D O S |Azul|

Le di un beso en la mejilla a mi hermana y a mi madre antes de salir y correr al bosque.

Oesered era un reino muy caótico, si me lo preguntan a mi yo culpaba totalmente a los gobernantes.

Aquí solo había dos formas de sobrevivir y llevar una vida tranquila: Pertenecer a una familia rica o trabajar para una familia rica.

Y para mí desgracia, yo no tenía ninguna de esas opciones.

Había aprendido a cazar a los 10 años, y hasta ahora era una forma en que yo junto a mi madre y mi hermana sobrevivíamos. No era suficiente, lo sabía, pero no tenía muchas opciones; mamá confeccionaba ropa, le pagaban muy poco y yo cazaba nuestra comida. Era justo.

Normalmente no encontraba muchos animales en el bosque, por más que me adentraba parecía que ellos más se escondían aunque sin mentir la mayor razón por la que pasaba mis días en el bosque era para tratar de olvidar el dolor que me causaba la perdida de mi papá.

Las tres lo llevábamos muy mal, parecía que el tiempo solo estaba empeorando nuestra herida en lugar de sanarla.No había muchas personas en el bosque así era mi refugio estaba fuera de las miradas de dolor de mi madre o los llantos de Kath que solo me hacían romperme más.

Acomodé mi abrigo, empezaba a hacer frío el invierno estaba cerca y para mi familia eso no no pintaba nada bien, el hambre que sufría Oesered en invierno era peor que la de cualquier otra época del año y resulta que sin papá todo indicaba que sufriríamos más de lo normal.

Un crujido de algunas ramas agudizó mis sentidos y en menos de un minuto yo ya tenía arco y flechas listos para lanzar.

— Porfavor no me dispares de nuevo—Nahel subió sus brazos en señal de paz y yo bajé mi arco.—Buenos reflejos.

Hice una mueca y aparté algunos mechones castaños que me estorbaban en la cara mientras daba la vuelta para alejarme de él, según yo, ya no le debía nada a ese hombre, ayer lo había arreglado todo con él. ¿O acaso venía a su cambio de vendas? Cuando el pensamiento me inundó detuve mis pasos en seco, el me seguía y chocó conmigo cuando me detuve, fruncí el ceño cuando lo enfrenté cara a cara pero él se carcajeó.

—Eres muy malhumorada—Dijo cuando su risa por fin había acabado—Desde que te conozco solo e visto muecas en tu cara.

—Tampoco es como que me conozcas de hace años ¿sabes? ¿Vienes a que cambie tus vendas? Puedes tocar la puerta de mi casa más tarde—Volví a voltearme y caminé tratando de alejarme de él y su mirada azul.—Si me disculpas, tengo que tratar de cazar algo para comer.

Eso último lo dije un poco alto por qué mi plan de alejarme estaba funcionando hasta que lo sentí detrás mío de nuevo.

—Te acompaño.

El tono de su voz me pareció más una orden que una petición, yo negué con la cabeza tan solo escucharlo, seguí caminando, esquivando ramas de algunos arbustos.

—No necesito compañía—Demandé sin voltear a verlo.—Ya puedes irte.

—No lo creo, me estás corriendo de nuevo, en todos mis años de vida tu rompiste el récord de cuántas veces me corren.

Está vez fue mi turno de reír, fue una risa en voz baja, ojalá se acostumbré por qué si sigue apareciendo por aquí sin avisar tendré que correrlo más veces al día de lo que puedo contar.

Un conejo blanco apareció en mi campo visual, de nuevo preparé mi arco de manera rápida, detrás de mi Nahel se inclinó a mi lado sin hacer ruido y llevó su mirada azul al pequeñín, centré mi objetivo y atravesé al pobre conejo de un movimiento.

—Tienes buena puntería, no entiendo por qué pasó esto entonces—Dijo señalando su pierna y caminando aún detrás de mí.

—Tú te atravesaste.—Acusé sacando la flecha del conejo.

—Yo iba pasando.

—Eso es atravesarse.

Tomé al conejo de las orejas y lo llevé conmigo, no era fan de la carne de conejo así que a este le sacaría algunas monedas en el mercado.

—¿Te vas?—Preguntó cuando se dió cuenta de que estaba tratando de salir del bosque.

—¿Porqué? ¿Me necesitas para algo?

Me tomó del brazo para detenerme y yo volteé a verlo, de nuevo sus ojos azules me atraparon, me sentía pequeña delante de él, me sacaba fácilmente unos 30 centímetros.

