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"Rey Maldito"

"Rey Maldito"

Status: En proceso
Genre:Jujutsu Kaisen
Popularitas:969
Nilai: 5
nombre de autor: Vic82728

Morí sin ruido,
sin gloria,
sin despedida.

Y cuando abrí los ojos…
ya no eran míos.

Ahora respiro con un corazón ajeno,
camino con la piel del demonio,
y cargo el nombre que el mundo teme susurrar:
Ryomen Sukuna.

Fui humano.
Ahora soy maldición.
Y mientras el poder ruge dentro de mí como un fuego indomable,
me pregunto:
¿será esta mi condena…
o mi segunda oportunidad?

NovelToon tiene autorización de Vic82728 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 10: La Ciudad de los Susurros

Escena 1: Sendai, la Ciudad Sellada

Las calles estaban muertas.

No en el sentido literal —aún había edificios en pie, carteles parpadeando, autos abandonados—, pero todo el lugar olía a muerte. Como si el tiempo se hubiera congelado justo después del último grito.

—Qué... demonios pasó aquí —murmuró Nobara, con el ceño fruncido.

Yuji avanzó con cautela, los nudillos tensos.

—Esta energía maldita es... grotesca. Ni siquiera en Shibuya se sentía así.

Victor sintió cómo su cuerpo reaccionaba de inmediato. Sukuna se removía dentro de él.

—Esto no es una simple maldición —dijo Megumi, usando su técnica para escanear el área—. Es un dominio inestable. Alguien dejó una barrera a medio cerrar… como si quisiera que entráramos.

Yuta Okkotsu, que se había reunido con ellos para esta misión especial, cruzó los brazos.

—No me gusta esto. Es una trampa.

—Y aún así vamos a entrar —dijo Victor.

Todos lo miraron.

—¿Por qué tan decidido?

Victor miró al horizonte. En lo más alto de un edificio… una figura los observaba.

Sus ojos brillaban con una mezcla de odio y curiosidad.

—Porque esa cosa nos está esperando.

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Escena 2: El fragmento del abismo

Mientras el equipo se adentraba en Sendai, Kenjaku conversaba con Mahito, que ahora actuaba como su sombra fiel.

—¿Estás listo para la siguiente etapa?

—Estoy emocionado —respondió Mahito, con su sonrisa psicótica—. El nuevo Sukuna… ese tal Victor. ¿Qué tan humano será antes de romperse?

Kenjaku abrió la palma, revelando un pequeño trozo de energía maldita solidificada.

Era parte del alma de una antigua maldición que alguna vez fue aliada de Sukuna. Un fragmento prohibido.

—Vamos a devolverle algo… que nunca debió recordar.

Lo arrojó al aire. En algún lugar de Sendai… Victor sintió un ardor en el pecho.

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Escena 3: El reflejo en la sangre

Los pasillos del hospital abandonado se estrechaban como si los estuvieran digiriendo.

—Esto es una maldición tipo entorno —explicó Yuta—. El espacio mismo se adapta a nuestras emociones.

Nobara golpeó una pared. Sangre brotó de ella.

—¿¡Acaba de sangrar!?

Megumi convocó a Nue, su shikigami, para iluminar el camino. De pronto, un chillido desgarrador los rodeó.

Del techo, decenas de maldiciones con forma humana deformada descendieron.

—¡En formación! —gritó Yuji.

Victor retrocedió un paso. Sintió como si ya hubiera estado allí…

Las criaturas no eran nuevas para él. Sukuna las había creado en Shibuya.

Un recuerdo irrumpió como un rayo: gente gritando, cuerpos retorciéndose, y su propia risa saliendo de otra boca.

—¡Victor! —gritó Yuta.

Despertó justo a tiempo para alzar su brazo. Un corte negro atravesó tres maldiciones a la vez.

Kai: Desmantelar.

La energía maldita salió de su cuerpo como un torrente negro. Las marcas de Sukuna brillaban.

—No puedo… seguir ignorándolo —dijo con voz baja—. Si esa parte de mí puede protegerlos…

entonces la usaré.

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Escena 4: El corazón que late en el centro

Cuando llegaron al centro de la ciudad, descubrieron una torre construida con huesos.

Y en su cima… un antiguo rival los esperaba: Choso, el hermano de sangre de Yuji.

—Yuji… hermano —dijo, con la voz apagada.

Yuji retrocedió, confundido.

—¿Choso?

—No es el mismo —dijo Megumi.

Choso se lanzó hacia ellos. Sus manos goteaban sangre condensada. Su Técnica: Manipulación de Sangre.

—¡Furue!* —gritó, desatando una lanza de sangre a presión que atravesó el concreto.

Yuta contraatacó con Rika, que apareció rugiendo y bloqueó el impacto.

Nobara preparó su martillo.

—¡¡Resonancia!!

Clavó un clavo en una réplica de sangre que Choso había dejado. Este gritó al sentir el ataque resonar en su interior.

Pero Choso no estaba solo. Un segundo enemigo apareció desde la nada…

Toji Fushiguro.

—¿Papá...? —dijo Megumi, con los ojos abiertos como platos.

Toji lo ignoró. Sus ojos estaban muertos. Era solo un arma viva.

Victor lo sintió. La energía de Toji era diferente a la de cualquier otro ser. Pura... física.

No tenía energía maldita, y aún así… era monstruoso.

Toji se lanzó directo hacia él.

—¡Victor, cuidado! —gritó Yuji.

Victor reaccionó tarde. Toji ya estaba frente a él. Pero justo antes del golpe final…

Sukuna tomó el control.

—Ya basta de juegos.

