Tus Ojos

Después de despedirme de Rodrigo tomé un taxi y salí directo para el hotel, quería bañarme, comer algo y descansar.

Tan pronto llegué me liberé del traje que tuve puesto durante el día, me sentí pesado debido a todo lo que tuve que hacer hoy y me dirigí al baño, allí estuve al rededor de una hora, cuando por fin logré sentir que eliminé todas las impurezas de mi cuerpo salí y me cambié, llamé a pedir mi cena en servicio a la habitación, pero ya era tan tarde y la verdad no me había fijado de la hora y ya la cocina estaba cerrada, entonces era aguantar hambre o salir a buscar algo para cenar, así que opté por lo segundo, ese baño me dio la energía suficiente para salir.

El hotel estaba en una buena ubicación así que solo fue caminar un par de cuadras y así llegué a un restaurante, se veía limpio, pequeño y no era costoso, allí pedí un churrasco con papas a la francesa y un jugo de maracuyá en agua, comí todo muy rápido aparte de que tenía hambre estaba muy delicioso, pagué el valor de mi pedido y salí a dar un paseo por la zona mientras hacía digestión.

Ya llevaba unos 20 minutos caminando y ya eran las 9:59 de la noche, cuando de repente a lo lejos ví a la chica con la que me choqué esta tarde entrando a un callejón muy oscuro, sentí curiosidad y además preocupación de que caminara sola por aquel lugar, ya que se veía muy peligroso, así que me acerqué rápidamente y cuando ya estaba pensando en adentrarme en esa oscuridad cuando de repente de allí salió la gatita de hace dos noches atrás, me alegró verla de nuevo pero a la vez me generó cierta confusión, de igual forma fui y le hablé.

—Hola gatita, pensé que no te volvería a ver.

—¿Miau?

—¡Oh sí! Qué tonto, hay mucha gente, no puedes hablar.

La tomé por su panza y la cargué, luego me adentré con ella en aquel callejón.

—Suéltame, no te di permiso de tocarme.

—Lo siento, me emocioné un poco al verte, pero cuéntame, ¿qué haces por estos lados?--

—Trabajando. Y no me pidas detalles porque no te los daré, así que si me permites, me voy. Y como siempre, no fue un placer verte.

—¿Pero por qué eres tan agresiva conmigo? Estoy siendo amable.

—Sí, lo siento. Es que de verdad me has encontrado en los momentos más inoportunos, sumando que sabes que puedo hablar, así que me encuentro en desventaja frente a ti.

—No te preocupes, no le diré a nadie.

—Igual si dices, ¿quién te creería? Quedarías como un loco frente a los demás, así que lo mejor es que guardes para ti solo esa información.

—Pues en eso tienes razón. Pero si en algún momento puedo grabarte, con esa evidencia sería más que suficiente.

—¿Y qué ganarías con eso? Por favor, soy una simple gata, no te obsesiones.

—No lo sé, no creo que seas solo una simple gata. Hay algo en ti que hace que mi subconsciente actúe por sí solo y me dé el impulso de querer descubrir qué hay más allá de ese lindo pelaje y esos ojos verdes. Además, también te quería preguntar: antes de encontrarnos en este callejón vi que una chica ingresó. ¿Viste hacia dónde se fue?

—¿Chica? ¿Qué chica? Ah... eh... sí, sí, ella entró al callejón y pasó por mi lado, al parecer iba con afán porque se echó a correr... ¿por qué la pregunta?

—No, no por nada. Son cosas mías. Bueno, te dejo para que hagas tus cosas. Espero verte pronto.

—(Suspiré de alivio) Ok, adiós--

Aquella gata se perdió de mi vista en menos de cinco minutos.

Hay algo en mí que me dice que debo descubrir lo que haces, o quién eres, definitivamente no eres una gata común.

Regresé al hotel, ya eran casi las 11 de la noche así que me dispuse a dormir.

Desperté cerca de las ocho de la mañana, un poco desorientado al principio, el sueño había sido profundo pero inquieto, lleno de imágenes borrosas que se mezclaban entre la figura de la gata y Natasha, me froté los ojos y me senté en la cama, aún preguntándome si todo lo que viví la noche anterior fue real o producto de mi imaginacion pero no, se que es real ya que no es la primera vez que me encuentro con ella, estaba más que claro que ella era real.

Me levanté, me aseé rápidamente y bajé al comedor del hotel para desayunar, necesitaba despejarme y organizar mis pensamientos, pedí café negro, huevos revueltos y pan tostado. Mientras comía, no podía quitarme de la cabeza esa mirada felina tan penetrante, había algo hipnótico en esos ojos verdes, como si me arrastraran a una realidad paralela que no lograba comprender del todo.

Luego del desayuno, regresé a mi habitación, me vestí y salí con la intención de recorrer la ciudad un poco más aprovechando mi tiempo libre, pero al pasar por el callejón donde anoche vi a la gata, algo en mi interior me empujó a entrar, a plena luz del día, aquel lugar no se veía tan oscuro y enigmático, pero aún conservaba un aire misterioso, caminé lentamente, observando cada rincón, cada detalle de las paredes viejas, como si esperara que algo saltara a revelarse, específicamente, poder verla de nuevo.

El resto del día pasó sin muchas sorpresas, traté de distraerme, de concentrarme en los asuntos que me habían arrastrado a esta situación , pero era inútil, siempre que le daba y le daba vueltas al asunto llegaba al mismo lugar, a nada, no sabía si estaba avanzando o todo iba en retroceso.

Esa noche, mientras me preparaba para dormir, dejé la ventana del hotel entreabierta, necesitaba un poco de aire fresco para poder dormir y despejar mi mente, no quería llegar a la frustración, debía mantener la calma para soportar los cambios que estaba enfrentando.