—Te quise cuando no te entendía, te ame incluso cuando no debía—
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/El Regalo/
Me desperté muy tarde, la verdad las sábanas estaban muy cómodas como para irme y dejar que se enfriaran, estaba lloviendo, las gotas de lluvia golpeaban la ventana sin parar.
Escuché algo afuera, parecían gritos, me levanté con rapidez y mire por la ventana, ví como tres hombres traían a un chico, tal vez de quince o dieciséis años, estaba gritando, al parecer, lo secuestraron, pero no lo entraron a la casa, lo llevaron a una pequeña casita apartada de la hacienda, lo supe por que ellos se dirigían a la parte trasera.
La puerta de mi cuarto se abrió, yo di un brinco y mire a Erick, no parecía enojado, más bien un poco ¿feliz?, si se puede decir eso, se acercó a mi lentamente, tenía las manos atrás de la espalda, traía una sonrisa juguetona en su rostro.
—¿Dormiste bien?—preguntó con tono feliz.
—¿Eso te interesa?—dije con voz amargada y un poco somnolienta.
El puso las manos adelante y en ellas había una caja, una caja pequeña, me la extendió a mi, para que la abriera.
—¿Para mí?—pregunte con curiosidad.
—Pues no veo a nadie más aquí—dijo con una sonrisa.
Yo agarre la caja y luego la abrí, para ver una hermosa joya, un collar de corazón azul de cristal, era muy precioso.
Yo lo agarre y me quedé sin palabras, nadie me habia regalado algo tan lindo.
—Es...es precioso, muy precioso—dije con voz suave—¿Por qué?
—Solo quería darte un detalle—dijo con voz orgullosa.
—No pareces del tipo que secuestra y mata gente—dije mientras lo miraba.
—Si, mi vida nunca fue fácil—suspiro—Y este trabajo me salvó de morir
—Erick, es solo un niño—dije con preocupación.
—¿De qué hablas?—pregunto él
—Vi como tus hombres se llevaban a un niño, y lo sé, nada bueno va a pasar con él—dije con un poco de enojo
—Así es el negocio, tienes que buscar algo que traficar—resoplo y luego se alejó de mí, hasta quedar al otro lado del cuarto.
—¿Qué le van a hacer?—pregunte con ira
—No sé, tal vez le saquen los órganos, lo droguen, lo vendan o lo violen—dijo sin sentir compasión—no soy yo el que lo quiere
Me quedé sorprendido al ver la tranquilidad en su voz, al saber que tal vez le harían todo eso a ese pobre niño.
—¿Y tú estás tranquilo sabiendo eso?— pregunté con indignación.
—No, esto no me hace feliz, Pero es lo que me da dinero—dijo y se acercó a la puerta.
—¿Entonces por qué no lo haces conmigo también?—le pregunté con un poco de inseguridad en mi voz
Él se detuvo en seco, sosteniendo la manija, parecía que se hubiera quedado congelado, pensando.
—Porque los chocolates no tienen pies—respondió con suavidad en su voz
Otra vez estaba hablado cosas sin sentido, no sabía por qué decía eso, no sabía por qué no me traficaba a mí también, no sabía por qué él... Se me hacía tan famíliar.
—No entiendo nada de lo que dices—respondí
Él me miró y me dio una sonrisa cansada, luego abrió la puerta.
—Algún día todo tendrá sentido para ti, lo prometo—dijo y luego salió dél cuarto, dejándome ahí solo, ahogado en mis propios pensamientos.
Alguien toco la puerta, yo caminé hacia ella y la abrí, solo para encontrarme con gloria, quien tenía una bandeja con un sandwich y un jugo, me miraba con una sonrisa cálida
—Tenga joven, me preocupó que no fueras a desayunar—dijo
—Eh, si perdón, es que estaba muy cómodo durmiendo—dije con una sonrisa cansada.
—¿Qué tal si platicamos un poco?—dijo con una sonrisa amable
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