Los Secretos De Alan

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— Abuela Martha — dice Alan entrando a la habitación de Martha, al verlos ella sonríe, la enfermera le tomaba la presión antes de anotar algo en su planilla e irse dejándolo solos.

— Lamento haberlos asustado — dice ella con una sonrisa, el pequeño se acerca y la abraza por su abdomen.

— Abuela no vuelvas hacernos algo así, me preocupé mucho, llamé a los vecinos y por suerte llamaron a la ambulancia, cuando iba a buscar a papi Alan al mercado, ya estaba muy cerca — dice el pequeño haciendo un puchero.

— El alfa de la familia, no te preocupes, tú solo debes preocuparte por tu hermano y Alan, yo voy a estar bien — dice la alfa.

— Y creo que usted goza de mejor salud así como lo dice, abuela — dijo Alan a lo que ella frunce sus cejas — cuando llegamos, el doctor nos dio un diagnóstico y nos dijo que estaba muy bien de salud, muy diferente a lo que nos dijo el otro doctor, tengo ciertas sospechas que confirmar con los resultados que nos den en unos minutos.

—¿Cómo que unos minutos?, eso puede tomar horas — dijo ella.

— Porque puede haber una posible denuncia a este hospital por parte de James y yo al ver que nuestro familiar ha sufrido mala praxis, y también por intento de asesinato intencional — Martha se sorprende, pero de una vez le dice Alan — no te preocupes, te vas a poner de nuevo mal, se te puede bajar la presión de nuevo.

— Estoy bien, no deberías haberte involucrado en mis problemas, podría ser peligroso y tú ya tienes suficientes, cargar con un hijo muerto no es fácil — dijo ella haciendo que el lugar se tense.

— Ya le he dicho que nombrar ese tema es fatal tanto para usted como para mí, abuela, son niveles que no podemos tocar aún — dijo el omega quien traga grueso porque la sola mención de ese tema lo enferma, porque sinceramente no cree que su hijo sea él, pero le ha tocado a las malas resignarse.

Para cambiar de tema, Martha habla — ¿dijiste James?, ¿mi ingrato hijo está aquí?

— Le puedo asegurar que si lo comparamos con la bastarda de Ginevra, es un santo — eso hizo que Martha gruñera, pero no él quitó la razón — ambas sabemos que tengo razón, no sé cómo pudo nacer tan mal teniendo una madre tan buena.

— Genes no heredados de mí, sino de mi madre — dice ella.

— Voy a buscar a mi tío y su novio— dijo dejando de abrazar a su abuela haciendo que ella ría por lo que acaba de decir.

—¿Vicent está aquí también?— pregunta a Alan una vez el pequeño sale.

— Sí, están esos par de idiotas afuera — dijo Alan acariciando su vientre.

—¿Qué te hicieron?, tú no tratas a nadie de mala manera sin razón — dijo ella cruzada de brazos.

— No le contaré porque se podrá de lado de su hijo y su novio, eso es obvio después de lo que me dijo Marcus — dijo y la señora se queja.

— Ese chismoso.

— Entre nosotros no debe haber secretos, pero incluso a él no se lo he dicho, porque los dos son iguales —dijo el y los alfas entran — allí están tus idiotas.

— Mi yerno y mi apestoso hijo — dijo Martha con burla y Vicent vuele a quejarse.

—¡Señora Martha ya le he dicho miles de veces que no es mi novio!— dijo Vicent sin despegar su mirada del único omega en la habitación.

Y Martha podrá ser por su naturaleza de alfa un poco tonta, pero sabe entender cuando un alfa ha encontrado su destinado yese parr de idiotas como los llama Alan, son sus destinados — así que eso era lo que no querías contarme.

— Tal vez — dice Alan y los mira — dejen de mirarme o mi puño estará en su cara.

— Eres demasiado agresivo — dijo James haciendo un puchero.

— Papá — dijo Marcus llamando su atención así que no le toca de otra que callarse.

— Bien — es lo único que dice.

— Lamento perderme por mucho tiempo, madre, pero nos pasamos muy ocupados en la empresa — dijo James — deberías ir a vivir conmigo para que pueda estar tan pendiente de ti.

— Alan es mejor guardaespaldas que tú, si vamos a ser sinceros — dijo la mujer con su rostro arrugado, fingiendo enojo — no aceptaste casarte con ningunas de las hijas de mis vecinas, eran muy sumisas, delicadas y...

— Sobre todo feas — dijo James ganándose un golpe en la cabeza por su madre — ¡Mamá!

— ¡Te lo mereces por falta de respeto!,¡ahora tu castigo es tener un omega al cual no estarás jamás a la altura porque no necesita de un alfa para ser feliz!, ¡omega digno de admiración!, ¡serás el amo de casa mientras él va a trabajar!, ¡y sobre todo serás su esclavo!— sentencia con diversión y Alan la mira con cariño, es de las pocas alfas que le tiene un gran aprecio.

Entre los alfas estaba los de la familia Kim, Philips que quien sabe dónde estará en esos momentos y sobre todo de los Kim, su amiga K.

