— Los futuros príncipes de Nueva Zelanda por fin llegaron de su extenso viaje a Londres.-Puedo escuchar decir a una de aquellas periodistas que se mantenían al margen del aeropuerto en compañía de sus enormes cámaras de grabación.— Será este el inició de su reinado.
— Esa chica sí que tiene esperanza en nosotros.-Arremeto con diversión levantando la mano al cielo para saludarlos a todos. Aunque para ser sincero, seguía sin entender por qué “Esto es necesario” según las palabras de Beck.
— Tú también deberías tenerla. Todo un pueblo depende de ello... Es lo que hace sobrevivir ante la decadencia.
— No debería ser así, ni siquiera puedo mantener el control de mi vida ¿Cómo tendré el de las demás personas? Aún más sabiendo que lo que para mí es correcto para ellos puede no serlo. Todo termina siendo tan contradictorio al final.
— Pues entonces deja de pensar tanto en ello y solo... Disfruta.-Le veo esbozar una sonrisa que para ser sincero no sabía si había sido como un regaló especial o simplemente para las portadas de las revistas.
Bajamos por las escaleras eléctricas, sintiendo la prensa abalanzarse hacia nosotros con una ola de preguntas en donde destacaba la noticia más reciente, la de mis amorosas relaciones con mis mejores amigos de la realeza. Especialmente los que llevaban el título de duque.
— No creí que esto fuera tan abrumador.-La ansiedad de Beck comienza a ser contagiosa, tanto que puedo sentir pequeñas punzadas en el pecho que van dejándome sin oxígeno y con un ligero ataque de pánico que provocaba que todo a mi alrededor comenzara a dar vueltas en mi cabeza. — Esto debería ser ilegal.
— Y aún te sigues preguntando por qué prefiero alejarme de la realeza, prácticamente estaremos ante la mirada de los reflectores incluso hasta en nuestro funeral, para pasar toda esa presión a los descendientes, y ellos a sus descendientes, toda una horrible cadena.
— Por primera vez te doy la razón.-Desvío la mirada para verle, con aquel sutil tono pálido que comenzaba a decorarle su rostro.— Ya no estoy seguro de querer seguir adelante... Con cada paso que doy puedo sentir que me falta el oxígeno para mantenerme en pie. Siento que en cualquier momento terminaré desvaneciéndome frente a todos.
— Lo lograrás, yo te ayudaré.-Intervengo sosteniendo su mano para que solo tenga su atención en mí, para que de alguna manera su cerebro me tome como una puerta escapatoria ante todo aquello que se estaba volviendo abrumador para Beck y sus neuronas poco estables emocionalmente hablando.— Hagamos ver esto una de nuestras travesuras en el palacio….
— Es diferente... Estoy seguro de eso… No tenemos ninguna cámara en nuestro rostro ni esos flashes cegadores…
— No es diferente, solo imaginé que todas esas cámaras son parte del personal del palacio, mismos que papá mando llamar para pedir su ayuda por qué cometimos la mejor travesura de nuestras vidas.-Por alguna extraña razón puedo sentir que mis palabras estaban funcionando, que había conseguido que Beck únicamente se enfocara en mi historia. — Y que ahora todos nos buscan de manera desesperada, pero jamás nos encontraran porque estamos ocultos debajo de la mesa de la cocina como método de escapatoria después de no haber conseguido llegar a la puerta trasera que da al jardín por qué papá nos descubrió antes….
— Creó que puedo imaginarlo…-Por un momento duda de si eso era realmente la realidad, pero decido continuar con la historia, no podía detenerme ahora que todas las cámaras amenazaban con acercarse una vez más hasta nosotros. Incluso después de haber tomado un nuevo atajo para salir por la puerta trasera del estacionamiento del aeropuerto.
En estos momentos papá aparece en la cocina, con aquellas sigilosas piernas que hacen resonar la suela de sus zapatos con cada fuerte pisada que ejerce a través de sus zapatos. Y es justo en ese momento en que planeo la estrategia de salida.-Mi voz sigue siendo elocuente y el tono relajado se mantiene en el mismo volumen de su tonalidad. — Yo lo distraeré en lo que tu sales corriendo de la mesa hacia el jardín trasero, lograras trepar el árbol y ocultarte a la perfección entre sus ramas.-No puedo verle del todo, pero si puedo percibir como su cabeza asiente, sabía que estaba entendiendo absolutamente todo aquello que salía de mi boca. — Yo te alcanzaré después de haber perdido a papá entre los corredores del palacio y volveremos a reunirnos como los perfectos cómplices que somos ¿De acuerdo?
— De acuerdo.-Esa era la señal para comenzar con el plan. Mis manos van soltando la suya con ligereza para darle el tiempo suficiente de actuar, a pesar de que los nervios le gritaban desde adentro que no lo hiciera, que esto era un terrible error y que muy pronto lo pagaría con pesados libros formados en pileta sobre su cabeza por varias horas del día, el castigo preferido de papá.
