Ecos Del Corazon

En las mañanas Mai se levanta de la cama a duras penas, casi como obligada a tener que hacerlo, va al baño y allí tarda media hora peinándose y arreglándose.

Es difícil para ella levantarse y verse al espejo, cree que de nada sirve prepararse tanto, al fin y al cabo no sabe cuando será el día en que suceda.

Al ir al comedor, su padre le da los buenos días, "Hoy será otro gran día, ¿verdad Mai?, le dice su padre," Sí claro", responde Mai.

Su madre se acerca a ella y la da un beso en la frente, "Buenos días mi niña", le dice, "¿hoy también saldrás a caminar?", le pregunta su madre.

Mai le responde que sí, toma su desayuno sin prisa, mientras su padre lee el diario, la mamá de Mai, toma su café y lee una revista.

Mai se levanta de la mesa y lava la tasa, luego seca sus manos. Al dirigirse hacia la puerta les dice a sus padres que ya volvía, y su padre le dice que no olvide que hoy trabajaban a partir del medio día.

Pero que antes lleve una caja con los pedidos de la señora yuka. Mai toma la caja y sale afuera, mira al cielo y luego dan un enorme suspiro.

Cuando comienza a caminar, los vecinos del lugar la saludan y dan los buenos días.

Es una chica querida por los ancianos, y muy querida por los niños, aunquesiempre ande sola, saben que no es mala persona.

Mientras camina por el pueblo, la campana de la iglesia comienza a sonar, anunciando la hora de la misa, la gente que anda en el lugar comenzaba a congregarse en un solo sitio.

Las aves se hacían oír, su canto en las mañanas eran hermosos sonidos que se mezclaban con el correr del oleaje del arroyo, el cielo apenas estaba despertando, dejando ver su celeste tan vivo como siempre.

Al llegar a la casa de doña yuka, ve allí un auto estacionado, allí había una chica alta de complexiones hermosas, quien estaba bajando cajas del auto.

Mai recuerda que sus padres, hablaban ayer sobre que doña yuka les contó que su hija vendría a vivir con ella y su nieto.

Mai se acercó de a poco, y cuando llegó, la atendió Eri, luego al decirle que venía a entregar un pedido Yuka la recibe, de la nada Eri le pide a su hijo que baje a ayudarla con la mudanza.

Mai queda viendo hacia la puerta, de la cual ve salir a un chico alto, algo pálido, pelo negro y mirada perdida.

Mai no le hace mucho caso, pensó que quizás ese chico no debería de estar aquí. Espero a que doña yuka le pague por el pedido y luego se fue.

Al seguir caminando se encuentra con Kaito, un compañero y amigo suyo desde la secundaria baja y ahora trabajaban juntos en el supermercado del papá de Mai.

"Buenos días Mai", "Buenos días", le dice Mai

"oye se que dirás que no, pero aremos una barbacoa en casa de Sato por si te interesa ir.

Claro las chicas también irán", dice Kaito.

"Muchas gracias por invitarme, pero ya sabes que no iré", respondió Mai mientras peinaba su flequillo hacia un costado, "sabes que te apoyamos", le menciona Kaito", "lo sé", le sigue Mai con un tono amigable.

Luego ambos se despiden, Mai sigue caminando hasta llegar a una colina la cual solía subir desde siempre, con unas escaleras de piedra qué serpenteaban hacia arriba y se perdían entre los árboles.

Mientras que sus pasos producían un sonido de crujido por las olas secas, el Rocío qué había caído durante la mañana, se dejaba oír entre las olas de los árboles, Mai se sentía tan tranquila cuando estaba allí.

Llego a la mitad de las escaleras y allí se detuvo, cuando se alejó de ellas caminando hacia adentro del bosque, en una parte en los más profundo, había un gran árbol, un césped de color verde brillante y hermosas flores blancas y amarillas.

Mai se recostó allí por un rato, la brisa que soplaba en ese momento era agradable, el sonido de los pájaros que se oían en las copas de los árboles no eran como el ruido del pueblo.

Eran más tranquilos, casi como una melodía, que tranquilizaba el alma. El césped que había parecía un suave colchón de algodón, que abrazaba hasta los sueños más profundos.

Luego de un rato Mai se quedó dormida, sus pensamientos se desvanecieron poco a poco, por un momento entró en un sueño que le dio una armoniosa paz.

Las mariposas volaban por todo el bosque, el sonido de Las cigarras anunciaban la llegada del verano, y los árboles movían sus copas como en un hermoso baile sin final alguno.

