Luna Cáceres quedó embarazada por confundir su laxante con el afrodisíaco de su amiga. ¿Con quien estuvo? No tiene idea. Lo único que sabe es que fue un maldito español que se aprovechó de su predisposición cuánto quiso.
Aquel español es el hijo de su padrastro, a quien conocerá por la boda en que sus padres sellarán su amor.
Ellos no se reconocerán, pero el español tiene un gran problema que le impide relacionarse con cualquier mujer, pero que curiosamente no le impidió estar con Luna.
¿Qué ocurrirá cuando él sepa que aquella noche inolvidable fue con su hermanastra? ¿Cómo reaccionará ella al saber quién es el padre de su hija?
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MANÍ Y UNA INVITACIÓN A CENAR
PABLO MONTES
Aún falta tiempo para la boda, pero se que los preparativos están en marcha y no se para cual de ellos, mientras Luna trabaja nadie puede cuidar a Cielo.
-Puedo quedarme con ella- Mi madrastra mira a la niña
-¿Te puedes quedar con él? ¿Quieres?- La niña hace un gesto afirmativo
-Si juega conmigo si
Me quedo con Cielo y no se que hacer con una niña de tres años a mi cuidado.
-¿Me prestas tu celular para jugar?
-No. Es para trabajar. ¿Y si jugamos en el patio?- Propongo
La niña me pide que la levante en brazos para buscar la llave de su casa. Allí tiene su pelota. Solamente espero que Luna no se enfade un poco más por ir allí mientras no está.
Cielo me da la llave y luego me invita a pasar llevándome de la mano para mostrarme su habitación y todas sus cosas.
-¿Te gusta mi cuarto? Mami lo pintó para mi- Sonríe
-Es precioso, como el de una princesa- Ella me abraza y va a la cocina para tomar agua
Cielo me pidió que busque la pelota debajo de su cama y al no encontrarla me pidió que fuera al cuarto de Luna para hacer lo mismo. Allí veo su cama sin tender, una playera y un sostén. Seguramente se cambió de ropa antes de irse. No quiero prestar atención a sus cosas, no es correcto estar hurgando aquí, pero siento ese olor inconfundible impregnado en su cama, flotando en toda la habitación.
Los recuerdos me invaden y me llevan al pasado cuando estuve con mi hechicera. Su piel, su olor tan dulce, su pasión... Sin quererlo, mi cuerpo reacciona con esa fragancia y yo no sé cómo levantarme del suelo porque si la niña me ve tal como estoy me preguntará que tengo en el pantalón.
Pienso en cualquier cosa que me quite la excitación del momento y me pongo de pie fingiendo que nada pasó. Cuando finalmente encuentro la pelota, Cielo quiere que vayamos a ver una película. Cierto con llave y vamos a la casa principal.
La niña ríe concentrada y toma mi mano en las partes donde hay un mínimo de suspenso. Creo que la dulzura y la sonrisa debe de haberlas heredado de su padre, porque Luna es todo excepto feliz y fácil de tratar.
Pienso en lo injusto que es que ella odie mi perfume, pero que mi cuerpo esté vivo por el suyo. Es mi hermanastra, si tan solo fuera su amiga y no ella podría intentar llegar lejos, pero así no es posible.
¿Me sucedería lo mismo si el perfume de Luna lo usa otra mujer? Tal vez esa es la solución a mis problemas.
Si la solución a mi problema es el perfume acabaré soportando a Luna y todas sus reglas, hasta podría llegar a parecerme agradable.
Dejo a Cielo mirando televisión y voy a mi cuarto para buscar el cargador de mi teléfono. Allí encuentro un chocolate que me dieron en el avión. Es pequeño y tiene maní, pero no puedo comerlo porque soy alérgico. Las veces que por accidente comí algo que tuviese maní, debí aplicarme una inyección. Siempre las llevo conmigo cuando voy a una cena o almuerzo para prevenir una desgracia.
