Diosa

Me encanta ser yo misma, Ela West. Tengo 23 años.

Mi cabello castaño claro con reflejos dorados es mi corona, y me gusta llevarlo suelto para que caiga en cascada por mi espalda en ondas suaves. Mis ojos miel son mi arma secreta, y sé cómo usarlos para hipnotizar a aquellos que se cruzan en mi camino.

Me siento orgullosa de mi figura esbelta y elegante, y me esfuerzo por mantenerla en forma gracias a una dieta saludable y ejercicio regular. Mi estilo es impecable, y siempre estoy vestida con ropa de diseñador y accesorios de lujo que reflejan mi estatus de millonaria.

Pero no soy solo una cara bonita. Soy una mujer inteligente y astuta, capaz de analizar situaciones y tomar decisiones rápidas y efectivas. Me gusta estar en control, y no me dejo intimidar por nadie. Soy una líder natural, y aquellos que me rodean se sienten atraídos por mi carisma y mi autoridad.

Sé que mi belleza y mi riqueza pueden ser intimidantes para algunos, pero no me disculpo por ser quien soy. Soy una mujer que sabe lo que quiere y cómo obtenerlo, y no tengo miedo de expresar mis opiniones y defender mis intereses.

Soy una seductora nata, y sé cómo usar mi encanto y mi belleza para lograr mis objetivos. Pero también soy una mujer que valora la lealtad y la honestidad, y no tolero la deshonestidad ni la traición.

Soy una fuerza de la naturaleza, y aquellos que me conocen no pueden evitar sentirse atraídos por mi energía y mi carisma.

Me encanta ser el centro de atención, y sé cómo trabajar mi presencia para que todos se fijen en mí.

Mi sonrisa es contagiosa, y mi risa es música para los oídos de aquellos que me rodean.

Me siento cómoda en mi propia piel, y eso se nota en la forma en que me muevo y me expreso.

Soy una mujer de acción, y no me gusta perder el tiempo en cosas que no me interesan.

Me enfoco en mis objetivos y trabajo duro para lograrlos.

Mi inteligencia y mi astucia me permiten analizar situaciones y encontrar soluciones efectivas.

A pesar de mi éxito y mi riqueza, no soy arrogante ni prepotente.

Soy humilde y agradecida por lo que tengo, y siempre estoy dispuesta a ayudar a aquellos que lo necesitan.

Mi corazón es generoso, y me gusta compartir mi buena fortuna con otros.

Pero no soy una mujer que se deje pisotear. Sé cómo defenderme y cómo luchar por lo que quiero.

Soy una guerrera, y no me rindo fácilmente. Mi determinación y mi perseverancia me permiten superar obstáculos y alcanzar mis metas.

En resumen, soy una mujer compleja y fascinante, con una personalidad multifacética y una belleza impresionante.

»Les resumo un poco de mi vida«

Mi padre es un empresario poderoso y atractivo, con una presencia imponente y una sonrisa carismática.

Su nombre es Alexander West, y es el CEO de una de las empresas más exitosas de la ciudad. Con más de 50 años, sigue siendo un hombre apuesto y elegante, con un cabello grisáceo que le da un toque de sofisticación y unos ojos azules brillantes que parecen ver más allá de la superficie.

Mi padre es un hombre de negocios astuto y visionario, capaz de tomar decisiones rápidas y efectivas que han llevado a su empresa al éxito. Es un líder natural, y aquellos que trabajan con él lo respetan y lo admiran por su inteligencia y su integridad.

Pero más allá de su éxito profesional, mi padre es un hombre de familia dedicado y amoroso. Siempre ha estado allí para mí, apoyándome y guiándome en cada paso de mi vida. Su amor y su dedicación a mi madre son evidentes en cada gesto y cada palabra que pronuncia.

Mi madre, por otro lado, es una mujer hermosa y elegante, con una sonrisa radiante y unos ojos miel que brillan con amor y calidez.

Su nombre es Sophia West, y es una mujer de gran corazón y compasión. Con un cabello castaño claro y una figura esbelta, sigue siendo una mujer atractiva y sofisticada, incluso después de más de 30 años de matrimonio.

Mi madre es una mujer de gran inteligencia y sabiduría, capaz de ofrecer consejos y orientación a aquellos que la rodean. Es una madre amorosa y dedicada, que siempre ha estado allí para mí, apoyándome y animándome a ser la mejor versión de mí misma.

Juntos, mis padres son un ejemplo de amor y dedicación, y han sido mi inspiración y mi guía en la vida.

Su matrimonio es un ejemplo de cómo el amor verdadero puede durar toda la vida, y es algo que admiro y respeto profundamente.

Crecí en un entorno privilegiado, rodeada de lujo y comodidades.

Asistí a las mejores escuelas privadas, donde recibí una educación de alta calidad y tuve la oportunidad de desarrollar mis habilidades y talentos.

Mis padres siempre se aseguraron de que tuviera acceso a los mejores recursos y oportunidades, y yo aproveché al máximo cada una de ellas.

Recuerdo los viajes que hacía con mis amigos durante las vacaciones, explorando nuevos lugares y disfrutando de la libertad de la juventud.

Íbamos a playas exóticas, montañas nevadas y ciudades vibrantes, siempre buscando nuevas aventuras y experiencias.

Esos momentos fueron inolvidables, y aún hoy en día los recuerdo con nostalgia.

Me gusta mucho salir y disfrutar de los placeres de la vida. Me encanta ir a fiestas, conciertos y eventos exclusivos, donde puedo conocer gente nueva y disfrutar de la música y la buena compañía.

También me gusta viajar y explorar nuevos lugares, probar nuevos alimentos, bebidas, y experimentar diferentes culturas.

La vida es demasiado corta para no disfrutarla al máximo, yo estoy decidida a aprovechar cada momento. Me gusta vivir la vida a mi manera, sin preocuparme por lo que otros piensen o digan.

Soy una persona espontánea y aventurera, y siempre estoy dispuesta a probar nuevas cosas y enfrentar nuevos desafíos.

En general, mi vida ha sido una serie de experiencias emocionantes y placenteras, estoy agradecida por todo lo que he tenido la oportunidad de vivir.

Nunca he tenido un novio, y la verdad es que nunca he sentido la necesidad de tener uno.

Creo que el amor no es para mí, o al menos no de la manera en que la gente lo describe.

Siempre he sido una persona que valora su independencia y su libertad, no me gustaría perder el control sobre mi vida por alguien más.

Pero, si soy honesta conmigo misma, sí creo que me enamoré una vez.

Fue en la secundaria, había alguien que llamó mi atención de una manera que nadie más lo había hecho antes.

Me gustaba todo de él, desde su sonrisa hasta la forma en que se movía. Pero nunca se lo demostré, porque siempre he querido tener el control en mis relaciones.

No me gusta la idea de ser controlada o de perder el poder en una relación.

Desafortunadamente, parece que eso no es lo que les gusta a los hombres. A ellos les gusta lo fácil, lo accesible. Y cuando me di cuenta de que no era para él, simplemente lo dejé ir.

No insistí, no luché por él. Simplemente lo dejé ir, y seguí adelante con mi vida.

Pero, aunque han pasado años desde entonces, todavía hay una pequeña parte de mí que recuerda a ese alguien.

No es algo que me obsesione o que me haga sentir mal, pero es algo que me hace recordar lo que se siente enamorarse.

Y aunque no he vuelto a sentir lo mismo por nadie más, ese alguien sigue estando en una esquinita de mi corazón, como un recuerdo dulce y nostálgico...

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