunté mientras observaba los detalles externos.
—Sí, papá te la hizo.
Esa palabra causó revuelo en mi cabeza, no me había dado cuenta de que nunca pregunté por él. ¿Cómo era mi padre?
—¿Mi papá? —dije intentando imaginar una imagen de él en mi cabeza.
—Sí. Él la hizo contigo y Abel, tardaron muchas semanas —respondió Laura mirando mi rostro algo confundido.
—«No pensé en él hasta ahora, solo pensé en que mi madre estaba a mi lado y era más que suficiente»… ¿Cómo se llamaba?
—Erick… Papá ya murió, hace 8 años unos ladrones lo atacaron. Acabo el tour. Si quieres entrar sube, ahí está una escalera. Vamos Mia —se marchó con Mia tras de ella con un rostro fastidiado.
No entendía que había pasado, pero era mejor dejarlo por ser el primer día en casa. No quería poner tensa la relación entre nosotros. Subí esas escaleras lentamente por temor a caerme. Dentro encontraba un pequeño sofá y un estante con muchos libros.
En las paredes colgaban cuadros con fotos cubiertas por el polvo. Muchas eran de una niña parecida a mí en compañía de un pequeño pervertido.
«Es bastante adorable …»
Verme de esa pequeña estatura me pareció sugestivo, también había un cuadro en donde apareció un hombre junto a mí. La tomé y la limpié.
Intentaba memorizar el rostro de mi padre.
—Me hubiera gustado conocerte papá, ojalá pudiera recordar algo de ti, quizás si me estás observando, ahora pienses que no soy tu hija. Aunque no sea la Isabella que tú conoces, por favor cuida de mí desde donde estás, me esforzaré para vivir esta vida adecuadamente —acaricié la imagen de mi padre en la foto.
Pensaba lo maravilloso que debió ser mi vida. Padres y hermanos que me aman y cuidan de mí. ¿Debía ser feliz y disfrutarlo?
—Era muy bueno conmigo —la voz sonó a mis espaldas asustándome.
—¡Oye! ¿En qué momento entraste? —grité al pervertido.
—Hice mucho ruido, no me escuchaste. Estabas distraída con ello —miró la foto que sostenía en mis manos.
—Estaba intentando memorizar su rostro en mi cabeza, de ese modo lo recordaré cuando necesito que me dé un consejo.
Pensé que talvez de esa manera me acompañaría en todo esto.
—Eso es raro —él se acercó a los cuadros en la pared.
—Raro es el niño de esa foto —señalé la foto donde suponía que era él.
—Es el niño más lindo del mundo.
—Tiene cara de que de grande se convertiría en el narcisista más grande de esta ciudad —dije burlona.
—Entonces se amará mucho.
Solté una pequeña carcajada por sus palabras tan engreídas.
—… Dime, ¿Cómo era mi papá?
—Él… —se acercó a mí y tomó el cuadro con una mano mientras yo sostenía un lado— Era muy amable, a veces era muy sincero con lo que creía. Cuando disponía de tiempo libre jugaba con nosotros en esta casita o en el parque, él te quería mucho. ¿Leíste los libros?
—Son cuentos, ¿verdad?
—Son los cuentos que él escribió. Los personajes siempre llevan nuestros nombres y las de tus hermanos.
Me apresuré al estante a tomar uno. Limpié el polvo con las manos, abriéndolo con nerviosismo y leyéndolo en voz alta.
“El sueño de una hormiga”
Las estaciones eran hermosas para la pequeña hormiga Laura, quien era la más relajada de la colonia, pero también la más aventurera. Enfrentaba a los más grandes animales como las mariposas y las hermosas mariquitas, aunque ella se impresionó con lo misteriosos que podían ser los humanos, en especial una niña llamada Isabella.
La visitaba constantemente en la ventana del enorme castillo donde vivía, para poder ver como ella se movía, se caía y se levantaba. Laura pensó que si fuera más grande como la pequeña Isabella podría ayudarla a caminar. Al llegar el invierno, las grandes gotas de lluvia impidieron que Laura ya no visite más a Isabella, así que tuvo que esperar y esperar hasta que pasara el frío invierno, eran interminable. Laura no tuvo más remedio que ayudar en la colonia para distraer su mente… Después de mucho esperar, termino el invierno y ella se apresuró a visitar a Isabella en su ventana. Al llegar ella quedó impactada al ver como podía caminar largos tramos sin ayuda.
