Tristán Firefly, es un esclavo que fue vendido a sus tres años de edad, siendo tratado de una forma cruel e inhumana. A sus ocho años continúa con esa vida, su único sueño es tener una familia propia con su pareja destinada, pidiendo una señal a su Dios. Encontrándose con ella un día después, pero tienen que separarse. Gracias a ello, vuelve a su vida normal, su amo casi lo mata y lo tira al bosque quitando toda evidencia para no ser acusado de asesinato. Todos los creen muerto ahora y con eso logra ser libre para hacer su nueva vida como quiera.
¿Logrará encontrarse de nuevo con Shahiem y ser felices juntos?
NovelToon tiene autorización de Someng para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Información importante
Ágata no estaba contenta con los resultados de su investigación, muchas sirvientas le contaban chismes sobre la esposa del señor David, pero eran cosas que no le interesaban en lo absoluto. Su abuela parecía que estaba segura de que la esposa de ese hombre era en realidad la abusadora, tenía sus propias razones para pensar eso. Le había mostrado sus pruebas que había encontrado en diferentes lugares de la casa, incluso tenía ganas de matar a esa mujer lentamente. Ella no tenía tantas pruebas como parecía tenerlas en contra de lo que decía su abuela, lo único que tenía de malo, era que creía que esa mujer era inocente de algo. Utilizó un cristal morado para cargar su poder de alma, los seres de luz eran los más poderosos en ese mundo, pero ya no existían más en ningún sitio, estaban extintos a causa de la gente ignorante que los casaba con tanta insistencia y miedo de ellos por ser diferentes a todos. Ella solo podía hacer magia con la ayuda de los cristales y su energía que estaba dentro de ellos, lo único que podían hacer todos, era eso, incluso su abuela necesitaba llevar consigo un collar con su cristal correspondiente. Esa energía era lo único que tenían para no morir, los seres de luz eran los que hacían que todo estuviera lleno de vida, por eso todos buscaban a los causantes de la vida en el bosque que rodeaba el pueblo. Dio un salto cuando oyó la puerta abrirse tan agresivamente de un empujón, era Tristán, pero no la saludó o algo, únicamente entró y tomó un banquillo para luego irse al baño. Era la primera vez que lo veía tan desesperado por ir a un baño, normalmente no hacía nada, nunca comía tanto, su cuerpo simplemente absorbía todo lo que comía. Estuvo pensando un poco para saber su desesperación para entrar, solamente pudo creer una verdad de la naturaleza de un hombre. Se acercó al baño para hablar sobre el tema.
-Tristán...es muy normal que tú ... Pajarito se pare, eres muy pequeño, pero puede pasar...
-¿De qué hablas?.- Dijo Tristán cansado y suspirando, mientras Shahiem se acomodaba su ropa interior y su vestido sin qué él mirara algo.
-¿¡TE ESTÁS MANOSEANDO EN MI BAÑO!?…. Tristán…. Si te atreves a hacer eso ahí... Te juro que te daré la paliza de tu vida...-Estaba furiosa por lo que pensaba.
Tristán no dijo nada, pero así como entró de rápido lo hizo para irse, no sabía que pensar ninguno de los dos, pero ella nunca pensó que ese niño estuviera creciendo tan rápido. Al final sería como todos los hombres que conocía, parecían más perros que humanos, siempre estaban con una y con otra jugando con sus sentimientos. No conocía a un solo hombre que fuera fiel desde el inicio hasta el final, siempre había un problema en las relaciones gracias a ellos, por eso ella nunca estuvo interesada en ningún hombre para casarse y tener hijos. Pero no tenía que tener su mente en ese tipo de pensamiento, necesitaba exclusivamente reflexionar y opinar en dos cosas que eran importantes para ella. Buscar a los que podrían ser los últimos seres de luz, y eso talvez, había la posibilidad de que solamente fuera uno nada más. Incluso si eran hombre y mujer podía salvar su especie y protegerla junto con sus seguidores. Lo segundo era ayudar y salvar a Tristán únicamente si su abuela no lograba comprarlo y hacerlo a la buena.
- Abuela... Necesito que intentes comprarlo hoy.- dijo mientras tomaba un morral en dónde llevaba ropa y una máscara.- El tiempo es crucial, cada momento perdido puede llevar a un desastre y lo sabes mejor que nadie.
Su abuela asintió sin dudarlo, tomó una bolsa llena de monedas, lista para comprar al pequeño y darle un hogar al fin. Ágata se fue por la puerta trasera en dirección al bosque con la esperanza de encontrar a los seres de luz.
...****************...
Shahiem se mostraba algo molesta. Su tío había mandado a su único amigo a limpiar la casa, el jardín e incluso a los animales que tenían en sus corrales. No le parecía nada justo, menos por como le había gritado y pegado para que lo hiciera. Casi lloraba por el miedo de ver cómo le pegaba, si Tristán no le hubiera visto con miedo y suplicando que no llorara... Parecía que si lloraba un poco a él le iba mucho peor. Salió de su cuarto para buscar a Tristán, no le gustaba estar lejos de él tanto tiempo. Estuvo buscando en todas las habitaciones sin éxito alguno, lo único que se le pudo ocurrir era que estaba en el jardín. Era razonable por el tiempo que había pasado, era la una de la tarde, casi la hora de comer, podría verlo ahí. Todos los sirvientes comían tres veces al día sin excepciones, vio por la ventana que daba al jardín trasero, ahí estaba cortando los arbustos y barriendo todo lo que cortaba. El calor de afuera era insoportable para todos, pero él seguía ahí como si fuera cosa de todos los días. Le gustaba que fuera trabajador, eso significaba que en un futuro tendría un hombre trabajador y responsable a todo momento. Igual sus hijos serían como su padre, pero mientras no quisiera una mujer mantenida, todo estaría bien. El cielo comenzó a verse grisáceo, ella había aprendido el significado de ese color en el cielo. Su madre le veía de lejos, esperando a que dijera algo para humillar al esclavo, pero la pequeña solo besó la parte donde se veía a Tristán.
- Mamá voy a salir a comprar una capa para mí futuro esposo, nos vemos en la comida.- dijo mientras bajaba las escaleras para irse.
Su madre no quería creer los gustos de su hija, pero no importaba a quien eligiera como pareja, ella no era heredera de algo, solo su abuela materna le quería. Esa mujer era hermosa aún a su edad, pero era rara, nunca quiso a sus hijos, siempre gritaba que eran unos monstruos sin corazón. Recordaba que había abandonado su familia y se había ido a un reino que esperaba a un rey. Era patética, talvez por eso se llevaban tan bien su hija y su madre.
