Lucía había enterrado su pasado para comenzar una nueva vida, pero las malas costumbres siempre se quedan. Charlie sería su nuevo objetivo, sin imaginar que él también ocultaba un oscuro secreto. Sus acciones traerán consecuencias para aquellos que los rodean sin perder su único objetivo, la obsesión.
Las apariencias a veces no son lo que ves, estás ocultan el otro lado de la moneda y Lucía no es ni buena ni mala, solo mentalmente inestable y físicamente una diosa sin presentes.
Esta no es la típica historia de amor. El deseo, la lujuria y el control emocional y psicólogo es lo que Lucía y Charlie provocan a los demas, hasta que ellos se encuentran y toda lógica cambia su vida.
Esta novela está subida de tono y puede tocar temas sensibles. Solo para lectores de 18+.
NovelToon tiene autorización de Deba para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
#10 La pasión se enciende.
"Yo no te mentí. Además, no es prestado. Él mismo me lo regaló." Lucas hace una media sonrisa, sospecha que Lucía es una oportunista.
"Estás jugando con fuego, no sabes con quién te metes. Sí descubre que solo lo estás utilizando te hará mucho daño."
"¿Crees que no lo conozco? Sé perfectamente de lo que es capaz, yo ni siquiera le pedí que me lo regalará. Si es verdad que conoces a Charlie entonces deberías de saber que me tiene atada de manos contra la pared. Yo no juego con fuego porque ya estoy en llamas en este momento. Por mi bien mejor toma tu distancia conmigo, no quiero que después me culpes si el loco de tu hermano te llega a hacer algo."
Agarra sus bolsas de compras y se aleja muy rápido de ahí. Lucas le agrada, pero ahora debe descartar a cualquier hombre, incluso él.
"¡Maldito! Así que ahora amenazas a mujeres. No pensé que cayeras aún más bajo." Se dice Lucas así mismo, pensando en que secretos guardará Lucía para someterse a Charlie y a sus chantajes.
"¿Por qué tardaste?" La voz de Charlie sonaba molesta, pero a Lucía parecía no importarle.
"Lucas me entretuvo un poco. Creo que está molesto y decepcionado."
"¿Y? ¿De qué hablaron?"
"Nada importante, no necesito darle explicaciones, apenas nos conocemos y no lo considero tan cercano para contarle mis problemas. ¿Contento?" Charlie sonríe y acaricia su mejilla, intentando acomodar su cabello.
"Confiaré en ti, porque estoy seguro de que sabes que odio las mentiras. Y no creo que quieras que haga una locura." Lucía lo mira de reojo. Es tan posesivo que no tiene el valor de ir contra sus reglas.
Al llegar a su departamento, arroja sus compras al sofá y se agacha para abrazar a su peludo amigo. El cachorro estaba tan emocionado que movía muy rápido su cola mientras lamia la cara de Lucía.
"Eso es antihigiénico, no deberías permitir que te lama. Asegúrate de lavarte bien la cara."
"Este perro es mi único amigo, no voy a limitar su amor hacia mí. Tú ya deberías marcharte, ya tuve suficiente de ti por hoy. Me siento agotada y necesito un poco de espacio."
"Eso no será necesario, pasaré la noche aquí. Deberías acostumbrarte a verme más seguido." Lucía no estaba soportando, mientras él conocía cada rincón del departamento y recogía del piso las fotos que ella le había tomado.
"¡Hablo muy en serio! Necesito que te vayas. Aparte mañana te veré otra vez. Necesito ducharme y tú no cabes en mi cama. No hay suficiente espacio para dos personas en este departamento."
"Si estás intentando que te compre uno más grande solo sé clara."
"No estás entendiendo. Te recuerdo que soy muy rica, yo misma puedo comprarme una mansión si lo deseó. Solo quiero tener un poco de privacidad."
A él parece entrarle las palabras por un oído y salirse por el otro. Se afloja su corbata y se quita su camisa, no se iba a ir y ya estaba poniéndose cómodo.
"Le pediré a mi asistente que te cambié para mañana. Si el espacio es el problema para que yo esté aquí, entonces puedo solucionarlo. Y sobre tu privacidad, solo te diré que ahora la compartes conmigo. No puedes tener secretos conmigo." Se acerca a ella, pero está retrocede.
Verlo sin camisa la hace sentir cosas, cosas que ella odia sentir en ese momento.
La acorralada hasta el sillón y ella cae quedando sentada, sin dejar de parpadear.
"Me gustas mucho y sé que yo también a ti. No deberías alejarme cuando fuiste tú quien inicio todo esto."
Ella retrocede lo más que puede en el sofá, sin darse cuenta el ya está arriba de ella y se encuentra agitado por la excitación.
"No lo entiendo, en qué momento te obsesionaste conmigo." Ella intenta hacer plática, no quiere dar un paso tan grande y rápido como entregarse a alguien como él.
Aun así él no se aparta y acaricia su cabeza, mientras desea besar sus labios.
"Me encantaste desde el primer segundo que te vi. Pensé. ¿Qué hace con ese viejo? Pero cuando note tu incomodidad supe que no era conceptuado. Lo que más me fascinó y llamo por completa mi atención, fue como manejaste la situación. No hiciste un escándalo y lo pusiste en su lugar de una manera audaz y sensual. Necesitaba tenerte cerca, contratarte de alguna manera. No quería que sospecharas de mí, pero te observaba cuando no mirabas. Para eso tuve que conseguir una novia, para que no dudaras de mis intenciones hacia ti, no quería incomodarte, pero hacia todo por conocerte y saber cómo como llegar a tí."
Lucía pensaba en una respuesta rápida, pero él fue muy explícito, tanto que tocó ese lado sensible de ella. La hizo sentir única y especial, era su cabeza la que le decía y la hacía sentir así.
"Te juro que Cecil nunca fue nada para mí. Estuvo mal utilizarla, pero sinceramente me importa un carajo."
"¡Pero ella es tu amiga! ¿Cómo puedes decir eso?"
"¡Lo es! Pero cuando quiero algo lo consigo y tú valías la pena para sacrificar mi amistad con ella. Estará molesta por un tiempo, después se le pasará. Tampoco es como que me importe."
Lucía sonríe sin querer, pues su lado malévolo se hizo a relucir cuando supo el lado insensible de Charlie hacia su amiga.
Al ver su sonrisa no desaprovechó la oportunidad para besarla. Ya había aguantado lo suficiente como para no hacerlo.
En el momento que pega sus labios a los suyos sintió como su hombría se elevaba.
Ella se deja llevar y recibe su beso con aceptación. Las palabras de hace un momento removieron su frágil y obsesionado corazón. Lo que había comenzado como un beso tranquilo comenzó a transformarse en uno apasionado.