Se sintió feliz de ver como la pequeña ya podía caminar, en su mente creyó que quizás algún día ella crecería más y más como los otros humanos, pero esta vez se aseguraría de ver como ella iría creciendo, dándole su apoyo desde la ventana de ese castillo.
—Ese cuento se inspiró en Laura, ya que a tu año comenzaste a intentar caminar. Ella tuvo varicela y no pudo acercarse a ti un buen tiempo, así él practicaba contigo en el jardín para que Laura te observara desde la ventana y pudiera darte su apoyo.
Veía las imágenes ilustradas a gran detalle, todo ello fue hecho por mi padre.
—Es grandioso —dije intentando imaginar las escenas del libro como parte de mi historia.
Cerré el libro, pero antes de devolverla a su lugar sobresalía una foto. En ella me encontraba yo junto a un niño que no era Abel, creía que él era mi único amigo…
—¿Sabes quién es este niño? —le pregunté.
—Nop, nunca lo he visto. Tú sales en la foto, así que debieron ser amigos, aunque tendrías 10 u 11 por lo menos. Es raro que nunca lo haya conocido, yo siempre te he visitado y nunca me lo tope.
—Quizás, ¿un vecino? —dije vacilando.
—Podría ser, la verdad no recuerdo que tuvieras más amigos aparte de mí, preguntémosle a tu mamá quizás sepa quién es.
Coloqué la foto en un bolsillo de mis shorts. Cuando viera a mamá preguntaría por ese niño.
—Ok, entonces ¿no te viene nada a la mente viendo todo esto? —preguntó mientras observaba los pocos metros que tenía la casita.
Una vez más, eché un vistazo al pequeño espacio de esa casita color rosa. Esperaba que llegara a mí ese déjà vu que se tiene al pensar haber vivido algo, pero no generaba nada y sentía estar aquí por primera vez.
—La verdad, ningún recuerdo suena en mi cabeza.
—Cuando éramos niños, acostumbrábamos jugar a la cocina francesa, robábamos todo lo de la cocina y me hacías probar lo que preparabas, me dolía el estómago durante días —dijo mientras llevaba una sonrisa con nostalgia— Lo recuerdo todo… Pase toda mi infancia contigo, de algún modo pareces ser la misma.
Su rostro estaba a pocos centímetros de la mía, nuevamente tenía su respiración tan cerca a mí. Sentía que podía ser sincera, pero quería decirle las dudas que tenía sobre todo esto.
—No sé si pueda volver a ser la Isabella que todos conocen, me da miedo no poder cumplir con las expectativas de todos. En la cena solo hablaban de ella y como era, aun así, siento que es completamente ajena a mí.
Dejé el libro en un mueble y me aparté de su lado, era incómodo decir todos esos sentimientos negativos. Estaba viva y podía seguir, pero me costaba ser parte de esta familia.
—«Creo que entendió mal mis palabras»… Han sido todos muy amables conmigo, no quiero ser alguien que la remplace, quiero que me amen por mí… «No puedo remplazarla por más que quiera ella era ella y yo …»
Me quedé observando los cuadros donde la felicidad se detenía en cada una.
—Perdón, si te sentiste de esa manera, tengo claro que quizás nunca volverás a ser ella, ahora estoy aquí porque tú de verdad me caes bien… —él volvió a colocar el libro en su lugar— La verdad no volví al hospital porque me costó un poco asimilar que ella ya no volvería. Al final decidí que quiero ser tu amigo, quiero conocerte a ti, a la persona que tú eres y serás. ¿Quieres ser mi amiga?
Dijo mirándome directamente a los ojos, era difícil romper esa conexión que se formaba al mirarnos fijamente.
—«Él es bastante sincero con lo que piensa, puede ser narcisista y muy molestoso… Aunque siento que puedo confiar en él»…
—¿Debo interpretar ese silencio como un…? —levantó una ceja.
—Sí, quiero ser tu amiga.
Ambos estábamos sonriendo como pequeños niños, como parte de un cuadro en la pared.
—«No volveré a irme, voy a estar a tu lado hasta el final»… Entonces nuestra amistad comienza ahora.
—¡Sí! —extendí mi mano en símbolo de una nueva amistad.
—Esto no es un trato, así que no será con un apretón de manos —desvió mi mano, tomándome de los hombros y me dio suave beso en la frente.
—«¿Qué?»… Eh…
Sentía latir mi corazón como la excitación o el nerviosismo. Ese momento parecía ser tan lento y no lograba moverme. Él se alejó y me miró fijamente.
—Ja Ja Ja… Si te quedas con esa cara, te tomaré una foto y se lo enseñaré a toda tu familia —se burló.
