La vida de Loreta Rosietti, cambiara por completo de un día para el otro, cuando siendo ella la única testigo en presenciar el asesinato de su jefe tiene que buscar al hijo ilegitimo de este, para que se haga cargo de la compañía y le brinde su protección. Con el pasar de los días ella descubrirá que el señor O'Connor no solo era un ceo importante sino el jefe de la mafia y todo lo que parecía ser legal era solo una fachada para ocultar su verdadera identidad. Sin embargo no solo se verá envuelta en varios infortunios a medida que conoce a su protector si no que ni siquiera se imagina que el destino la pondrá de nuevo frente a un hombre que por años intentó olvidar y por el cual guarda mucho rencor o al menos eso cree.
Con tal de vengarse de su ex prometido ella hará una alianza con su nuevo jefe, pero los sentimientos que despiertan ambos hombres en ella hará que caiga en una red de confusión de la que es muy difícil salir.
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Capítulo N°7
Dimitrio se encontraba en su oficina, desde el gran ventanal observaba cómo las personas invierten su dinero en apuestas sin sentido, malgastando sus fortunas y hasta sus ahorros de toda su vida con la esperanza de volverse millonario o cambiar su suerte.
— ¡Siempre es lo mismo! —comentó con su ceño fruncido y girando el contenido de su vaso miró a un hombre ser arrastrado hasta la salida y con una media sonrisa bebió del licor hasta que sintió que su garganta ardía—. Que Poloski no vuelva a ingresar a este casino, ni mucho menos le aumenten su crédito, ese hombre ya está en bancarrota y no quiero adueñarme de su casa —ordenó a su hombre de confianza.
— No se preocupe, a partir de hoy tiene prohibido el ingreso.
— Intenta que pague lo que debe y trata de ser prudente. No quiero que su familia se entere de la clase de hombre que es ese desgraciado además su esposa no merece terminar en la calle por culpa de ese bastardo que no le interesa ni una mierda lo que le pase a su familia —dijo y bebió hasta la última gota de su vaso, odiaba tener que manejar el casino de su padre y arrebatarle todo a personas adictas al juego que perjudicaban a los demás sin importarles las consecuencias. Sin embargo ese era el trato que había hecho con Lewis y lo debía respetar.
Durante el día, Dimitrio era un gran empresario, dueño de un importante hotel catalogado como uno de los más sofisticados de la ciudad al cual acudían turistas de todas partes del mundo, celebridades y personas de renombre. Sus habitaciones eran magníficas, equipadas con la más alta tecnología y en los últimos pisos los penthouse eran alucinantes, cada uno tenía su estacionamiento privado, los huéspedes podían llegar en auto hasta la puerta de su casa a través de un elevador exclusivo. Cada habitación o departamento en ese lugar valía una pequeña fortuna y para hospedarse debían hacer la reservación por lo menos con cinco meses de antelación.
Dimitrio estaba conforme con su pequeño imperio, en poco tiempo había hecho una gran fortuna de forma decente y se sentía orgulloso por ello. Sin embargo por la noche, se sentía miserable haciendo dinero a costa de esos jugadores compulsivos que apostaban hasta el último centavo que poseían con tal de hacer saltar la banca y salvarse para siempre. Pese a sus protestas él había logrado llegar a un acuerdo con su padre, le quitaría hasta el último euro a cada apostador salvo sus hogares a lo cual Lewis aceptó de mala gana.
Dimitrio respetaba mucho a su padre y sabía que para ganarse su confianza debía seguir sus pasos y hacerse cargo de los negocios turbios de la familia y por eso poco a poco iba escalando posiciones dentro del clan sin que supiera su verdadera identidad.
Cansado de estar de pie y observar como el casino seguía su rutina como si nada, mientras que Poloski era arrastrado hasta un callejón para recibir una golpiza como advertencia y luego ser abandonado cerca de algún hospital, caminó hasta su escritorio, se sentó en su sillón apoyó la espalda en su respaldo y cerró sus ojos frustrado de esa situación entonces cuando lo volvió a abrir vio que sobre la mesa vibraba su celular.
De lejos observo la advertencia de que se trataba de un número desconocido y dudo en atender, sin embargo muy pocas personas conocían su número personal y sintiendo una corazonada lo agarró entre sus manos y sin más pronunció un simple.
—¡Hable!
