INSULTANTE BIENVENIDA

El tráfico de esta ciudad sin duda era terrible, más cuando se debía atravesar el puente Tower Brige, una verdadera aventura vehicular. Por suerte el tiempo estaba a nuestro favor y la demora de esperar sería menor a la acordada a través de aquellos constantes avisos de comunicado por parte de mi padre dirigidos a la academia, si lo sé, algo bastante intrusivo, pero quería asegurarse que todo saldría en orden desde que pusiéramos nuestro primer pie en aquel enorme edificio arquitectónico de la antigüedad. Solo esperaba que esa antigüedad solo fuese plasmada en sus paredes y no en la directora, de lo contrario moriría de sumo aburrimiento.

— ¿Cuánto mas tardará esto?.-Chilla Beck dejando caer su cabeza en el cristal de la ventanilla mientras contemplaba con sumo desespero que la fila de automóviles seguía sin avanzar.

— Aproximadamente 20 minutos.-Responde el chofer personal que papa había contratado específicamente para nosotros. De esa manera llegaríamos seguros hasta nuestro destino sabiendo lo terrible que era cuando de nuevas aventuras por explorar se trataba. — Según el GPS es la ruta mas corta para llegar a la academia, a menos que prefieran irse nadando.-Suelta con diversión recibiendo una mirada abrumadora por parte de Beck a través de aquel retrovisor.

— Mantén tu mirada al frente quieres.-Canturronea Beck con molestia devolviendo su cabeza, esta vez al respaldo del asiento para tomar una gran bocanada de aire que le dé un poco de paciencia.

$ Quisieras ser más amable con el personal que trabaja para nosotros.-Decido llamarle la atención ante la brusquedad de sus palabras. — Suficiente es lídear con papa como para que también tengan que hacerlo con nosotros.-Ahora sus pupilas cambian de dirección y se dirigen con total discreción hasta las mías que le observan desde la cercanía.

— Lo siento.-El chofer le mira haciendo un pequeño movimiento de cabeza en señal de estar de acuerdo con ello.

— Parece que el pueblo lo escucho jóven príncipe.-Lo escuchamos decir para romper cualquier intrusivo momento de incomodidad que se hubiese podido formar al interior de aquel pequeño espacio dentro del vehículo. Antes de sentir como la fila ha comenzado a avanzar con mayor velocidad hasta conseguir salir de aquel puente y unirnos a una de las laterales que terminarían por llevarnos hasta nuestro destino, la Academia Royal School.

— Llegamos.-Se detiene sin dejar que el motor se silencie del todo. Tal vez porque ambos sabíamos que tendría que regresar al castillo lo más pronto posible para informar de nuestra estadía a nuestro padre.

— Gracias Scott.-Inquiere Beck ayudándome a salir del vehículo, empujando con molestia mi espalda para obligarme a avanzar de manera desconsiderada.

— ¡Oigan!.-El entorpecido cuerpo de Beck se detiene a mitad de camino mientras el mío tiene que inclinarse ligeramente hacia abajo para verlo por sobre su cabeza.— ¡No se metan en problemas quieren!

— De acuerdo.-Lanza mi cuerpo a un costado para poder salir por completo. Con una pesada maleta que no tarda en depositarse sobre el suelo, a pocos centímetros de dónde aún me encuentro de pie.

Sin duda todos los extrañaremos en el palacio.-Y aquí es cuando cualquier persona por más “fría” que pueda llegar a ser se doblega por las personas que realmente los aprecian y apreciamos.

— Y nosotros a ustedes.-Le regalo la que sería una sonrisa de consuelo, de que todo estaría bien, de que estaríamos bien. Y de que muy pronto nos volvería a ver corriendo por entre los largos pasillos del palacio.

— Suerte con sus nuevos compañeros.

— La tendremos, te lo puedo asegurar.-Se despide con una ligera inclinación de cabeza antes de cerrar la puerta que nos permitía poderle ver con mayor claridad.

En estos momentos es cuando me quedo de pie, a un escalón de las escaleras que ahora nos daban la bienvenida a un nuevo lugar, un lugar en donde pasaríamos la mayor parte del tiempo a partir de ahora y a la que deberíamos sobrevivir sin importar lo que tengamos que hacer para conseguirlo.

— Es un buen chico.-Beck aparece a mi costado, un escalón por encima de mí para hacerse ver mas alto. — Pero no permitiré que me hables otra vez de esa manera frente al personal, de lo contrario perderé mi poca autoridad hacía con ellos.

— Entonces tal vez debas dejar de comportarte como un maldito cretino.-Admito con seriedad observando como las luces traseras desaparecen de nuestra vista una vez que cruza aquella enorme zona arboleada que forma parte de la naturaleza del entorno.