—Tratr-Tratas de aprovecharte de mí… —cubrí mi frente con vergüenza— ¡No hagas eso! … ¡Nunca más!
—No hago movimientos con chicas feas, no te ilusiones —sacó la lengua mientras se alejaba y me daba una expresión juguetona.
—¡Nadie aquí se ilusiona! —grité.
—Está bien… Qué te parece si volvemos con todos, a este lugar le falta una limpieza.
Bajamos juntos y volvimos dentro. En ese momento no me di cuenta de que alguien se escondía detrás del árbol y había escuchado toda nuestra conversación.
Al entrar en la sala todo estaba oscuro.
—¿Qué está pasando?
—Adivina —todos estaban en la sala, en el centro Mamá, quien sostenía un pastel con velas.
—Te damos la gran bienvenida a esta familia, que no es perfecta, pero te amara siempre. Somos la fuerza si estamos juntos, así que puedes ser la persona que quieras, nosotros te apoyamos ahora y siempre —expresó Lance.
—Está bien, que te sientas confundida sobre muchas cosas…—dijo Laura— No tengas miedo a seguir la vida que tú quieres —continuó Mia.
Ellos se esforzaban en todo para apoyarme, debía corresponderlo y continuar. Ya tenía el apoyo de Abel, ahora mi familia también me daba esa seguridad.
—… «De verdad me asusta, voy a intentar confiar en ellos»… Estoy feliz de pertenecer a esta familia —soplé las velas, encendieron las luces y Katy sacó una bolsa de regalo de un pequeño tamaño.
—Es para ti, esperamos que lo uses adecuadamente —dijo ella mientras me lo entregaba.
—¿Puedo abrirlo?
—Sí —respondió ella emocionada.
Rompí la envoltura para encontrar un celular negro nuevo.
—Ya tiene el chip y los contactos de todos. Así que ya puedes utilizarlo —dijo Mia.
—Muchas gracias a todos.
Después de cortar y comer el pastel, mi hermano Lance y su familia partieron a su hogar. Mia me contó que residían a dos horas de nosotros, por lo que no podían salir muy tarde. Logan también se fue despidiéndose de toda la familia, Katy y Laura regresaron a sus habitaciones.
Solo quedamos Mia, Abel y yo.
—Yo también me tengo que ir, quizás los estaré visitante durante los próximos días, aún no he ordenado mis cosas, así que necesito terminar —dijo Abel mientras se dirigía a la puerta.
—Ten cuidado al volver —le dije, mientras él se despedía con la mano.
Mia me acompañó a mi habitación y me ayudó a instalar las aplicaciones a mi nuevo celular.
—Esas son todas las redes sociales, aunque puedes usar la que más te guste. Como es una nueva cuenta, vas a tener que añadir amigos.
—¿Y la cuenta de Isabella?
—Imposible ingresar sin la contraseña. Nos vemos en la mañana, así que descansa bien —dijo Mia mientras se levantaba de mi cama.
—Gracias por ayudarme —cerré la puerta de mi habitación y me empecé a juguetear con el celular un buen rato hasta que mis ojos ya no podían— Ya debería dormir.
«Fue un día bastante largo, pese a todo lo que me dijeron hoy no sé qué debo hacer con mi vida, con el tiempo quizás lo averigüe, además tengo un gran apoyo a mi alrededor…» ¡Diablos!… «Olvide enseñarle a Katy esa foto»
Saqué la foto de mi bolsillo y me quede un buen rato observándola, el niño en la foto me miraba atentamente mientras yo miraba hacia la cámara sonriente. El lugar en la foto también era desconocido, no parecía ser el patio de nuestra casa.
Compañía I.C., piso 20
—Buenas noches, presidente. La señorita Isabella despertó del coma hace dos meses y ya ha retornado a su casa. Su estado sigue siendo desconocido debido a que el hospital niega cualquier tipo de información ¿Desea que la vigilemos? —preguntó hombre que pedí averiguar de ella.
—Sí, quiero que me informes a donde va y con quien está, también quiero que saques la información como sea. No me importa cuánto dinero utilices en sobornos. Ya puedes irte.
—Sí, presidente —salió de mi despacho tras mi orden.
«Así que te aferraste a la vida después de todo. Tienes tanta suerte y gracias a ti estoy donde estoy, aunque eso no signifique que tu vida vaya a ser fácil a partir de ahora… Isabella Thomas voy a hacer de tu vida un infierno»
CharlottexNini
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