Loreta sintió un escalofrío recorrer toda su espalda de solo escuchar esa voz fuerte y varonil, que con tanta seguridad pronunció una simple palabra haciendo que su valentía desapareciera en un segundo. Entonces se miró nuevamente en el espejo, su cabello húmedo caía como cascada sobre su piel y su cuerpo estaba cubierto solamente con una toalla.
— Se valiente —murmuró para darse ánimo mientras intentaba mantener la calma..
Dimitrio al escuchar ese susurro apenas audible, casi imperceptible pero que sin dudas era la voz suave y dulce de una mujer dijo.
— Señorita, no se como consiguió mi número, pero le aseguro que soy muy valiente y si no tiene nada más para decir le aconsejo que se olvide de este celular y esta conversación se termina aquí y ahora.
— ¡No por favor no corte! Perdón no le hablaba a usted —se disculpó.
Dimitrio arqueo su ceja, no entendía una sola palabra y le causó curiosidad saber más sobre esa mujer ya que su nerviosismo era evidente y de cierto modo se estaba divirtiendo.
— ¿Quiere decir que se confundió al marcar y quería hablar con otra persona?
— No. ¡Maldita sea!
— ¿Entonces quiere hablar conmigo?—inquirió antes de poner en altavoz el celular para que su mano derecha escuche la conversación ya que sospechaba que algo estaba pasando y necesitaría de su mayor concentración para saber qué sucedía y su mejor amigo podría ayudarlo a entender a esa mujer.
— Sí.
—¿ Usted sabe quién soy?—interrogó impaciente encogiéndose de hombros—. ¿Señorita sigue ahí?—preguntó al sentir la respiración acelerada de la joven—. Señorita…¿Usted me conoce?—repitió confundido.
Los nervios en Loreta comenzaron a hacer estragos en su cuerpo, ya no aguantaba más, entonces para no seguir enredándose en sus propias palabras soltó todo sin siquiera respirar.
— No o sí, no sé —respondió aturdida y casi al borde del llanto —. Señor estoy en graves problemas, el Dragón Negro murió esta noche junto a todo el personal de seguridad de la empresa.
— ¿Qué?—se puso de pie y abriendo grandes sus ojos miró a Danilo entonces inquirió molesto aferrándose al borde de la mesa —¡¿Quién eres y cómo sabes sobre mi padre?—preguntó exaltado y procesando la información que acababa de recibir.
— Soy su secretaria, mi nombre es Loreta Rosietti, el señor Lewis me pidió que llamara al Dragón Blanco para que le entregue una sortija y así él se haría cargo del clan. ¡Sé que parezco loca hablando de dragones y clanes, pero créame cuando le digo que no tengo ni la más mínima idea de lo que decía ese hombre antes de morir! Quizás estaba delirando y yo estoy completamente desquiciada por seguir sus instrucciones pero estoy aterrada y no se que hacer. Lewis me dijo que usted, o el Dragón Blanco me ayudara pero todo esto es una mierda. Tengo a la policía en mi casa y para colmo los hombres que lo asesinaron tienen mi cartera, mi identificación, todo y estoy segura que ahora vendrán tras de mí y mi hermana y... Yo estoy desesperada, no sé quien puede ayudarnos —confesó y sus lágrimas caían sin control— Ni siquiera sé si usted es de confianza, sin embargo creía en el señor O’Connor y si él me pidió que hiciera esto, debe ser por algo.
Dimitrio miró a su mano derecha, estaba estupefacto, no podía ser que su padre siendo tan cuidadoso haya terminado en manos de unos sicarios.
—Señor, señor ¿sigue ahí?—ahora era Loreta la que escuchaba simplemente un silencio ensordecedor detrás de la línea—. Señor, necesito su ayuda, haré lo que me pida pero no deje que esos hombres me encuentren, no quiero morir —pidió con desesperación y sintiendo que su cuerpo flaqueaba se dejó caer al piso y lloró con angustia en busca de una respuesta.
— Estaremos en contacto —respondió Dimitrio y cortó la llamada.
Loreta se aferró a la toalla, no sabía sí ese hombre creyó en sus palabras, pero al menos su voz era confiable y la volvería a llamar o al menos eso esperaba.
preparense que comenzó la guerra, entre Luca, Dimitrio y Loreta, quien gana a quien 😏