Mi madre tenía una extraña obsesión: la vida después de la muerte. Y yo, que la amaba con locura, vivía aterrorizada por sus historias. Su amor incondicional por mí y por mi padre era nuestro universo, un refugio perfecto donde todo giraba en torno a la familia.
Mi padre, un hombre que se desvivía por nosotros, era la definición de lo que era una familia normal, hasta que ella hablaba. Hasta que llegaban esos días en los que, sin aviso, rompía la normalidad con sus historias sobre reencarnación y un destino que, según ella, ya estaba escrito. En esos momentos, nuestra vida perfecta se sentía como una frágil mentira, a punto de romperse.
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo VIII Secretos ocultos.
Punto de vista de Ethan
Apenas puse un pie en la casa de Aria sentí como me transportaba a un mundo donde podía ser normal.
La interacción con sus padres y la manera en la que ellos protegían a su hija hizo que esa parte de mí que había mantenido dormida despertara.
Durante el almuerzo aunque me sentí invadido por las preguntas que Lorenzo y Alma me hicieron, ver cómo se demostraban afecto más allá de lo que pasara a su alrededor fue un recordatorio de lo mucho que anhelaba sentir como humano, pero ese sentimiento fue sacudido de mis pensamientos de manera abrupta y es que desde que me convertí en la criatura que ahora soy enterré para siempre mis sentimientos.
Después de almorzar pasamos a la biblioteca donde el olor a libros antiguos inundó mis fosas nasales llevándome a un pasado doloroso en el que perdí a mi verdadero padre y tanto mi madre como yo fuimos convertidos en esto que ahora somos. Llevado por los recuerdos pasé mis dedos por aquellos libros deteniéndome en uno en específico. Sin dudar lo tomé entre mis manos acariciando la portada de este. Leí el título en su portada: "Criaturas de la oscuridad" así fuimos llamados por los humanos en la antigüedad.
—¿Te gusta ese tipo de lectura? — La intensa voz de la mamá de Aria me trajo de vuelta a la realidad.
—No, solo me llamo la atención su portada. — Respondí sin titubear.
La mamá de Aria se acercó a mí quitándome el libro y devolviéndolo a la estantería.
—Esta lectura no es para jóvenes de su edad.
Sentí escalofrío cuando Alma clavo su mirada en mis ojos, parecía que quería leer mi alma. Eso fue un momento incómodo, ya que no tengo una. Para eliminar la tensión del momento me senté al lado de Aria y empecé a sacar mis apuntes con la idea de empezar a explicarle el tema.
Alma se retiró después de dar algunas instrucciones a su hija dejándome con la idea de que ella era una mujer enigmática y que detrás de esa fachada de mujer fuerte había un gran temor oculto.
Trate de concentrarme y parecer tranquilo para explicarle a Aria, pero la incertidumbre de conocer cuáles eran los secretos de esta familia me mantenía ansioso.
Sin embargo, escuchar la dulce voz de Aria quien con su dulzura me decía que era un buen tutor me hizo olvidar mis locos pensamientos haciendo que toda mi atención se dirigiera a ella, el sonido de su voz era como un arrullo que calmaba mis inquietudes. Me concentre tanto en lo que decía que mis ojos bailaban entre sus suaves labios y sus ojos verdes. Estaba perdido y no me daba cuenta.
—¿Todo bien? — Escuché a la mamá de Aria preguntar.
—Si, mamá. Todo bien Ethan es muy buen profesor al fin pude entender estos problemas. — Respondió Aria entusiasmada, en cuanto yo desvíe la mirada con nerviosismo.
—Tu papá está por llegar, sal a saludarlo y si aún falta algo por entender vuelven a la biblioteca. — Dijo Alma mirándome como queriendo leer mis pensamientos.
—Creo que ya Aria entendió todo, además tampoco se puede abusar de nuestros cuerpos. Pienso que por hoy hemos terminado. — Dije recogiendo mis cosas.
—Gracias por la ayuda, de verdad entendí todo muy bien. — Dijo Aria mirándome con dulzura.
—Quedate a cenar, seguramente a mi esposo le encantara la idea.
Sentí que Alma quería que me quedara para poder saber más de mi, ahora más que nunca estaba seguro de que ellos no eran tan normales como le hacían creer a los demás, tenían un secreto oculto que quería descubrir, pero por ahora eso tenía que quedar en un segundo puesto, ya que lo importante era encontrar a la humana cambia ojos.
Agradeci la invitación, pero con la excusa de que tenía que volver a casa pude rechace su supuesta amabilidad. Era lo suficientemente viejo como para saber que alguien mentía.
Aria me acompaño a la puerta inocente de lo que realmente pasaba entre su madre y yo, ambos habíamos visto algo en el otro. Un secreto que se ocultaba en lo más profundo de nuestro ser. Camine a la salida manteniendo el silencio, mientras que Aria no paraba de hablar.
—Gracias nuevamente por la ayuda, nos vemos mañana. — Dijo con ternura.
—Hasta mañana, recuerda descansar bien.
Me despedí de ella, subí a mi moto para llevarla a mi casa, después de dejarla en el estacionamiento subí a mi habitación sin pasar por la sala, si mi madre me veía en el estado que estaba seguramente intuiria de que algo no estaba bien conmigo.
Al entrar en mis cuatro paredes me quedé mirando fijo al techo. —¿Acaso ellos son cazadores? — Susurré.
La puerta de mi habitación se abrió deja do pasar a mi mamá, que con su oído agudo sintio mi llegada.
—Hueles a humano y aún peor a esos riquillos de los Estrada. — Bromeó.
—Estuve en su casa, obviamente, su olor se impregnó en mi.— Respondi distante.
—Tal parece no te fue tan bien, no me digas que los secantes a los tres. — Continuo mi madre con sus malas bromas.
—No estoy de humor, me daré un baño para ir en búsqueda de su humana cambia ojos.
Deje a mi madre en la habitación mientras entraba al baño, no podía sacarme de la cabeza la mirada inquisitiva que me lanzó Alma Estrada y su manera de hablar sobre lo oculto, además de ese libro que habla sobre nosotros... tenía que descubrir su secreto y si ellos son cazadores no me quedaba de otra que exterminarlos, solo esperaba que mis suposiciones fueran falsas, ya que algo estaba naciendo dentro de mí por Aria.