— Debió tener a muchos omegas muriendo por usted cuando joven — dijo Alan con burla.

— Pero yo solo tenía ojos para el padre de todos mis hijos, Vinicius — dijo ella con melancolía.

La puerta fué abierta de nuevo y una mujer de mucha elegancia y mirada llena de odio entra.

— Ginevra — dice James con dureza —¿te atreves a venir aquí después de lo que provocaste?

Y como la niña del exorcista, Alan voltea su cara hacia dónde está ella con su cara de odio, pero la de Alan era peor.

Si tuviera los juguetes del presidente de Corea del norte, y los cohetes de Elon Musk la lanzaría al espacio con los juguetes

—¡Así que tú eres la perra que la manda todo el tiempo para el hospital!— Marcus tapa sus oídos mientras ve por la ventana, ya sabía que su padre era muy temperamental y que estaba esperando por mucho rato encontrarse con la tía Ginevra hacerle una nueva cirugía facial más efectiva que las que se ha hecho en años.

— Mira omega desubicado, no sé quién te crees para hablarme así, pero lo que le pase a mi madre tal vez es solo dramatizando como siempre, y tú James deja de culparme que tú también eres un dolor de cabeza para mi madre — dijo ella con mucha tranquilidad.

Tranquilidad que le quitó Alan cuando la toma del cabello con fuerza y estampa su cara en la pared más cercana sorprendiendo a todos menos a Marcus que ya sabía que iba a pasa.

Martha no opina solo se calma porque desde hace mucho que el omega quería hacerle eso a su hija y se lo merecía.

—¡Mamá dile a tu perr4 que me suelte!— ante lo dicho Martha se ofende y le dice.

— Acomoda un poco su boca Alan, para ver si aprende a respetar, estar muy junta con esa gente de élite la ha vuelto muy irrespetuosa — dice Martha.

Alan la golpea dos veces contra la pared y luego cuando su nariz sangra, hace que lo mire a la cara — creo que mi maquillaje te queda mejor.

— Le diré a la policía — dijo ella como amenaza pero el omega solo ríe de forma sarcástica, su personalidad destructiva había tomado el control y nada lo iba a parar hasta verla sumisa.

— Te reto, y te reto a sobrevivir después de eso, no me conoces, ni siquiera quienes están de mi lado — los alfas se iban a acercar para tratar de acercarse para calmarlo, pero su mirada de que quiere asesin4r a todos, los detuvo — ¿ves a esos idiotas allí?, son mis perros falderos, ¿no sé te hace una idea de lo que pueden hacer por mí?, ¿sabes a qué familia pertenezco?, te sacarían de la élite si así lo quieren, que no te confunda el lugar donde vivo, porque allí vive tu madre y tiene demasiado dinero para estar viviendo allí, ahora que lo pienso, ¿qué dirán todos al saber que tienes a tu madre viviendo en una pocilga mientras tú te das la gran vida con su dinero y él de tu marido?

No se había puesto tan tensa ni con el dolor de su cara hasta que habló el omega todo lo que dijo y una vez la suelta está cae al suelo.

Él extiende su mano con burla — un placer, Alan Kim, ¿te suena el apellido?

Ni el dolor en su cara era tan fuerte como para quitar su impresión.

Las cosas iban a cambiar por aquí.

La puerta se abre y el doctor se impresiona al ver a la chica en el suelo muy golpeada —¿qué sucedió?

— No lo sé, ya venía así cuando llegó, es hija de Martha, dice que le llegó su castigo ella mientras peleaba con la paciente hizo a enojar a Martha y por eso está en el hospital, ella está un poco loca, doctor, pasa que no ha tomado sus medicamentos y por eso está así, ¿no es cierto, hermanita?— dice con mucha calma Alan ayudando a la bastarda a levantarse.

— Sí, es cierto — dijo ella tartamudeando.

— Pero ya tomó un medicamento que la va a hacer comportarse mejor a partir de ahora — dijo Alan y solo decir eso le dio escalofríos a Ginevra.

¿De dónde su padre había sacado a ese omega psicópata?

— En fin, tenemos los resultados, y sí, esas pruebas están mal, esto fue muy bien planeado — dice el alfa con vergüenza — lamentamos lo sucedido, la policía ya viene en camino, ¿tiene los medicamentos que le dieron?

Alan saca de su bolso dos botes de pastillas — el bastardo de Kendrick nos dijo que debía tomarlas en la mañana y en la noche.

Lo sabía, y eso solo podía significar una cosa, alguien la quería muerta.

Una vez el doctor se va de nuevo voltea hacia Ginevra y ella niega rápidamente abriendo sus ojos como platos — ¡yo no fui, lo juro!

— ¡Más te vale, porque lo que te haré comparado con esto, será una caricia!— dijo con una sonrisa.

— Tía Ginevra — dice Marcus mirando a la mujer — te ves fabulosa.

Eso hizo que se enojara y saliera de la habitación tambaleando al caminar.

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