Cuando La Villana Quiere Cambiar

Emma y su padre le quedaba poco para llegar, antes de eso, Alessandro había enviado una carta avisando sobre su visita.

En la entrada de dicha residencia, para sorpresa de ambos, el archiduque y su hijo esperaba para recibirlos.

— que inusual que me recibas tu mismo, Isaac.

— le debo una disculpa a tu hija, Nicolás asustó a la joven Emma y se presentó sin tu permiso...— Isaac golpea levemente la espalda de Nicolás—... Pídele disculpa.

— yo... Siento haberme presentado sin él permiso del duque.

Alessandro frunció el ceño ante el niño, causándole un poco de miedo. Sin embargo, Emma le jala la manga de la ropa en señal de que aceptara la disculpa.

— solo por mi hija te perdono.

— por favor, entren, el invierno es más fuerte este año.

Copos de nieve empieza a cae, el duque reacciona tomando la mano de su hija y entra en la gran mansión. Isaac aprovecha la oportunidad y empieza hablar con Alessandro, mientras que ambos niños caminaban a la par.

— oye... De verdad lo siento si te llegue a asustar con lo que te dije— susurró Nicolás...— tal vez no me creas y pienses que estoy loco.

— realmente vine por eso... Quiero hablar contigo para saber cómo es que sabes eso...— murmuró igual Emma.

— ven, sígueme...— Nicolás tomó la mano de Emma y se la llevó a otro pasillo.

Alessandro iba distraído con Isaac, así que no se dió cuenta cuando se fueron los niños.

— tengo mucho que informarte, Isaac... Vayamos a un lugar dónde podamos hablar y yo poder vigilar a Emma-...— el hombre se detiene al ver que no había nadie detrás de él...— ¡¿Emma?!... ¡¿Donde se fue mi hija?!

Con una pequeña sonrisa, Isaac le dice.

— de seguro Nicolás le está mostrando la casa, ya enviaré a una sirvienta que lo busquen. Quédate tranquilo, mi hijo puede ser alguien callado, pero es un caballero, además que he visto que está cambiando un poco y más desde que conoció a Emma...

— yo-...

— confía en tu hija, ven, vayamos a un lugar mas cómodo, supongo que vienes hablar sobre lo de la otra vez.

Sin más remedio, el duque accede, yéndose a la oficina de Isaac. Ambos había tomado asiento y Alessandro comienza.

— renuncie a la corte como te lo dije. El emperador me llamó por algo estúpido y aproveché el momento de hacerlo.

— recuerdo que viniste a mi oficina esa vez, me quedé perplejo cuando me dijiste que tú poder mágico estaba desapareciendo... Aún no entiendo cómo.

Si, esa vez en la que Alessandro fue en hablar con él archiduque en la oficina, fue para hablar sobre algo muy importante, pero no era de Emma, si no que muy pronto, el duque se quedará sin poderes, eso fue una parte de lo que Nicolás había escuchado antes de salir corriendo. Alessandro no le dijo más nada fuera del lugar. Solo que su magia cada vez era menos y que debía de enseñarle todo lo que sabe a Emma para que pueda defenderse si llegara el momento...

Volviendo al presente.

— Alessandro... ¿Dime cómo fue que llegaste a ese estado?... Te pregunté esa vez y no me respondiste. Soy tu amigo...— recalcó Isaac...— fue por Emma ¿Verdad?

Cerrando los ojos pesadamente, Alessandro le responde...

— si... Fue para salvar a Emma, es lo único que puedo decirte.

— no me dirás más ¿Verdad?

— lo siento, pero es solo Emma quién tiene el derecho a saber la verdad realmente. Cuando sea el día, se lo diré.

Isaac le ofrece una sonrisa conmovedora a su amigo y ya no preguntará más, puesto a que vio en los ojos de Alessandro mucho dolor.

— bueno, no sigamos, veo que te lastima mucho ese tema, si Emma está bien, tú también lo estás... ¿Un trago?

— claro que no... Estoy con Emma. ¿Que pensaría mi hija si me viera tomar?... Solo dame un té fuerte.

— de acuerdo... Veo que quieres ser el padre perfecto para ella.

— no perfecto, Isaac... Por lo menos ser uno que ella merece.

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Emma estornuda de repente. Ambos niños se encontraba en una sala de estar.

— ¿Estas bien?— preguntó Nicolás.

— si... Y... ¿Me dirás cómo es que sabes que moriré de tal manera?

Con un suspiro fugaz, Nicolás la mira a los ojos, la esperada revelación que Emma quería escuchar desde ayer, por fin le será dicha.

— creo... Creo que volví en el tiempo...— Emma se asombra tanto que se queda sin aliento, ella lo miraba con gran impresión, pero lo deja continuar.

El joven relata que hace más de un mes despertó siendo un niño igual que le pasó a Emma; cuando en realidad era un adulto de 22 años. Emma no le toca más de otra que suponer que él también recuerda su vida pasada.

— no sé cómo pasó, de un momento a otro, había despertado aquí, 10 años antes... Aunque mi vida no era la mejor en ese tiempo, siempre deseé cambiarla y no ser ese débil hombre que decepciono a su padre...

— ¿Decepcionó?

— así es... Fuí alguien que siempre permanecía escondido detrás de la sombra del miedo, cuando cumplí mi mayoría de edad mi padre me pidió hacerme cargo de los negocios familiares y yo me negué porque me sentía inseguro, sintiéndome incapaz de todo. Mi padre no me había dicho nada, pero sabía que lo había decepcionado... Ahora, que tengo está nueva oportunidad, pienso corregir mis errores.

Emma se quedó en silencio al oír esa pequeña historia casi parecida a la de ella, que Nicolás le toma la mano.

— tal vez no me creas, pero conocí tu futuro... Por eso, trato de evitar que hagas algo así.

La albina saca una pequeña sonrisa, así que le pregunta.

— ¿Por qué te preocupa tanto mi futuro?

— porque para mí, tu vida valía más que el de la princesa...

A Emma mirarlo a los ojos, por fin reconoce al muchacho.

“Ahora lo recuerdo, jamás nos llegamos a conocer, pero lo vi en el momento del juicio, fue la única persona en verme con tristeza... Fue fugaz nuestras miradas, sus ojos fueron los que me hicieron reconocerlo... Apesar de querer también cambiar su futuro, quiso salvarme del mío avisándome de esa forma"

La albina de imprevisto lo abraza y le dice.

— gracias.

Nicolás se había tensado sobre los brazos de Emma, que aún así le pregunta con algo de sonrojo.

— ¿De verdad me crees?

— si, así que haré caso a tu advertencia... Cambiaremos nuestro camino ¿No?

El niño se separa para así decirle...

— seamos aliados, Emma.