—¿A qué hora puedo ir a verte para las vendas?

Me safé despacio de su agarre.

—¿Te duele? Puedes ir a la hora que quieras.

Despegué mi mirada de la suya para caminar de nuevo, mi casa ya se podía ver desde aquí.

No esperé respuesta de Nahel pero sentí su mirada hasta que desaparecí por la puerta de mi casa.

Kath estaba en la cocina con mamá y me vieron entrar.

Dejé mis cosas a un lado de la puerta junto al enorme conejo. Estaba orgullosa de mi presa.

Kath lo miró con miedo pero después regresó su mirada a mamá quien parecía más preocupada de lo normal.

—Alina, llegaste, ven aquí.—Mamá me señaló con su mano un banco junto a mi hermana, esto no me gustaba nada, mamá había usado mi nombre completo y eso indicaba desde ya malas noticias.—Tengo algo muy importante que contarte.

—Adelante—La animé.

—La boutique—Empezó, yo asimilé despacio, era la tienda que nos abastecía de medicamentos para mí hermana—Los dueños de la boutique son de la familia Parisi y resulta que les debemos mucho.

Mi mamá volteó a ver a Kath quien solo agachó su cabeza, sus rizos castaños cayeron formando una pequeña cortina en su cara, yo la abracé.

—Puedo ir a verlos, veré a Luca, le pediré más tiempo.

—Ya lo hice, Ali, el padre de Luca, Elio me dió solo una opción para perdonar nuestra deuda.—Mi mamá me miró a los ojos mientras tomaba en sus manos las mías. A diferencia de mi los ojos de mi mamá eran color verde claro aunque si los veías en la luz parecían casi un color miel.—Tienes que casarte con Luca.

Empujé atrás mi silla y me puse de pie.

—No, mamá, además Luca...

—Luca está de acuerdo.—Interrumpió mi mamá.

—Imposible—Dije andando a la puerta trasera, tomé el conejo que hace unos momentos había cazado y lo llevé conmigo al mercado, 10 monedas de plata por el conejo y el viejo Matt me las pagó sin rechistar, yo mataba a los animales sin hacerlos sangrar tanto eso aumentaba el valor. Después de que guardé las monedas en mi bolso me dirigí a la boutique, Luca no me podía hacer esto, él, era el único de los ricos que me agradaba, no era prepotente como todos los suyos y había sido mi amigo desde que fui a pedir medicamentos para Kath.

Las calles de Oesered eran angostas, el mercado estaba plagado de comerciantes que te vendían todo tipo de artilugios y cosas extrañas que nadie compraba por qué; eran muy caras y no había mucho dinero.

Recorrí, evitando chocar con la gente, las calles que me conducían a la boutique, empezaban a asomarse ya las casas de los ricos y un poco más allá se alzaba en lo alto el enorme castillos de los reyes, nunca los había visto a pesar de que la pasaban de viaje.

Las calles dejaron de estar concurridas en cuanto entré a la zona de los afortunados.

La boutique apareció delante de mí y corrí a ella pero antes de entrar dos guardias reales me detuvieron, no se nos permitía caminar por aquí sin autorización de algún rico es por eso que los guardias vigilaban cada casa, cada local de ellos.

—¡Luca!—Grité cuando los guardias empezaron a empujarme para sacarme.—¡Luca soy Alina!

Los empujones se detuvieron cuando una voz los obligó, la mirada café de mi amigo cayó en la mía, él se veía igual o peor que yo, cuando los guardias me dejaron pasar corrí y lo abracé, sus brazos cálidos me recibieron en seguida.

—Dime que no es cierto—Le dije con la cara escondida en su pecho.

—Mi padre acaba de decírmelo— Confesó con pena—Siento que las cosas sean así Ali, sabes...

Sus palabras se quedaron en el aire, yo lo comprendí en silencio, también lo estaba obligando a él pero sus palabras me tranquilizaron, platicar con él me dió paz hasta que llegamos a un acuerdo y yo me resigné, aceptaría, después de todo Kath seguía ocupando medicamentos y siendo esposa de Luca podría tratar la enfermedad de mi hermana e incluso curarla. Luca me prometió ser cuidadoso, yo sabía que él estaba enamorado de otra chica, tiempo atrás él mismo me lo había contado pero Elio, su padre nunca aprobó su relación y lo había emparejado conmigo 1 por mis deudas y 2 por qué Elio quería impedir a toda costa la relación de Luca.

—Por mi hermana—Susurré a nadie en específico saliendo de la boutique y dirigiéndome a casa.

Kathya estará bien.

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