Lo Que Nos Une

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Varios meses después de que Lucas comenzara a visitar nuestra casa regularmente, noté un cambio significativo en él. Aunque todavía mantenía su aire de reserva, había algo diferente, algo más abierto en su trato con las gemelas, Luna y Selena.

Una tarde, mientras las niñas jugaban en el jardín, Lucas se sentó en el salón, sumido en sus pensamientos. Me acerqué a él con una bandeja de galletas y zumo, una excusa para iniciar una conversación.

-Lucas, ¿puedo sentarme?- pregunté, señalando el sofá a su lado.

Él asintió, su expresión todavía distante. -Claro,- respondió con cortesía.

Coloqué la bandeja en la mesa y me senté.

-He notado que pareces preocupado últimamente. Si hay algo que te molesta, sabes que puedes confiar en mí, tal ves no sea tu madre pero puedo ser tu amiga y si hay algo que te preocupa me lo puedes decir libremente- dije suavemente.

Lucas suspiró, mirando hacia el jardín donde las gemelas estaban riendo.

-Es complicado,- empezó, luego se detuvo, como si estuviera eligiendo sus palabras cuidadosamente. -Se trata de mi padre. Nuestra relación siempre ha sido... difícil, en especial desde que mamá murió.

Me quedé en silencio, animándolo a continuar.

-Mi padre siempre ha tenido grandes expectativas para mí, pero siento que nunca puedo alcanzarlas. Siempre estoy intentando, pero... nunca es suficiente, o más bien. nunca soy suficiente- 1explicó Lucas, su voz reflejaba una mezcla de frustración y tristeza.

-¿Cómo se manifiestan esas expectativas? ¿Es algo específico que te pide hacer o ser?- pregunté, tratando de entender mejor la situación.

-Es todo, realmente. En la escuela, en los deportes, en cómo me comporto, en casa, en... su mundo ... Se supone que debo ser perfecto, pero eso es imposible, como una muralla imposible de escalar- dijo Lucas, mostrando una rara apertura.

-Lucas, eres un joven increíble, y no necesitas cumplir con las expectativas de nadie para demostrar tu valía- le aseguré.

Él me miró, sus ojos revelando una vulnerabilidad que raramente mostraba. -Gracias,- dijo con un tono de sinceridad. -Estar aquí, con Luna y Selena, con usted... me hace sentir que puedo ser yo mismo. ustedes aceptan tal como soy.-

Sonreí, tratando de ofrecerle algo de consuelo.

-Eres parte de nuestra familia, Lucas. Aquí siempre serás valorado por quien eres.-

-Es extraño,- continuó Lucas, -en casa, siempre me siento como si estuviera en una actuación, pero aquí... aquí puedo respirar.-

- te cuento un secreto?

- cuál?

- yo también era como tú, era la mejor y tenía dos hermanos gemelos mayores, eran increíbles en todo lo que hacían y nuestros padres me ponían ese peso en mis hombros el de superar a mis hermanos y a mis padres... tal vez tú no tengas hermanos a quienes alcanzar, tienes un padre que seguro ha logrado muchas cosas y eso te afecta... pero tienes que entender que pase lo que pase tú eres increíble y estoy segura de que tu padre no es alguien malo y mucho menos perfecto, pero te trata de preparar para este horrible mundo lleno de maldad... Él solo quiere que puedas ser mejor que él

me miró con unos ojitos que parecían dos estrellas brillantes o el mar más hermoso del mundo, en definitiva un niño increíble, no entiendo porque su padre es de esa forma con el

Justo entonces, Luna y Selena entraron corriendo en la habitación, interrumpiendo el momento con su alegría y energía infantil.

Lucas les sonrió, y por un breve momento, la sombra de preocupación en su rostro se disipó, reemplazada por un atisbo de la alegría juvenil que normalmente se reservaba.

Era un recordatorio de que, a pesar de los desafíos que enfrentaba, Lucas todavía tenía la capacidad de encontrar felicidad en los momentos más sencillos.