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Dime Que Me Odias

Dime Que Me Odias

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Amor-odio / Triángulo amoroso / Enfermizo
Popularitas:1.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Miguel Antonio Alba La O(bluelight)

Dany es un adolescente nerd con una vida común. Lo único que desea en esta vida es lo que todo ser humano normal aspira y estima: paz.
Pero pareciera que nunca la tendría con Marcos dando vueltas: despiado, altivo, arrogante...
Porque Marcos era el típico macho de la escuela que jugaba fútbol. Ese tipo de chico que miraba a las personas como Dany como insectos.
No había manera de escapar de lo que se le venía encima o acaso si podría domar a la bestia.

NovelToon tiene autorización de Miguel Antonio Alba La O(bluelight) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Confesiones de un Ex Bully

Narra Marcos

Afuera de la casa de López:

Mis nudillos todavía duelen del golpe que le di a Javi anoche cuando dijo que Danny "merecía una paliza por arrastrarme a su nivel". El muy imbécil no sabe que yo soy el que ha estado arrastrándose hacia López desde hace meses.

Me ajusto la camiseta (la misma que llevo puesta desde ayer, pero espero que no se note) y toco el timbre antes de que me arrepienta. Los segundos se convierten en minutos, en serio llego hasta morderme parte de la uña de mi pulgar, al pensar que lo que estoy haciendo es garrafal para mí reputación.

¿Qué mierda estoy haciendo aquí?

La puerta se abre y ahí está él: Danny López, con su pelo revuelto como si se hubiera estado tirando de los mechones (nervioso, como siempre), y esos malditos ojos que parecen ver demasiado. Si soy completamente sincero ahora conmigo mismo, me asombro a mí mismo al reconocer que quería verme en esos ojos... Como si necesitará un espejo que me reflejará tal como soy.

—¿Perdiste una apuesta o qué? —dice, cruzando los brazos.

Dios, hasta cuando es sarcástico me calienta.

—Sí —respondo, seriazo—. Aposté que no tendría los huevos de venir.

Su cocina es tal como la imaginé, un espacio acogedor con cajas de cereales por aquí y lo demás necesario para la labor hogareña. Pero no hablaba de los objetos a la hora de describir ese compartimento de la casa como acogedor.

Sino que se sentía que allí se cocinaba con amor. Nada que ver con mi caso.

El lugar huele a libros viejos y algo dulce. Como él.

—Opciones culinarias: cereal de dinosaurios, fritos con salsa picante o pan tostado con... más cereal de dinosaurios —dice Danny, como si eso fuera totalmente normal —

Me como un puñado de cereal directamente de la caja solo para verlo hacer esa cara de indignación que tanto me gusta. Sus ojos echan chispas.

Esos ojos... La primera vez que me desquitè con èl, también me miraban así pero estaban mezclados con la lástima. En ese instante lo golpeè otra vez. Y en serio es irónico que ahora ame esos ojos: negros, como un espejo de obsidiana.

Èl me hace volver de mis pensamientos.

—¿Siempre comes como un niño de seis años?

—Soy un gourmet —responde, arrebatándome la caja.

Mentiroso.Es un desastre adorable. Y ahora que estoy aquí, en su territorio, me doy cuenta de algo: Danny López es diferente cuando está en casa.

Más suelto. Más... él mismo.

Siento calor... Mucho calor de la nada.

Pongo Jurassic Park porque sé que le gusta (lo he visto dibujar velociraptors en su cuaderno). Algo ciertamente alucinante si considerando que al principio creí que solo dibujaba ponis y arcoiris.

—Eres un fraude —dice, robándome un frito—. Pensé que solo verías cosas con explosiones y músculos.

—Los dinosaurios son músculos con explosiones —le devuelvo, acercándome un poco más de lo necesario.

Estoy tanteando el terreno, jugando con mis límites. El costo es alto...

¿Arderè? Posiblemente sí.

Cuando atrapa un frito con la boca (como el maldito showoff que es), no puedo evitar soltar:

—¿Siempre usas la boca para eso? — agrabo mi tono y yo mismo siento que estoy forzando algo la situación.

Su cara se pone roja como los fritos picantes ¡Victoria!

Me quito la sudadera porque:

Hace calor (mentira).

Quiero ver su reacción (verdad).

—¿Te importa? —pregunto, como si no supiera exactamente lo que estoy haciendo.

Corrección: si sè lo que estoy haciendo, sè que fichas estoy moviendo. Y una de esas fichas es sacarle de ese estado babalicón de niño nerd por un momento.

Quiero que me mire por solo un segundo...¡A mí!

—No —miente, clavando la vista en la TV donde un velociraptor devora a alguien. Lindo. Pienso mientras el hombre de la TV grita como loco.

Cuando mi brazo roza el suyo, no lo aparto. En cambio, deslizo un dedo por su antebrazo, probando aguas. Lo siento saltar un poco ante el primer contacto y en serio me alegra que no me sea indiferente.

—¿Esto está bien? —pregunto, aunque sé la respuesta. Su piel se eriza bajo mi tacto.

—El... ¿el brazo? — pregunta èl mirando a todos lados menos a mí rostro

—Mm-hmm— atino a hacer un gorgojeo con la garganta y en serio que de veras lo siento como si hubiera ronroneado como un puto gato.

—Sí. No. Quizá — Entonces en un acto de valor (porque es Danny el que siempre a pesar de ser golpeado, sus ojos brillan con valor) me mira fijo mientras sigo mi juego.

No puedo evitarlo. La verdad sale como un suspiro:

—Nunca pensé que me gustaría tocarte así.

Y es cierto. Porque al principio solo quería romperlo. Ahora quiero... más. Y con más me refiero a tenerlo de todas las formas posibles.

Justo cuando me inclino (¿hacia él? ¿Hacia los malditos fritos? Ni yo lo sé), la puerta se abre.

—¡Hijo, llegué temprano! —

Mierda

Saltamos como si nos hubieran pillado con las manos en la masa (que, técnicamente, es verdad). Para cuando la señora López entra, estoy pretendiendo revisar mi teléfono como si mi vida dependiera de ello.

—Oh, ¡tienes visita! —dice, mirándonos con esa expresión que solo las madres tienen.

Me presento con mi mejor sonrisa (la que siempre dice mi madre que pongo para decir: "hijo de puta con modales" pero tropiezo con la mesa de centro. Maldición.

Escucho una risa contenida de parte de Danny más allá. Me volteo un poco mirándole mal.

Cuando la señora López se va (claramente fingiendo que no nota la tensión sexual palpable), Danny y yo exhalamos al unísono.

—Debería irme —digo, pero no me muevo.

Danny asiente, pero tampoco se aleja. Sigue con una mano en la boca riéndose entre medias de mi torpeza.

Así que hago lo único sensato: le tomo la mano, brevemente, solo un roce.

—Te escribo —prometo

—No lo hagas —dice, pero sonríe

Y cuando cierro la puerta tras de mí, sé una cosa con certeza:

Estoy jodido. Jodido hasta la mèdula

Hay tres verdades que no puedo ignorar:

Danny López sabe que lo quiero y aún no me ha echado, su madre probablemente lo sabe también y Javi puede irse al diablo.

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Maru Sevilla
Un capítulo interesante, engancha para seguir leyendo /Ok/
Blue Light: 😊😁✒️Me alegra que le guste la novela.
total 1 replies
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