Tomo una de las escaleras eléctricas que me llevarían al primer piso, en donde ya todos los reporteros se encontraban dispuestos a atacarme con sus mortíferas preguntas a la misma vez que una de sus manos sostenían el micrófono con total autoritarismo evitando a toda costa que este mismo pudiese perderse entre la multitud que ahora ha ido juntándose a todo mi alrededor en busca no solo de la mejor fotografía para sus importantes revistas sino también para la mejor respuesta que sin duda les otorgaría un posible aumento en sus exhaustivos puestos laborales.
Mis piernas van alargándose con cada paso que estas daban, conforme avanzaba entre la multitud que de alguna manera la he utilizado como un escudo humano para mi propia supervivencia.
— ¡Joven Carson!.-Y aquí es donde comenzaba mi verdadera batalla periodística, en busca de la victoria. — ¡¿Es cierto que usted y el duque Michael están en una relación?!.-Era el primer ataque, sin duda podía contenerlo. — ¿Es cierto que está dispuesto a enfrentar a la corona para llevar a cabo su relación?!.-Segundo ataque, quien diría que esto sería mucho más fácil de lo que había llegado a imaginar que sería. — ¿Qué opina su padre, el rey Alexander de su relación?.-Tercer y último ataque que tendría que escuchar antes de que mis pasos consigan llegar a aquellas puertas metálicas que forman parte del elevador para dirigirme al subterráneo y poder salir del aeropuerto conmigo.
— ¡¿Joven Carson?!.-Por un momento dudo en detenerme al escuchar la peculiaridad de la tonalidad y frivolidad con la que se dirigía hacia mi. — ¡Por aquí!.-Decidido a salir de las dudas llevo la mirada en dirección a dónde provenía aquella voz, solo para encontrarme con Mateo. Un periodista egocéntrico y bastante entrometido en la vida de las personas cuando de querer llevarse la nota se trataba. Solía tener a la familia real siempre en su vista, esperando la más mínima equivocación para atacar. Si solamente fuese permitido el exilio el estaría viviendo en estos momentos a la mitad del océano pacífico en una pequeña barca sin alimento ni bebida.
— ¡Joven Carson!.-Un tercer intento por llamarme lo hace destacar entre todos los demás periodistas que ahora lo miran molesto en un desesperado intento por callarlos. Por demostrar que el rey de las notas de escándalos reales había llegado.
— ¡Joven Carson!.-Las puertas se abren para darme la bienvenida al elevador….
— ¡Joven Carson!.-Puedo ver la cercanía que poco a poco iba teniendo con ellas, en cualquier momento entraría y me libraría de aquellas cegadoras luces que se impactaban en mis pupilas.
— ¡Joven Carson, es cierto que su hermano Beck Carson tuvo un romance secreto con la hija de la recamarera!.-Yeso queridos lectores había sido la bomba que terminaría por volver todo a su alrededor un verdadero caos.
Mis pasos frenan en seco ante aquel argumento provocando que no solo la ola de reporteros curiosos dirigieran su mirada de forma repentina hacía Mateo, sino también sentir el duro golpe de una de las cámaras golpearme la espalda cuando esto sucede. Tiene suerte aquel sujeto que tuviera un objetivo más grande que su propio entorpecimiento.
Mi mirada se desvía lo suficiente para visualizarlo de todo a todo, especialmente en aquellas encrucijadas pupilas que esperan una respuesta de mi parte. Mi ceño, por el contrario, va arrugándose con sutileza hasta sentir que mis ojos se han achicado con mayor relevancia.
Fue en ese preciso instante en donde todo a mi alrededor enmudeció, las palabras alardeantes que por un momento se habían encargado de atacarme ahora permanecían mudas, pero activas a través de aquella grabación que quedaría para la historia no solo por parte de las televisoras sino también de los periódicos y revistas mas importantes del mundo.
Los reflectores habían cambiado de perspectiva, ahora era Mateo el personaje más importante en este escenario. Un Mateo incrédulo que llevaba su mano a su operada mandíbula para sobar la zona que mis nudillos habían impactado con gran fuerza. Ahora ya nadie hacía preguntas, tal vez para evitar ser golpeados de igual manera o por el simple hecho de no tener nada más relevante que decir.
— Tómalo como un donativo por parte de la familia real para que sigas con tu falso trabajo de reportero.-Alardea furioso segundos antes de continuar con mi caminó, recibiendo una entrada triunfal ante aquellas puertas metálicas del elevador que se desplazan hacia ambos lados, antes de volver a cerrarse nuevamente dejándome en completo abandono dentro de ella.
La luz roja que ilumina parte de los números por encima de las puertas van bajando uno a uno hasta detenerse en las letras ES (Estacionamiento Subterráneo) en dónde podía estar seguro de que Beck ya se encontraba esperándome, ansioso por ir a refugiarse en una preparatoria, alejado de cualquier reportero molesto que pusiera en duda su lugar en la realeza.
— ¿Todo salió bien?.-Su cuerpo se despega del vehículo para venir hasta mí.
— Salió increíble.-Respondo con una sonrisa de triunfo.
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