Con una sonrisa demente, lanzó una ráfaga de "Cortar" que obligó a Toji a retroceder.

La voz que salió de su boca no era la de Victor.

—He esperado mucho por esto…

Toji sonrió por primera vez.

—Entonces pelea.

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Epílogo del Capítulo 10

La batalla estalló en la cima de Sendai. Maldiciones, humanos, resucitados, y el nuevo Rey Maldito cruzaban técnicas que desgarraban la realidad.

Victor, empapado en sangre, luchaba por mantenerse… mientras Sukuna acechaba,

esperando el momento perfecto para volver a tomar el trono.

Y desde lo más profundo de la ciudad…

una presencia más oscura que todas las anteriores abría lentamente los ojos.

Capítulo 10 (Parte 2): La Ciudad de los Susurros

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Escena 5: El rugido del Rey Maldito

Sukuna tenía el control.

El cuerpo de Victor se transformó sutilmente: los ojos dobles se abrieron por completo, sus marcas brillaron con intensidad, y su sonrisa no tenía ni rastro de humanidad.

—Toji… —susurró Sukuna—. Te ves más vivo muerto que cuando respirabas.

Toji no respondió. Sólo cargó con su espada maldita envuelta en energía física pura.

El choque entre ambos fue brutal. El concreto temblaba con cada impacto.

Sukuna bloqueaba con una sola mano, riendo mientras liberaba ráfagas de “Desmantelar”.

Toji esquivaba con movimientos animales, tan rápidos que dejaban estelas en el aire.

Los demás se alejaron del campo de batalla. Era imposible acercarse sin ser destruidos por la presión.

—Eso… no es Victor —dijo Yuji con rabia.

—No —respondió Yuta con seriedad—. Ese es el verdadero Sukuna… sin limitaciones.

Victor, desde lo profundo de su conciencia, gritaba por recuperar el control.

Pero Sukuna lo ignoraba. Estaba demasiado entretenido.

Hasta que Toji logró algo que nadie había hecho.

—¡TOMA ESTO! —gritó, usando su espada maldita para atravesar la defensa de Sukuna.

Una herida profunda le cruzó el pecho. Sangre negra brotó.

Y por un momento… Sukuna frunció el ceño.

—Interesante.

Activó su técnica inversa. La herida se curó al instante.

—Lástima que sólo eres carne sin alma.

Sukuna extendió ambos brazos. Invocó su Dominio.

"Fukuma Mizushi."

El templo demoníaco emergió del aire, cubriendo 200 metros. Las bocas se abrieron, los cuernos brillaron, y las calaveras comenzaron a girar lentamente.

Un rugido sacudió el espacio.

—¡CUIDADO! —gritó Megumi.

Las técnicas “Cortar” y “Desmantelar” comenzaron a actuar por sí solas dentro del dominio.

Toji fue alcanzado por múltiples cortes, retrocediendo herido.

Pero justo cuando Sukuna iba a rematarlo…

Victor gritó desde dentro.

—¡BASTA!

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Escena 6: La grieta en la máscara

Algo se rompió dentro del Dominio.

Una luz blanca atravesó la oscuridad. Era Victor… luchando por su alma.

—¡Este no soy yo! ¡¡No quiero ser un monstruo como tú!!

Sukuna, sorprendido, vaciló un segundo. El dominio tembló.

Y en ese instante… Yuji, Megumi y Yuta atacaron juntos.

—¡¡Ahora!! —gritó Yuta, mientras Rika lanzaba un rugido de energía pura.

Megumi usó “Quimera Sombría” para atrapar los pies de Sukuna con serpientes negras.

Yuji lo golpeó directo en el rostro.

El dominio comenzó a desmoronarse.

Sukuna gruñó, furioso.

—¡Insectos…!

Pero antes de contraatacar, Victor logró retomar el control.

El cuerpo se sacudió. Los ojos secundarios se cerraron. Las marcas se apagaron lentamente.

Victor cayó de rodillas. Jadeando. Empapado en sudor.

—L-lo logré… —susurró—. Lo contuve…

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Escena 7: Almas entrelazadas

Choso, herido, se acercó cojeando.

—Victor… ¿Eres tú?

Victor lo miró con dificultad.

—Sí. Él ya no tiene el control…

Choso asintió, sin saber si sentirse aliviado o triste.

—Eres fuerte. Más fuerte que cualquiera de nosotros. Pero… ¿cuánto más puedes soportar?

Victor miró sus manos. Las recordaba cubiertas de sangre. De cadáveres.

No de ahora… sino del pasado. De Sukuna. Del Incidente de Shibuya.

Y una duda se sembró en su alma.

—¿Y si… nunca dejo de ser él?

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Escena 8: Preparativos para la guerra

Esa noche, el grupo se refugió en lo que quedaba de una estación de policía.

Yuji se acercó a Victor.

—No te odio —le dijo, sin rodeos—. Pero… si alguna vez él vuelve a tomar el control…

y no puedes detenerlo…

Victor bajó la mirada.

—Lo sé. No dudes en acabar conmigo.

Yuji asintió. Ambos sabían lo que estaba en juego.

Mientras tanto, en una dimensión oscura, Kenjaku observaba todo desde una barrera flotante.

A su lado, Mahito reía.

—Están cayendo, uno por uno. Y Victor… está colapsando.

Kenjaku sonrió.

—Todo va según el plan.

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Final del Capítulo 10

En lo profundo del mundo espiritual, una nueva maldición ancestral comenzaba a despertar.

Más antigua que Sukuna. Más cruel que Mahito.

Sellada durante mil años por los primeros chamanes.

Ahora… lista para cazar.

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