Mai dormía plácidamente su rostro parecía no haber conocido tal placer, dejo ver una breve, pero hermosa sonrisa, su piel como la nieve resaltaba en el hermoso pasto rodeado por bellas flores, las cuales resaltaba su vestido blanco.

Cuando Mai despierta, de a poco va estirándose mientras seguía en él suelo, Cuando escucho unos pasos, miro a su derecha y vio al chico nuevo del pueblo, quien la vio y luego siguió su camino.

Llevaba una mochila y por lo que vio cargada de cosas, ropa deportiva, un celular en su mano, pero cuando lo vio, noto que él no parecía perdido.

Aunque su mirada estaba más viva qué cuando lo vio Hoy a la mañana, Mai pensó que era un chico lindo, pero no quiso saber a donde iba.

Mai se paró y luego decidió irse, ya que tenía que trabajar luego, en este pueblo era normal que el papá de Mai mantenga su negocio abierto desde el medio día hasta las doce de la noche.

Incluso había días en los que solo trabajaba hasta el medio día, Mai se dirigió directamente a su casa, en el camino se encuentra con Taro hermano menor de Kaito.

Taro le pregunta si hoy iría a jugar con ellos al mar para buscar caracolas, pero Mai le dice que hoy estaba ocupada, Taro se despide de Mai diciéndole que no había problema, ya que hoy jugarían a otra cosa.

Mai llega a su casa, y la mamá le dice que la comida ya está, y que luego valla al súper qué su padre ya estaba allá. Antes de sentarse a comer Mai prepara todo para bañarse primero.

Luego se sienta a comer, y la mamá le dice, "Otra vez subiste hasta la cima de la colina, sabes que debes cuidarte, no te esfuerces demasiado, ¿si?"

Mai le dice que no se preocupe que ella estaba bien, y que no le iba a pasar nada mientras que su mamá permanezca con ella. la mamá la abraza, "Aun así cuídate, y no hagas locuras".

Mai le da las gracias por la comida, y luego se apronta para poder ir a trabajar, mientras se aprontaba, antes de salir se ve al espejo de su cuarto, y su mirada se torna en una mirada fría y triste, y luego sale de la casa dirigiéndose al supermercado.

al dirigirse hacia allá, iba por el otro lado del camino el chico que le cruzo en la montaña, parecía estar recorriendo el lugar, lo que Mai pensó que quizás para él, el pueblo se vería divertido.

Cuando llega al supermercado, kaito estaba barriendo en el piso, "aah si llegaste", le dice en tono de burla, Mai lo mira fríamente y no le dice ni una sola palabra.

Mai atiende y habla con los clientes como siempre, kaito la observa y no sabe por qué decidió comportarse así, Mai hablaba con una señora y se reía.

ya para las cinco de la tarde el papá de Mai le dice a Kaito que ya podía ir a su casa. Mai queda en súper un poco más junto a su padre ordenando las cosas y cambiando precios o limpiando.

Eran las siete de la tarde y Mai fue a entregar unos pedidos, el sol hacía que el color del cielo se torne en naranja rojizo, y el pueblo se iluminaba con su brillo.

Cuando Mai camina entre los locales y restaurantes del pueblo, allí se encuentra con los dos señores de siempre jugando ajedrez y tomando café, Mai los saluda y luego entra al café para dar los pedidos.

Al terminar se despide y se dirige al súper nuevamente, cuando escucha risas y gritos de alegría, y allí ve al chico nuevo jugando con los niños al fútbol, y entre ellos estaba Taro.

Mai al verlos jugar sonríe con una mirada fugaz y alegre, el paisaje que la luz del sol dejó ver ese día era inolvidable.

Al volver al supermercado el padre le dice a Mai que tiene un último pedido para entregar, pero que podía hacerlo mañana, ya que él solo lo había aprontado.

Mai ledice que ella lo llevara y de ahí se irá a la casa, el padre apaga las luces y sierra todo con llave, "no te demores", le dice el papá, "no lo are", responde Mai.

Mientras caminaba en la noche, las luciérnagas empezaban a iluminar el pueblo, salían de los árboles, del pasto y de hasta de bajo las rocas.

el lago se iluminaba con la luz de la luna y las luciérnagas parecían estrellas flotando en él.

Llegando colina arriba cruza por la casa de Kaito y allí en el patio estaba él y el chico nuevo, sentados en la banca de bajo del árbol del jardín.

Kaito se acerca a la cerca solo para saludarla, y Mai se da cuenta, pero el otro Chico se acerca, por lo que solo saluda de lejos tímidamente sin decir una sola palabra.