Está es la segunda parte de la historia, espero la disfruten.
Gracias por leer
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el día que te enamores.
...Tobias....
Ayer fui a ver qué hacia mi futura esposa. Cuando ví a Justin acercarse me puse algo nervioso, lo siguiente que ví me encantó.
Layla y Justin enamorados es perfecto, así no se meterán en mi camino.
Volví al hotel.
Al día siguiente como a las 9:30 tocaron la puerta.
R: feliz cumpleaños. _ Me abrazó.
Me sorprendió mucho, solo pude abrazarla y darle las gracias.
R: no le compré un regalo pero tengo un pastel.
Ni siquiera necesito un pastel, estar contigo es el mejor regalo para mi.
La invite a desayunar.
Después de comer el pastel, Raquel se tropezó y cayó encima de mí dándome un beso en los labios, quería intensificar el beso pero ella se levantó antes de que pudiera, se disculpó como si hubiera hecho algo realmente grave y salió corriendo.
Me causo mucha gracias su cara enrojecida y su actitud de niña.
No sé cómo pude ser tan idiota antes y vivir 3 años sin disfrutar esta etapa de su vida.
Todos los días le agradezco a Dios por esta segunda oportunidad que me dió.
...Minutos después....
...Raquel....
Tocaron la puerta. Fui a abrir. Sentí mi cara arder por la vergüenza.
T: ya es hora de irnos.
-- Está bien. _ Fui por mi maleta y salí. Tobias tomo mi maleta y al hacerlo también tocó mi mano.
T: déjame ayudarte.
-- Gracias.
Durante el viaje no tenía el valor de verlo a la cara, seguía avergonzada por el beso que le dí.
T: ¿quieres comer algo?. _ Observé mi reloj y note que ya habían pasado varias horas.
-- Si.
La azafata nos llevo comida, el resto del viaje fue horrible para mí, solo quería llegar y encerrarme en mi habitación para no verlo.
T: ¿no tienes sueño?.
-- No.
T: iré a descansar, si te da sueño puedes ir también.
Aunque me de sueño prefiero dormir incomoda aquí que dormir con usted.
Al llegar a México era de día, la diferencia de horario es una locura.
Llegamos a la hacienda.
P: hija felicidades, estuviste asombrosa.
-- Gracias papá, aprendí del mejor.
M: felicidades. _ Ella no parecía feliz.
-- Gracias.
M: hablemos un rato. _ Me saco al jardín.
M: hija yo sé que amas ese deporte, eres muy talentosa pero ...
-- Ya hablamos de ésto, no voy a dejar los entrenamientos.
M: ¿porqué eres tan necia?
-- Mamá acabo de ganar una competencia internacional ¿sabes lo que significa ganar algo así?
M: para mí no significa nada.
-- A veces no entiendo porque si odias los caballos te casaste con un hombre que tiene una hacienda llena de ellos y no solo eso, papá también práctico ese deporte.
M: me case con tu padre porque lo amo, el día que te enamores te vas a dar cuenta de que no importa lo mucho que odies algo de una persona, si realmente la amas aprenderás a vivir con sus defectos.
-- Que a mi papá le gusten los caballos no es un defecto.
M: para ti no porque eres igual a el, pero para una mujer como yo eso sí se considera un defecto cariño. _ Me dió un beso en la mejilla y entro a la casa.
Entre a la casa y subí a mi habitación para llamar a Claudia y que me mandará los apuntes y las tareas, no soy una buena estudiante así que tengo que esforzarme mucho.
Mi mamá me dijo que debo mantener mínimo un 8 si quiero seguir entrenando, una vez bajé a 7 y convenció a mi papá para que no me dejara ir a entrenar durante dos días.
Termine las tareas de biología y español, la que se me estaba complicando era matemáticas.
Tocaron la puerta.
-- Adelante.
N: ya es hora de cenar.
-- Estoy ocupada Nana, resolver estos problemas es más complicado que encontrar una aguja en un pajar.
N: deja eso y ven a cenar.
-- Ya sabes lo que va a pasar si bajo mi calificación.
N: te subiré la cena.
-- No Nana, cuando termine bajo por un sándwich no quiero que andes subiendo y bajando escaleras.
N: no te preocupes por mi todavía no estoy tan vieja. (Tiene 44 años).
-- Lo se pero aún así debes cuidarte, mejor déjame el sándwich preparado y yo bajo después ¿si?.
N: están bien, pero bajas.
-- Si.
Salió de mi habitación y yo seguía sin poder resolver nada, esto es realmente imposible. Me acosté en la cama y puse mis piernas en la pared para relajarme un rato.
Tocaron mi puerta.
-- Adelante.
T: ¿porqué estás así?. _ Tenía una sonrisa burlona en el rostro.
Bajé mis piernas de inmediato, menos mal que mi pijama es de pantalón o hubiera hecho un ridículo espantoso.
-- ¿Porqué estás aquí? _ (Voz amable)
T: te traje la cena. _ Ví la charola en sus manos.
A veces me sorprende las cosas que el hace o dice.
-- Gracias, no tenías que molestarte.
T: no es molestia. _ Puso la charola en la cama y yo empecé a cenar.
T: ¿esto te tiene estresada? _ Me enseñó el cuaderno sobre mi escritorio.
-- Soy muy mala en matemáticas.
Y en casi todas las materias.
T: esto es muy fácil, yo te puedo ayudar.
-- ¿de verdad?
T: si. _ Tomo mi lápiz y empezó a explicarme, sin darme cuenta voltee a ver su labios.
T: ¿quieres besarme?
-- ¿Que?
T: bésame, te doy permiso. _ Acerco su rostro al mío, sentí mi cara arder.
-- Perdón, no fue mi intención, por favor continua con tu explicación.
Se alejó y siguió explicando, me concentre en lo que decía y pude resolver el primer problema con su ayuda, después resolví el segundo con su ayuda también y el tercero me lo dejo resolver sola.
T: eres una buena alumna. Solo necesitas poner atención.
-- Todo es gracias a tí, tu eres un buen profesor.
Me besó de repente, yo estaba en shock. El no despegaba sus labios de los míos y yo ya me estaba quedando sin aire.
felicidades.