Capítulo III

No era raro que en todo el imperio la ciudad de Lyris destacaba, además era reconocida como una hermosa y muy alegre ciudad. Mientras Juliette veía una impresionante vista del lugar, la gente comenzó a acercársele

—¡Santa!, ¿ya se recuperó por completo?

—¡Santa!, ¿se encuentra bien?

—¡Santa!, ¿necesita algo?

—¡Santa! ¡Santa! ¡Santa! Santa...

Juliette: Ja, ja, ja...

Juliette: Sí, estoy bien —sonriendo casi sintiéndose forzada

Juliette: *son muy sofocantes*

Erick: Tómenlo con calma

Erick: La santa hablará con cada uno de ustedes

Erick: esperen con paciencia

Juliette: ¡¿qué?!

Juliette: Yo no...

Multitud: Oh, pero que considera es la santa

Señora: No entiendo como los demás hablan mal de ella.

Otra señora: Eso debe ser envidia.

Juliette: ah esa chica lo tiene bien merecido —murmurando

Erick: ¿Has dicho algo?

Juliette: No

Unos cuantos minutos después y tras pasar a la multitud llegaron al templo frente de la entrada se encontraban dos caballeros, al ver que ella se acercaba hicieron una reverencia y gritaron unísonamente

—Saludos a reencarnación de la Diosa

—¡La gran sacerdotisa y santa del imperio de Dalión!

—Saludos, Capitán —inclinándose nuevamente

Erick: Sigan con su trabajo. —usando una entonación más grave

—¡Sí, Señor!

Tras pasar la entrada, Erick se despidió, ya que había cumplido con su misión de escoltar a Juliette.

Erick: Juliette debo ir al cuartel, nos vemos después.

Juliette: Sí, nos vemos.

Al pasar la entrada vio que el templo era extremadamente grande, se dividía en tres caminos: el primero era hacia el cuartel donde se encontraban los caballeros (a mano izquierda) el cual había tomado Erick, el segundo era el lugar donde vivían las sacerdotisas (a mano derecha) y el tercero y el más grande era el edificio principal del templo (en el centro).

Para ir a unos de ellos debías tener una autorización, sin el debido permiso cualquiera que fuera sería mandado al calabozo, al ver con sus ojos quedó completamente impresionada desde fuera parecía no ser tan grande, pero, ya dentro de este, era muy imponente.

En el camino al edificio principal se encontraba seis mujeres que llevaban vestidos de color blanco, tenían alrededor de los dieci tantos a venti tantos años, todas y cada una de ellas eran muy hermosas.

—Saludos a la reencarnación de la Diosa

—¡La gran sacerdotisa y santa del imperio de Dalión!

—¡Que la Diosa la guíe y la proteja siempre!

Juliette: mmm... igual. —incómoda

Juliette: *será mejor decir lo mismo que ellas*

Juliette: ¡Qué la Diosa las guíe y las proteja siempre!

Tras recibir ese "honorable" saludo, las jóvenes sacerdotisas guiaron a Juliette hacia dentro del edificio. Ya por fin, dentro del templo se podía ver un montón de doncellas y sacerdotisas de distintos cargos.

Se notaba por el tipo de ropa y decoración que estás llevaban, además de la forma de saludar a Juliette.

—Saludos a la Luz de Dalión,

—Santa es momento del ritual.

Juliette: ah, sí... saludos

Juliette: ¿bien vamos? —contestando con inseguridad

—Por favor, por aquí.

Se dirigieron hacia una de las habitaciones que quedaban hacia el fondo, dicha habitación tenía en el centro una enorme estanque natural

—Sacerdotisa, entre por favor.

Juliette: bien. *¿Con todo y ropa?*

Al entrar Juliette notó que el agua estaba perfumado con esencias para ella, era como un día en el spa, mientras se relajaba una cuantas doncellas se acercaban y tiraban un par más de pétalos que desprendían un olor muy agradable.

Todos los días Juliette me refiero a la otra "Juliette" tenía que hacer el ritual de purificación, consistía en entrar y permanecer dentro del agua por alrededor de una hora para así desprender o liberarse de cualquiera impureza, aunque más impura no podía ser.

Después de ese tiempo la vestían con un hermoso vestido de lino blanco con bordados dorados, gargantilla, pulseras, tobilleras, anillos y una diadema, todos estos hechos de oro blanco.

—Gran sacerdotisa, ya está lista.

Se podía ver a una Juliette deslumbrante, de hermosos ojos plateados, cabello dorado y piel de porcelana, tras salir de la habitación todas las demás que estaban afuera inmediatamente se inclinaron

—La Luz de Dalión,

—¡La gran sacerdotisa y santa del imperio!

—¡Es un honor servirle a usted!

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Comments

Topy71 🇦🇷

Topy71 🇦🇷

🤭😂

2023-09-28

1

Alicia Salamanca Hernández

Alicia Salamanca Hernández

no lo puedo creer 😂😔😂😂 jajajaja jajajaja 😂😂

2022-09-15

2

Fatima Ortiguera

Fatima Ortiguera

jajajajajajajajajajajaja

2022-09-09

3

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