Traje varias inyecciones aquí porque en la boda puedo comer algo por descuido y acabar en tragedia.
Le doy el chocolate a Cielo. Ella lo abre con dificultad porque prefirió que no la ayude y luego me aprieta la mano. La veo y aunque inicialmente creo que se ahogó con el chocolate, acabo por notar que no pudo ni siquiera comerlo. Es alérgica y está luchando por respirar. La tomo en brazos y corro con ella escaleras arriba para colocarle una de mis inyecciones porque no creo que ella llegue al hospital en esta condición.
-Esto te hará sentir bien. Será un piquetito- Le aviso. Me duele tener que aplicarle esto porque es muy pequeña
Cielo comienza a respirar mejor y el tono de su piel varios minutos después vuelve a ser el mismo. Estoy sudando y me tiemblan las manos. Puedo imaginar lo que sintió mi madre cuando descubrió mi alergia ahora mismo.
Cielo me abraza aún asustada y cuando ella vuelve a estar tranquila quiere continuar viendo su película. Ella se concentra en la película y yo voy a tirar el chocolate al cesto de basura.
Cuando mi padre y su mujer llegan, se enteran de lo ocurrido. Ellos no sabían que Cielo es alérgica porque al parecer jamás comió maní. Luna es muy estricta con los horarios y las comidas, según me dijeron.
-Es igual de alérgica que tú y extrañamente tiene tu mismo color de ojos- Mi padre nos mira a los dos
-Una gran casualidad. Luna me matará si sabe que debí ponerle una inyección a la chiquilla- Mi padre me mira porque por accidente nombré una de las palabras prohibidas aquí, pero llevo diciéndola toda la vida, ¿Cómo podría cambiar en días el hábito de una vida?
-Luna lo entenderá. Nosotros no sabíamos nada y no te dijimos lo que la niña no podía comer ni lo que si. Es culpa nuestra, no tuya- Mi madrastra me tranquiliza y espero que ella sea quien le cuente a la madre de la niña lo ocurrido porque dudo que a mi me escuche y me entienda
Cuando Luna llega lo hace sudada. Vino sucia pero sin el overol. Siento su perfume cuando pasa por mi lado queriendo acomodar un poco su cabello desordenado. Mi cuerpo amenaza con cobrar vida, no lo hace porque pienso en lo que pasó con Cielo.
-Mami él me pinchó, mira- La niña me señala mostrando el piquete en su piel
Veo a Luna enfurecida caminar hacia mi convencido de que va a golpearme, por eso detengo su mano.
-Le di un chocolate. Tiene alergia al maní, no estaba respirando. Yo tengo esa misma alergia, por eso llevo mis inyecciones a dónde vaya- Le explico y la suelto
-Mami fue muy feo, pero él me hizo sentir bien- Cielo concluye y eso es suficiente para que Luna deje de mirarme como si quisiera desaparecerme
-Te debo una disculpa. Gracias- Ella toca mi brazo, es el único gesto en agradecimiento porque no me abraza. Mantiene distancia social conmigo tal como si estuviéramos en pandemia, solamente necesita usar cubrebocas
Luna abraza a Cielo y cuando la suelta es en el momento en que noto la emoción en sus ojos, pero no digo nada.
-¿No crees que al menos deberías invitarlo a cenar? Solamente fuiste grosera desde que llegó
Mi madrastra intercede para que ella me de una tregua, pero quién no está convencido de poder ir a cenar a su casa soy yo. Su fragancia me enloquece y no quiero que ella vea lo que ese perfume me genera.
-Es lo justo. Ven con nosotras- Me habla y la sigo. Ella no tiene buenos gestos nunca, pero al menos por su madre lo está intentando por única vez
No sé si estoy haciendo lo correcto al ir a cenar, porque si usa ese perfume y se da cuenta de que mi cuerpo despierta probablemente la guerra declarada sea aún peor.