Capítulo 3

EMMA...

Emma vio la espalda de un mostró dirigirse al castillo, era; Taylor...

Emma no lo podía ver de otra manera, esa es la única manera en la que su mente podía describirlo, Emma jamás pudo tenderle una trampa, siempre va un paso adelante de ella, incluso antes en el helicóptero, no se inmutó a ninguna de las palabras que ella le dijo, incluso cuando lo masturbo estuvo sereno y tranquilo. 

(pobre destino que le espera a este hombre, desearas que te hubiera matado ante la multitud...).

Emma sonrió. Él está loco hasta la médula, pero eso solo la enloquece más, hasta ahora Emma solo ha tenido de "amo" a puros viejos verdes sin cerebro, que solo deseaban su cuerpo, todo lo concerniente a la nación le tocaba a ella.

Estaba cansada de tan mierda, tener que tocar y fingir gustó ante hombres así, hace que el estómago de Emma de vueltas, (pero bueno, supongo que todo no es malo... Quererlo dominar sería mucho, me conformaré con estar a su lado, el problema es que cada vez es más difícil, si le gustara mi cuerpo podría mantenerme con él a través del sexo. Además, hace mucho que no sentía atracción así ningún hombre... Pero ahí va el problema, desde que nos conocimos y tiene control sobre mí, jamás me ha pedido ni un miserable pico, lo que me tiene muy indignada, pero no es solo a mí... En este castillo hay cientos de mujeres a su disposición, pero él no pide ninguna... ¿Será gay?... Ojalá no sea, si no me jodí, de muchas maneras…).

Emma entró con Taylor al castillo, unos hombres detrás de ellos traían al hombre culposo. Lo traían como ir a botar una bolsa de basura pesada, (bueno, no es como que fuera otra cosa...). 

Dentro del castillo, todos se dirigieron a una solo sala, era tosca y solo había una mesa en todo la sala y una lámpara arriba en el techo, Emma conocí muy bien este lugar, llamarlo sala de interrogación será la mejor manera para definirla. 

Taylor se sentó, los hombres colocaron al culpable en el otro extremo de la mesa y le quitaron el costal que tenía puesto en su cabeza y la cinta que tapaba su boca, desataron sus manos. 

—... Pensé que me ahogaba... Ese no era el trato... Me dijiste otra cosa... Me duele las manos...  — el hombre habló como pudo y dando grandes zancadas de aire, al mismo tiempo que soba a sus muñecas. 

— lo siento, hay que impresionar a la multitud, cosas de la política, lo siento si el trato así ti, fue muy brusco y tosco, lo la mentó de verdad — Taylor habló con una sonrisa en su cara, la palabra "lamento" no venía con ningún sentimiento, así se sentía. 

El hombre arrugó la cara e hizo una mueca — ya no importa, dame lo que me prometiste, quiero mi dinero. 

Emma frunció el ceño por dentro de sí, (¿acaso no sabe su posición?...), Emma apretó su mano detrás de su espalda, si fuera por ella, le hubiera desfigurado la cara dándole contra la mesa. 

Taylor siguió con su sonrisa — claro, claro, lo siento, pero antes de eso, ¿quiero saber algo? — Taylor coloco sus codos sobre la mesa y juntos sus dos manos, la luz que apuntaba hacia abajo le daba cierto aire de terror y seriedad  — ¿qué se siente violar a una niña?. 

El hombre dio un pequeño brinco y no respondió, pareciera que por fin se dio cuenta de su situación, es una liebre ante miles de leones al asecho. Como rata rodea de gatos con un hambre atroz. 

— tranquilo no pienso acerté nada, soy un hombre de palabra... Verás lo que pasa es... Que soy un hombre virgen, ya sabes no he estado con ninguna mujer y quiero que mi primera experiencia sea a lo grande, así que quería tu opinión al respecto, ¿qué dices?, te daré más dinero por tu respuesta. 

Emma casi abre la boca por la sorpresa, (virgen?... Él... Imposible...), era imposible que un hombre como Taylor fuera virgen, no solo es por su atractivo, sino que además posee un enorme carisma que atrae mujeres, era tanto como decir que un pez se ahoga en el agua y sobrevive fuera de esta, era más fácil de crecer que una cualquiera fuera virgen que esto. 

El hombre relajó sus hombros, suspiro — ya veo, tu primera experiencia, ¿eh? — el hombre siguió respirando con profundidad para relajarse — está bien, si me das más dinero, no tengo problema en decírtelo — el hombre emboco una sonrisa, llena de avaricia. 

— claro, te doy mi palabra, por favor no te reserves nada. 

— siendo así — su sonrisa de avaricia, cambió por una macabra — es lo mejor, son tan apretadas, que sientes que te espichan, y sus gritos amos sus gritos. Sus lágrimas cuando bajan, al mismo tiempo que su cara se pone morada porque la ahorcó, he llegado hasta penetrar su pequeño útero. Sentir su carne desgarrarse, oh es magnífico  — el hombre hablaba con placer en sus palabras y una mira loca de asesino. 

(que hombre tan asqueroso, hacerle eso a una niña y decirlo de esa manera ... Pero me alegro de que lo digieras, ¿qué harás amo?...), Emma sonrió con malicia en su corazón... 

— ya veo, apretadas, ¿eh?, ciertamente suena interesante, tal vez algún día lo pruebe, bien, lo prometido es deuda — Taylor debajo de la mesa sacó un maletín de cuero negro. 

Lo coloco en la mesa y lo abrió, estaba repleto de dinero, la única luz en la sala resaltaba más el color verde — bien, toma, te puedes ir, fue mi promesa, ¿no?. 

(¿que?... ¿Lo dejará ir?...), hasta una mujer como Emma, encontraba esta decisión estúpida y poco lógica, pensó que lo torturaría, Emma había preparado en su cabeza ciento de cosa para hacerle, simplemente esperaba que Taylor le dijera: todo tuyo. 

— bien, je, je, je... — el hombre sacó un fajo de billetes, lo restregó contra su cara, lo olió y volvió a meterlo al maletín — bueno, es todo por ahora, con su permiso... — el hombre cerró el maletín y con una sonrisa en su cara salió por la puerta, antes de salir se comió con la mirada a Emma. 

Emma lo miró, que se lo tragaba y después se la dirigió a Taylor, (pensé que era diferente... Pero ahora veo que todos son iguales... Malditos hombres... Plaga necesaria para la humanidad lamentablemente...). 

Taylor se paró y miró su reloj — bien, tengo algo importante que hacer — Taylor miro a los ojos que se lo tragaban —  no me mires así, negocios son negocios, soy un hombre de palabra... — Taylor sonrió y se acercó a Emma...

— ¿Qué pasa? — Taylor coloco su mano en la intimidad de Emma y la masajeo.

— le agradecería que no me tocará, me repugnas — Emma no lo detuvo, pero si le daría a conocer su desprecio. 

— ya veo... Comprobado... — Taylor la dejo de tocar y subió sus lentes, Taylor se acercó al oído de Emma — ven a mi cuarto... Te daré una sorpresa... 

Emma chasqueó su lengua mentalmente, (ahora ya no quiero... Porque siempre me toca hacer estas cosas contra mi voluntad ... ¿Qué nunca voy a culear por voluntad?... Bueno, por lo menos le quitaré el virgo, por fin algo de ganancia). 

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