— No soy un maldito cretino.-Da una gran zancada para alcanzarme en las escaleras en las que poco a poco voy andando.

— Tus acciones hacen ver todo lo contrario.-Se detiene, cierra los ojos y toma una bocanada de aire para relajar cada uno de sus tensados músculos, incluyendo los de sus nudillos que sujetan la agarradera de la maleta.

— No creí que…

— ¡¿Qué fuera a tomarlo de esa manera?!.-Argumenta con frustración.— ¡Entonces tal vez deberías cuidar mejor las palabras que salen de tu impertinente boca!

— ¡Mi boca no es impertinente!.-Se justifica.— ¡Es sincera!

— ¡¿A eso le llamas ser sincero?!.-Bufa.— ¡Entonces tienes un grave concepto de la sinceridad!

— ¡Carson…!

— ¡No nada de Beck, no caeré en tus estúpidos juegos del remordimiento y perdón...!

— ¡Basta!.-Una tercera voz se hace presente a nuestro alrededor, interponiendo su alargada silueta entre ambos, pero en un escalón más arriba de nosotros.— ¡¿Quieren parar?!.-No puedo evitar girar hacía ella.— Sus alaridos se escuchan hasta adentro de la academia.

— Entonces deberían remodelar las paredes.-Bromeo, recibiendo ningún gestó agradable de su parte, al contrario, su frente se frunció y sus ojos achicados sin duda eran señales de querer golpear mi inteligente cabeza, o cerebro, mejor dicho.

— Creó que se equivocaron de lugar.-Pronuncia con suavidad, como si quisiera evitar que su molestia se reflejara en la tonalidad de su voz.— La academia de payasos está en el lado oeste de la ciudad.

— Mierda.-Golpeo el viento.— Debí haber visto ese catálogo.

— ¿Disculpa?

— Lo siento.-Interviene Beck empujando mi cuerpo hacia atrás para poder quedar frente a aquel sujeto de cabellera negra que cae en forma de libro a sus costados y peculiarmente despeinada.— Lamentó que nuestra discusión los haya incomodado.

— Descuida.-No puedo evitar percibir su mirada verme por encima de su hombro derecho.— Es normal cuándo de hermanos se trata. Aunque normalmente suelen hacerlo arriba de sus vehículos... Por cierto...-Echa un vistazo a nuestro alrededor como un maldito dora la exploradora.— ¿Dónde está el suyo?

— ¿Qué? ¿Nuestro auto?.-Asiente.— Acaba de retirarse.

— ¿En serio?.-Exclama con total descaro echando un vistazo a nuestro alrededor para ver la más mínima señal del mismo.— Que extraño que haya desaparecido tan rápido, no será que quieren esconder sus fachas de…. Pueblerino que ganaron una beca.-Su ceja se arquea con total placer y sus labios se alargan en la mitad de su rostro para dejar a relucir la que posiblemente sería la sonrisa más irritante de toda mi maldita existencia en esta academia.

— Pueblerino tu….

— Beck.-Lo llamo golpeando su pecho con brusquedad para que guarde silencio y evite continuar con una discusión que claramente no nos llevaría a nada bueno, teniendo en consideración que en estos momentos éramos los intrusos de la academia. — Tienes razón, somos simples pueblerinos.-Extiendo mis labios hasta formar una sonrisa que no mostraba más allá que cierta clase de decepción tratándose de alguien quien parecía verse tan formal ante nuestros ojos.

— Lo sabía, y ya que no tienen nada más que hacer aquí afuera síganme.-Ordena antes de girar sobre sus talones y subir las últimas escaleras que nos separarían de nuestro infierno, uno en donde si no sobresalía a tiempo terminaría quemándome con sus arrasantes llamas hasta convertirme en cenizas insignificantes en un jodido mundo de ricos.

— ¿Qué crees que haces?.-Comienza a cuestionar Beck de manera remota. — Debiste haberle dicho que muy pronto seremos los gobernantes no solo de un pueblo sino de todo un país. Los futuros reyes.

— No deberías usar la palabras reyes en plural cuando claramente solo uno llegara hasta la corona. Y en segundo lugar, será interesante mantener nuestro bajo perfil.

— ¿Bajo perfil?.-Inquiere curioso deteniendo un instante sus pasos antes de poder culminar con los escalones que aun nos faltaban por recorrer.

— Solo piénsalo, será divertido cuando se enteren de quienes somos realmente.-Lo deleito con una sonrisa. — Guárdalo para tu memoria.-Suelto un guiño de complicidad, para poder brindarle un poco de seguridad ante un cumulo de estudiantes que esperaban ansiosos quienes entrarían por aquellas puertas, a quienes destruirían en el primer instante en que sus ojos se encontraran con nuestras redundantes siluetas caminando a través de los pasillos. Sin duda esto será todo un espectáculo.

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